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Congregacion para el Clero
Directorio General para Catequesis

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  • PRIMERA PARTE LA CATEQUESIS EN LA MISION EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA
    • CAPITULO III NATURALEZA, FINALIDAD Y TAREA DE LA CATEQUESIS
        • El catecumenado bautismal, inspirador de la catequesis en la Iglesia
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El catecumenado bautismal, inspirador de la catequesis en la Iglesia

90. Dado que la « misión ad gentes » es el paradigma de toda la acción misionera de la Iglesia, el catecumenado bautismal a ella inherente es el modelo inspirador de su acción catequizadora. (288) Por ello, es conveniente subrayar los elementos del catecumenado que deben inspirar la catequesis actual y el significado de esta inspiración.

Antes hay que decir, sin embargo, que entre los catequizandos (289) y los catecúmenos y entre la catequesis posbautismal y la catequesis prebautismal, respectivamente, hay una diferencia fundamental. Esta diferencia proviene de los sacramentos de iniciación recibidos por los primeros, los cuales « han sido ya introducidos en la Iglesia y hechos hijos de Dios por el Bautismo. Por tanto su conversión se funda en el Bautismo recibido, cuya virtud deben desarrollar después ». (290)

91. Supuesta esta diferencia esencial, se consideran ahora algunos elementos del catecumenado bautismal, que deben ser fuente de inspiración para la catequesis posbautismal:

– El catecumenado bautismal recuerda constantemente a toda la Iglesia la importancia fundamental de la función de iniciación, con los factores básicos que la constituyen: la catequesis y los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Eucaristía. La pastoral de la iniciación cristiana es vital en toda la Iglesia particular.

– El catecumenado bautismal es responsabilidad de toda la comunidad cristiana. En efecto, « esta iniciación cristiana no deben procurarla solamente los catequistas y los sacerdotes, sino toda la comunidad de los fieles, y de modo especial los padrinos ». (291) La institución catecumenal acrecienta, así, en la Iglesia la conciencia de la maternidad espiritual que ejerce en toda forma de educación de la fe. (292)

– El catecumenado bautismal está impregnado por el misterio de la Pascua de Cristo. Por eso, « conviene que toda la iniciación se caracterice por su índole pascual ». (293) La Vigilia pascual, centro de la liturgia cristiana, y su espiritualidad bautismal, son inspiración para toda la catequesis.

– El catecumenado bautismal es, también, lugar inicial de inculturación. Siguiendo el ejemplo de la Encarnación del Hijo de Dios, hecho hombre en un momento histórico concreto, la Iglesia acoge a los catecúmenos integralmente, con sus vínculos culturales. Toda la acción catequizadora participa de esta función de incorporar a la catolicidad de la Iglesia las auténticas « semillas de la Palabra » esparcidas en individuos y pueblos. (294)

Finalmente, la concepción del catecumenado bautismal como proceso formativo y verdadera escuela de fe, proporciona a la catequesis posbautismal una dinámica y unas características configuradoras: la intensidad e integridad de la formación; su carácter gradual, con etapas definidas; su vinculación a ritos, símbolos y signos, especialmente bíblicos y litúrgicos; su constante referencia a la comunidad cristiana...

La catequesis postbautismal, sin tener que reproducir miméticamente la configuración del catecumenado bautismal, y reconociendo el carácter de bautizados que tienen los catequizandos, hará bien en inspirarse en esta « escuela preparatoria de la vida cristiana », (295) dejándose fecundar por sus principales elementos configuradores.




288) Cf MPD 8; EN 44; ChL 61.



289) En el presente Directorio General para la Catequesis se utilizan, como distintas, las expresiones « catecúmenos » y « catequizandos », a fin de señalar esta diferencia. Por su parte el CIC, c. 204-206, recuerda el distinto modo de unión con la Iglesia que tienen « catecúmenos » y « fieles cristianos ».



290) RICA 295. El propio Ritual de la iniciación cristiana de adultos, cap. IV, contempla el caso de los adultos bautizados necesitados de una catequesis de iniciación. Catechesi Tradendae, 44 precisa las diversas circunstancias en que esta catequesis de iniciación con adultos se hace necesaria.



291) AG 14d.



292) Metodio de Olimpia, por ejemplo, apunta a esta acción maternal de la comunidad cristiana cuando dice: « Respecto a lo que son todavía imperfectos (en la vida cristiana), son los más maduros los que les forman y les dan a luz como en una acción maternal » Metodio de Olimpia, Symposium, III, 8: SCh 95, 111. Ver, en el mismo sentido, S. Gregorio Magno, Homiliarum in Evangelia, I, III, 2: PL 76, 1086 D).



293) RICA 8.



294) Cf CT 53.



295) DCG (1971) 130. Tal número se abre con la siguiente afirmación: « El Catecumenado de adultos, que es a la vez catequesis, participación litúrgica y vida comunitaria, es el ejemplo típico de una institución nacida de la colaboración de varias tareas pastorales » (ibídem).






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