El depósito de la fe y el
Catecismo de la Iglesia Católica
125.
El Concilio Vaticano II se propuso como
tarea principal la de custodiar y explicar mejor el depósito precioso de
la doctrina cristiana, con el fin de hacerlo más accesible a los fieles
de Cristo y a todos los hombres de buena voluntad.
El contenido de este depósito es la
Palabra de Dios, custodiada en la Iglesia. El Magisterio de la Iglesia,
habiéndose propuesto elaborar un texto de referencia para la
enseñanza de la fe, ha elegido de este precioso tesoro las cosas nuevas
y antiguas que ha considerado más convenientes para el fin pretendido.
El Catecismo de la Iglesia Católica se presenta así como un
servicio fundamental: ayudar a que el anuncio del Evangelio y la
enseñanza de la fe, que toman su mensaje del depóstio de la
Tradición y de la Sagrada Escritura confiado a la Iglesia se realicen
con total autenticidad. El Catecismo de la Iglesia Católica no es la
única fuente de la catequesis, ya que, como acto del Magisterio, no
está por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio. Pero es un
acto, especialmente relevante, de interpretación auténtica de esa
Palabra, con el propósito de ayudar a que el Evangelio sea anunciado y
transmitido en toda su verdad y pureza.
126.
A la luz de esta relación del
Catecismo de la Iglesia Católica respecto al depósito de la fe
conviene esclarecer dos cuestiones de vital importancia para la catequesis:
– la relación de la Sagrada Escritura
y el Catecismo de la Iglesia Católica como puntos de referencia para el
contenido de la catequesis;
– la relación entre la tradición
catequética de los Padres de la Iglesia, con su riqueza de contenidos y
comprensión del proceso catequético, y el Catecismo de la Iglesia
Católica.
La Sagrada Escritura, el Catecismo de la
Iglesia Católica y la catequesis
127.
La Constitución Dei Verbum
del Concilio Vaticano II, subraya la importancia fundamental de la Sagrada
Escritura en la vida de la Iglesia. La Sagrada Escritura es presentada,
juntamente con la Sagrada Tradición, « como regla suprema de la fe », ya
que transmite « inmutablemente la palabra del mismo Dios y, en las palabras de
los Apóstoles y los Profetas, hace resonar la voz del Espíritu
Santo ». (435) Por eso la Iglesia quiere que, en todo el ministerio de
la Palabra, la Sagrada Escritura tenga un puesto preeminente. La catequesis, en
concreto, debe ser « una auténtica introducción a la 'lectio
divina', es decir, a la lectura de la Sagrada Escritura, hecha según el
Espíritu que habita en la Iglesia ». (436)
En este sentido, « hablar de la
Tradición y de la Escritura como fuentes de la catequesis es subrayar
que ésta ha de estar totalmente impregnada por el pensamiento, el
espíritu y las actitudes bíblicas y evangélicas, a
través de un contacto asiduo con los mismos textos; y es también
recordar que la catequesis será tanto más rica y eficaz cuanto
más lea los textos con la inteligencia y el corazón de la Iglesia
». (437) En esta lectura eclesial de la Escritura, hecha a la luz de la
Tradición, el Catecismo de la Iglesia Católica desempeña
un papel muy importante.
128.
La Sagrada Escritura y el Catecismo de
la Iglesia Católica se presentan como dos puntos de referencia para
inspirar toda la acción catequizadora de la Iglesia en nuestro tiempo:
– En efecto, la Sagrada Escritura, como «
Palabra de Dios escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo »
(438) y el Catecismo de la Iglesia Católica, como
expresión relevante actual de la Tradición viva de la Iglesia y
norma segura para la enseñanza de la fe, están llamados, cada uno
a su modo y según su específica autoridad, a fecundar la
catequesis en la Iglesia contemporánea.
– La catequesis transmite el contenido de la
Palabra de Dios según las dos modalidades con que la Iglesia lo posee,
lo interioriza y lo vive: como narración de la Historia de la
Salvación y como explicitación del Símbolo de la fe. La
Sagrada Escritura y el Catecismo de la Iglesia Católica han de inspirar
tanto la catequesis bíblica como la catequesis doctrinal, que canalizan ese
contenido de la Palabra de Dios.
– Es importante que, en el desarrollo
ordinario de la catequesis, los catecúmenos y catequizandos puedan
apoyarse tanto en la Sagrada Escritura como en el Catecismo local. La
catequesis, en definitiva, no es otra cosa que la transmisión, vital y
significativa, de estos documentos de la fe. (439)
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