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Ioannes Paulus PP. II
Familiaris Consortio

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Predicar el Evangelio a toda criatura

54. La universalidad sin fronteras es el horizonte propio de la evangelización, animada interiormente por el afán misionero, ya que es de hecho la respuesta a la explícita e inequívoca consigna de Cristo: «Id por el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura».(129)

También la fe y la misión evangelizadora de la familia cristiana poseen esta dimensión misionera católica. El sacramento del matrimonio que plantea con nueva fuerza el deber arraigado en el bautismo y en la confirmación de defender y difundir la fe,(130) constituye a los cónyuges y padres cristianos en testigos de Cristo «hasta los últimos confines de la tierra»,(131) como verdaderos y propios misioneros» del amor y de la vida.

Una cierta forma de actividad misionera puede ser desplegada ya en el interior de la familia. Esto sucede cuando alguno de los componentes de la misma no tiene fe o no la practica con coherencia. En este caso, los parientes deben ofrecerles tal testimonio de vida que los estimule y sostenga en el camino hacia la plena adhesión a Cristo Salvador.(132)

Animada por el espíritu misionero en su propio interior, la Iglesia doméstica está llamada a ser un signo luminoso de la presencia de Cristo y de su amor incluso para los «alejados», para las familias que no creen todavía y para las familias cristianas que no viven coherentemente la fe recibida. Está llamada «con su ejemplo y testimonio» a iluminar «a los que buscan la verdad».(133)

Así como ya al principio del cristianismo Aquila y Priscila se presentaban como una pareja misionera,(134) así también la Iglesia testimonia hoy su incesante novedad y vigor con la presencia de cónyuges y familias cristianas que, al menos durante un cierto período de tiempo, van a tierras de misión a anunciar el Evangelio, sirviendo al hombre por amor de Jesucristo.

Las familias cristianas dan una contribución particular a la causa misionera de la Iglesia, cultivando la vocación misionera en sus propios hijos e hijas(135) y, de manera más general, con una obra educadora que prepare a sus hijos, desde la juventud «para conocer el amor de Dios hacia todos los hombres».(136)

2) La familia cristiana, comunidad en diálogo con Dios




129. Mc 16, 15.



130. Cfr. Conc Ecum. Vat. II, Const. dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium, 11.



131. Act 1, 8.



132. Cfr. 1 Pe 3, 1 s.



133. Cfr. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium, 35; Decr. sobre el apostolado de los seglares Apostolicam actuositatem, 11.



134. Cfr. Act 18; Rom 16, 3 s.



135. Cfr. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. sobre la actividad misionera de la Iglesia Ad gentes, 39.



136. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. sobre el apostolado de los seglares Apostolicam actuositatem, 30.






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