La articulación del Catecismo de
la Iglesia Católica
122.
El Catecismo de la Iglesia
Católica se articula en torno a cuatro dimensiones fundamentales de la
vida cristiana: la profesión de fe, la celebración
litúrgica, la moral evangélica y la oración. Las cuatro
brotan de un mismo núcleo, el misterio cristiano, que:
– « es el objeto de la fe (primera parte);
– es celebrado y comunicado en las acciones
litúrgicas (segunda parte);
– está presente para iluminar y
sostener a los hijos de Dios en su obrar (tercera parte);
– es el fundamento de nuestra
oración, cuya expresión privilegiada es el « Padre nuestro », y
que constituye el objeto de nuestra petición, nuestra alabanza y nuestra
intercesión (cuarta parte) ». (425)
Esta articulación cuatripartita
desarrolla los aspectos esenciales de la fe:
– creer en Dios creador, Uno y Trino, y en
su designio salvífico;
– ser santificado por El en la vida
sacramental;
– amarle con todo el corazón y amar
al prójimo como a sí mismo;
– orar esperando la venida de su Reino y el
encuentro cara a cara con El.
El Catecismo de la Iglesia Católica
se refiere así a la fe creída, celebrada, vivida y hecha
oración y constituye una llamada a una educación cristiana
integral.
La articulación del Catecismo de la
Iglesia Católica remite a la unidad profunda de la vida cristiana. En
él se hace explícita la interrelación entre « lex
orandi », « lex credendi » y « lex vivendi ». « La Liturgia
es, por sí misma, oración; la confesión de fe tiene su
justo lugar en la celebración del culto. La gracia, fruto de los
sacramentos, es la condición insustituible del obrar cristiano, igual
que la participación en la liturgia requiere la fe. Si la fe no se
concreta en obras permanece muerta y no puede dar frutos de vida eterna ».
(426)
Con esta articulación tradicional en
torno a los cuatro pilares que sostienen la transmisión de la fe (símbolo,
sacramentos, decálogo, Padre nuestro), (427) el Catecismo de
la Iglesia Católica se ofrece como referente doctrinal en la
educación de las cuatro tareas básicas de la catequesis
(428) y para la elaboración de Catecismos locales, pero no
pretende imponer ni a aquélla ni a éstos una configuración
determinada. El modo más adecuado de ordenar los elementos del contenido
de la catequesis debe responder a las respectivas circunstancias concretas y no
se debe establecer a través del Catecismo común. (429) La
exquisita fidelidad a la doctrina católica es compatible con una rica
diversidad en el modo de presentarla.
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