Un mensaje orgánico y jerarquizado
114.
El mensaje que transmite la catequesis
tiene « un carácter orgánico y jerarquizado », (388)
constituyendo una síntesis coherente y vital de la fe. Se organiza en
torno al misterio de la Santísima Trinidad, en una perspectiva
cristocéntrica, ya que este misterio es « la fuente de todos los otros
misterios de la fe y la luz que los ilumina ». (389) A partir de
él, la armonía del conjunto del mensaje requiere una «
jerarquía de verdades », (390) por ser diversa la
conexión de cada una de ellas con el fundamento de la fe cristiana.
Ahora bien « esta jerarquía no significa que algunas verdades
pertenezcan a la fe menos que otras, sino que algunas verdades se apoyan en
otras como más principales y son iluminadas por ellas ». (391)
115.
Todos los aspectos y dimensiones del
mensaje cristiano participan de esta organicidad jerarquizada:
– La historia de la salvación, al
narrar las "maravillas de Dios" (mirabilia Dei), las
que hizo, hace y hará por nosotros, se organiza en torno a Jesucristo, «
centro de la historia de la salvación ». (392) La
preparación al Evangelio, en el Antiguo Testamento, la plenitud de la
Revelación en Jesucristo, y el tiempo de la Iglesia, estructuran toda la
historia salvífica, de la que la creación y la escatología
son su principio y su fin.
– El Símbolo apostólico
muestra cómo la Iglesia ha querido siempre presentar el misterio
cristiano en una síntesis vital. Este símbolo es el resumen y la
clave de lectura de toda la Escritura y de toda la doctrina de la Iglesia, que
se ordena jerárquicamente en torno a él. (393)
– Los sacramentos son, también, un
todo orgánico, que como fuerzas regeneradoras brotan del misterio
pascual de Jesucristo, « formando un organismo en el que cada sacramento
particular tiene su lugar vital ». (394) La Eucaristía ocupa en
este cuerpo orgánico un puesto único, hacia el que los
demás sacramentos están ordenados: se presenta como « sacramento
de los sacramentos ». (395)
– El doble mandamiento del amor, a Dios y al
prójimo, es —en el mensaje moral— la jerarquía de valores que el
propio Jesús estableció: « De estos mandamientos pende toda la
Ley y los Profetas » (Mt 22, 40). El amor a Dios y al prójimo,
que resumen el decálogo, si son vividos con el espíritu de las
bienaventuranzas evangélicas, constituyen la carta magna de la
vida cristiana que Jesús proclamó en el sermón del Monte.
(396)
– El Padre nuestro, condensando la esencia
del Evangelio, sintetiza y jerarquiza las inmensas riquezas de oración
contenidas en la Sagrada Escritura y en toda la vida de la Iglesia. Esta
oración, propuesta a sus discípulos por el propio Jesús,
trasluce la confianza filial y los deseos más profundos con que una
persona puede dirigirse a Dios. (397)
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