El cristocentrismo del mensaje
evangélico
98.
Jesucristo no sólo transmite la
Palabra de Dios: El es la Palabra de Dios. Por eso, la catequesis —toda
ella— está referida a El.
En este sentido, lo que caracteriza al
mensaje que transmite la catequesis es, ante todo, el « cristocentrismo »,
(310) que debe entenderse en varios sentidos:
– En primer lugar, significa que « en el
centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de
Jesús de Nazaret, Unigénito del Padre, lleno de gracia y de
verdad ». (311) En realidad, la tarea fundamental de la catequesis es
mostrar a Cristo: todo lo demás, en referencia a El. Lo que, en
definitiva, busca es propiciar el seguimiento de Jesucristo, la comunión
con El: cada elemento del mensaje tiende a ello.
– El cristocentrismo, en segundo lugar, significa
que Cristo está « en el centro de la historia de la salvación »,
(312) que la catequesis presenta. El es, en efecto, el acontecimiento
último hacia el que converge toda la historia salvífica. El,
venido en « la plenitud de los tiempos » (Ga 4,4), es « la clave, el
centro y el fin de toda la historia humana ». (313) El mensaje
catequético ayuda al cristiano a situarse en la historia, y a insertarse
activamente en ella, al mostrar cómo Cristo es el sentido último de
esta historia.
– El cristocentrismo significa, igualmente,
que el mensaje evangélico no proviene del hombre sino que es Palabra de
Dios. La Iglesia, y en su nombre todo catequista, puede decir con verdad: « Mi
doctrina no es mía, sino del que me ha enviado » (Jn 7,16). Por
eso, lo que transmite la catequesis es « la enseñanza de Jesucristo, la
verdad que El comunica o, más exactamente, la Verdad que El es ».
(314) El cristocentrismo obliga a la catequesis a transmitir lo que
Jesús enseña acerca de Dios, del hombre, de la felicidad, de la
vida moral, de la muerte... sin permitirse cambiar en nada su pensamiento.
(315)
Los evangelios, que narran la vida de
Jesús, están en el centro del mensaje catequético. Dotados
ellos mismos de una « estructura catequética », (316)
manifiestan la enseñanza que se proponía a las primitivas
comunidades cristianas y que transmitía la vida de Jesús, su
mensaje y sus acciones salvadoras. En la catequesis, « los cuatro evangelios
ocupan un lugar central, pues su centro es Cristo Jesús ». (317)
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