La creatividad de las Iglesias locales
respecto a la elaboración de Catecismos
134.
Las Iglesias locales, en la tarea de
adaptar, contextualizar e inculturar el mensaje evangélico a las
diferentes edades, situaciones y culturas, por medio de los Catecismos,
necesitan una certera y madura creatividad. Del depositum fidei,
confiado a la Iglesia, las Iglesias locales han de seleccionar, estructurar y
expresar, bajo la guía del Espíritu Santo, Maestro interior,
todos aquellos elementos con los que transmitir, en una situación
determinada, el Evangelio en toda su autenticidad.
En esta difícil tarea, el Catecismo
de la Iglesia Católica es « punto de referencia » para garantizar la
unidad de la fe. El presente Directorio General para la Catequesis, por su
parte, ofrece los criterios básicos que deben orientar la
presentación del mensaje cristiano.
135.
En la elaboración de los
Catecismos locales conviene recordar lo siguiente:
– Se trata, ante todo, de elaborar verdaderos
Catecismos adaptados e inculturados. En este sentido conviene distinguir entre
lo que es un Catecismo, que actualiza el mensaje cristiano a las distintas
edades, situaciones y culturas, y lo que es una mera síntesis del
Catecismo de la Iglesia Católica, como instrumento de
introducción al estudio del mismo. Son dos géneros diferentes.
(465)
– Los Catecismos locales pueden tener un
carácter diocesano, regional o nacional. (466)
– Atendiendo a la estructuración de
los contenidos, los diferentes Episcopados publican, de hecho, Catecismos con
diversas articulaciones o configuraciones. Como ya se ha indicado, el Catecismo
de la Iglesia Católica es propuesto como referente doctrinal, pero no
quiere imponerse con él, para toda la Iglesia, una configuración
determinada de catecismo. Hay, así, Catecismos con una
configuración trinitaria, otros se estructuran según las etapas
de la historia de la salvación, otros siguiendo un tema bíblico o
teológico de gran densidad (Alianza, Reino de Dios, etc.), otros lo
hacen según las dimensiones de la fe, otros siguiendo el año
litúrgico.
– Atendiendo a la manera de expresar el
mensaje evangélico, la creatividad de un Catecismo incide,
también, en la misma formulación del contenido. (467)
Evidentemente, un catecismo debe ser fiel al depósito de la fe en el
modo de expresar la sustancia doctrinal del mensaje cristiano: « Las Iglesias
particulares profundamente compenetradas no sólo con las personas, sino
con las aspiraciones, las riquezas y límites, las maneras de orar, de
amar, de considerar la vida y el mundo que distinguen a tal o cual conjunto
humano, tienen la función de asimilar lo esencial del mensaje
evangélico, de traducirlo, sin la menor traición a su verdad
esencial, al lenguaje que esos hombres comprenden y de anunciarlo
después en ese mismo lenguaje ». (468)
El principio a seguir en esta delicada tarea
es el indicado por el Concilio Vaticano II: « buscar siempre el modo más
apropiado de comunicar la doctrina a los hombres de nuestra época,
porque una cosa es el depósito mismo de la fe, o sea sus verdades, y
otra cosa es el modo de formularlas, conservando el mismo sentido y el mismo
significado ». (469)
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