Carácter histórico del
misterio de la salvación
107.
La confesión de fe de los
discípulos de Jesucristo brota de una Iglesia peregrina, enviada en
misión. No es aún la proclamación gloriosa del final del camino,
sino la que corresponde al « tiempo de la Iglesia ». (356) La «
economía de la salvación » tiene un carácter
histórico, pues se realiza en el tiempo: « empezó en el pasado,
se desarrolló y alcanzó su cumbre en Cristo; despliega su poder
en el presente; y espera su consumación en el futuro ». (357)
Por eso la Iglesia, al transmitir hoy el
mensaje cristiano desde la viva conciencia que tiene de él, guarda
constante « memoria » de los acontecimientos salvíficos del pasado,
narrándolos de generación en generación. A su luz,
interpreta los acontecimientos actuales de la historia humana, donde el
Espíritu de Dios renueva la faz de la tierra y permanece en una espera
confiada de la venida del Señor. En la catequesis patrística, la
narración (narratio) de las maravillas obradas por Dios y la
espera (expectatio) del retorno de Cristo acompañaban siempre la
exposición (explanatio) de los misterios de la fe. (358)
108.
El carácter histórico del
mensaje cristiano obliga a la catequesis a cuidar estos aspectos:
– Presentar la historia de la
salvación por medio de una catequesis bíblica que dé a
conocer las « obras y palabras » con las que Dios se ha revelado a la
humanidad: las grandes etapas del Antiguo Testamento, con las que
preparó el camino del Evangelio; (359) la vida de Jesús,
Hijo de Dios, encarnado en el seno de María que con sus hechos y
enseñanzas llevó a plenitud la Revelación; (360) y
la historia de la Iglesia, transmisora de esa Revelación. Esta historia,
leída desde la fe, es también parte fundamental del contenido de
la catequesis.
– Al explicar el Símbolo de la fe y
el contenido de la moral cristiana por medio de una catequesis doctrinal, el
mensaje evangélico ha de iluminar el « hoy » de la historia de la
salvación. En efecto, « el ministerio de la Palabra no sólo
recuerda la revelación de las maravillas de Dios hechas en el pasado...
sino que, al mismo tiempo, interpreta, a la luz de esta revelación, la
vida de los hombres de nuestra época, los signos de los tiempos y las
realidades de este mundo, ya que en ellos se realiza el designio de Dios para
la salvación de los hombres ». (361)
– Situar los sacramentos dentro de la
historia de la salvación por medio de una catequesis mistagógica,
que « relee y revive los acontecimientos de la historia de la salvación
en el « hoy » de la liturgia ». (362) Esta referencia al « hoy »
histórico-salvífico es esencial en esta catequesis. Se ayuda,
así, a catecúmenos y catequizandos « a abrirse a la inteligencia
« espiritual » de la economía de la salvación ». (363)
– Las « obras y palabras » de la
Revelación remiten al « misterio contenido en ellas ». (364) La
catequesis ayudará a hacer el paso del signo al misterio. Llevará
a descubrir, tras la humanidad de Jesús, su condición de Hijo de
Dios; tras la historia de la Iglesia, su misterio como « sacramento de
salvación »; tras los « signos de los tiempos », las huellas de la
presencia y de los planes de Dios. La catequesis mostrará, así,
el conocimiento propio de la fe, « que es un conocimiento por medio de signos
». (365)
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