Un mensaje significativo para la persona humana
116.
La Palabra de Dios, al hacerse hombre,
asume la naturaleza humana en todo menos en el pecado. De este modo, Jesucristo
que es « imagen de Dios invisible » (Col 1,15), es también el
hombre perfecto. De ahí que « en realidad, el misterio del hombre
sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado ». (398)
La catequesis, al presentar el mensaje
cristiano, no sólo muestra quién es Dios y cuál es su
designio salvífico, sino que, como hizo el propio Jesús, muestra
también plenamente quién es el hombre al propio hombre y
cuál es su altísima vocación. (399) La
revelación, en efecto, « no está aislada de la vida, ni
yuxtapuesta artificialmente a ella. Se refiere al sentido último de la
existencia y la ilumina, ya para inspirarla ya para juzgarla, a la luz del
Evangelio ». (400)
La relación del mensaje cristiano con
la experiencia humana no es puramente metodológica, sino que brota de la
finalidad misma de la catequesis, que busca la comunión de la persona
humana con Jesucristo. Jesús, en su vida terrena, vivió
plenamente su humanidad: « trabajó con manos de hombre, pensó con
inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con
corazón de hombre ». (401) Pues bien, « todo lo que Cristo
vivió, hace que podamos vivirlo en El y que El lo viva en nosotros ».
(402) La catequesis actúa sobre esta identidad de experiencia
humana entre Jesús, Maestro, y el discípulo, y enseña a
pensar como El, obrar como El, amar como El. (403) Vivir la comunión
con Cristo es hacer la experiencia de la vida nueva de la gracia. (404)
117.
Por esta razón, eminentemente
cristológica, la catequesis, al presentar el mensaje cristiano, « debe
preocuparse por orientar la atención de los hombres hacia sus
experiencias de mayor importancia, tanto personales como sociales, siendo tarea
suya plantear, a la luz del Evangelio, los interrogantes que brotan de ellas,
de modo que se estimule el justo deseo de transformar la propia conducta ».
(405) En este sentido:
– En la primera evangelización,
propia del precatecumenado o de la precatequesis, el anuncio del Evangelio se
hará siempre en íntima conexión con la naturaleza humana y
sus aspiraciones, mostrando cómo satisface plenamente al corazón
humano. (406)
– En la catequesis bíblica, se
ayudará a interpretar la vida humana actual a la luz de las experiencias
vividas por el pueblo de Israel, por Jesucristo y por la comunidad eclesial, en
la cual el Espíritu de Cristo resucitado vive y opera continuamente.
– En la explicitación del
Símbolo, la catequesis mostrará cómo los grandes temas de
la fe (creación, pecado original, Encarnación, Pascua,
Pentecostés, escatología...) son siempre fuente de vida y de luz
para el ser humano.
– La catequesis moral, al presentar en
qué consiste la vida digna del Evangelio (407) y promover las
bienaventuranzas evangélicas como espíritu que impregna al
decálogo, las enraizará en las virtudes humanas, presentes en el
corazón del hombre. (408)
– En la catequesis litúrgica,
deberá ser constante la referencia a las grandes experiencia humanas,
significadas por los signos y los símbolos de la acción
litúrgica a partir de la cultura judía y cristiana. (409)
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