La inspiración del Catecismo de la
Iglesia Católica: el cristocentrismo trinitario y la sublimidad de la
vocación de la persona humana
123.
El eje central de la articulación
del Catecismo de la Iglesia Católica es Jesucristo, « camino, verdad y
vida » (Jn 14,6).
El Catecismo de la Iglesia Católica,
centrado en Jesucristo, se abre en dos direcciones: hacia Dios y hacia la
persona humana.
– El misterio de Dios, Uno y Trino, y su
economía salvífica, inspira y jerarquiza desde dentro al
Catecismo de la Iglesia Católica en su conjunto, así como a cada
una de sus partes. La profesión de fe, la liturgia, la moral
evangélica y la oración tienen, en el Catecismo de la Iglesia
Católica, una inspiración trinitaria, que atraviesa toda la obra
como hilo conductor. (430) Este elemento central inspirador contribuye
a dar al texto un profundo carácter religioso.
– El misterio de la persona humana es
presentado por el Catecismo de la Iglesia Católica a lo largo de sus
páginas y, sobre todo, en algunos capítulos especialmente
significativos: « El hombre es capaz de Dios », « La creación del hombre
», « El Hijo de Dios se hizo hombre », « La vocación del hombre: la vida
en el Espíritu »... y otros más. (431) Esta doctrina,
contemplada a la luz de la naturaleza humana de Jesús, hombre perfecto,
muestra la altísima vocación y el ideal de perfección a la
que toda persona humana es llamada.
En verdad, toda la doctrina del Catecismo de
la Iglesia Católica queda sintetizada en este pensamiento conciliar: «
Jesucristo, en la misma revelación del Padre y de su amor, manifiesta
plenamente lo que es el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de
su vocación ». (432)
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