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Congregacion para el Clero
Directorio General para Catequesis

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  • PRIMERA PARTE LA CATEQUESIS EN LA MISION EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA
    • CAPITULO III NATURALEZA, FINALIDAD Y TAREA DE LA CATEQUESIS
        • La finalidad de la catequesis se expresa en la profesión de fe en el único Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo
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La finalidad de la catequesis se expresa en la profesión de fe en el único Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo

82. La catequesis es esa forma particular del ministerio de la Palabra que hace madurar la conversión inicial hasta hacer de ella una viva, explícita y operativa confesión de fe: « La catequesis tiene su origen en la confesión de fe y conduce a la confesión de fe ». (240)

La profesión de fe, interior al Bautismo, (241) es eminentemente trinitaria. La Iglesia bautiza « en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo » (Mt 28,19), (242) Dios uno y trino, a quien el cristiano confía su vida. La catequesis de iniciación prepara —antes o después de recibir el Bautismo— para esta decisiva entrega. La catequesis permanente ayudará a madurar esa profesión de fe continuamente, a proclamarla en la Eucaristía y a renovar los compromisos que implica. Es importante que la catequesis sepa vincular bien la confesión de fe cristológica, « Jesús es Señor », con la confesión trinitaria, « Creo en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo », ya que no son más que dos modalidades de expresar la misma fe cristiana. El que, por el primer anuncio se convierte a Jesucristo y le reconoce como Señor, inicia un proceso, ayudado por la catequesis, que desemboca necesariamente en la confesión explícita de la Trinidad.

Con la profesión de fe en el Dios único, el cristiano renuncia a servir a cualquier absoluto humano: poder, placer, raza, antepasado, Estado, dinero..., (243) liberándose de cualquier ídolo que lo esclavice. Es la proclamación de su voluntad de querer servir a Dios y a los hombres sin ataduras. Y al proclamar la fe en la Trinidad, que es comunión de personas, el discípulo de Jesucristo manifiesta al mismo tiempo que el amor a Dios y al prójimo es el principio que informa su ser y su obrar.

83. La profesión de fe sólo es plena si es referida a la Iglesia. Todo bautizado proclama en singular el Credo, pues ninguna acción es más personal que ésta. Pero lo recita en la Iglesia y a través de ella, puesto que lo hace como miembro suyo. El « creo » y el « creemos » se implican mutuamente. (244) Al fundir su confesión con la de la Iglesia, el cristiano se incorpora a la misión de ésta: ser « sacramento universal de salvación » para la vida del mundo. El que proclama la profesión de fe asume compromisos que, no pocas veces, atraerán persecución. En la historia cristiana son los mártires los anunciadores y los testigos por excelencia. (245)




240) MPD 8; cf CEC 185-197.



241) Cf CEC 189.



242) Cf CEC 180-190 y 197.



243) Cf CEC 2113.



244) Cf CEC 166-167; 196.



245) Cf RM 45.






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