Elementos y criterios propios de la
catequesis de adultos
(567)
173.
La catequesis de adultos se dirige a
personas que tienen el derecho y el deber de hacer madurar el germen de la fe
que Dios les ha dado, (568) tanto más cuando estas personas
están llamadas a desempeñar responsabilidades sociales de diverso
género y están sometidas a cambios y crisis a veces muy
profundos. Por esta razón, la fe del adulto tiene que ser constantemente
iluminada, desarrollada y protegida, para que adquiera esa sabiduría
cristiana que da sentido, unidad y esperanza a las múltiples
experiencias de su vida personal, social y espiritual. La catequesis de adultos
debe identificar claramente los rasgos propios del cristiano adulto en la fe,
traducir estos rasgos en objetivos y contenidos, determinar algunas constantes
en la exposición, establecer las indicaciones metodológicas
más eficaces, y escoger formas y modelos. Merece atención
especial la figura y la identidad del catequista de adultos y su
formación; como también la atención a quienes ejercen las
responsabilidades de la catequesis de adultos en la comunidad. (569)
174.
Entre los criterios que aseguran de modo
eficaz una catequesis de adultos, auténtica y eficaz, hay que recordar:
(570)
– la atención a los destinatarios en
cuanto adultos, como hombres y como mujeres, teniendo en cuenta por tanto sus
problemas y experiencias, sus capacidades espirituales y culturales, con pleno
respeto a las diferencias;
– la atención a la condición
laical de los adultos, que por el Bautismo tienen la misión de « buscar
el Reino de Dios ocupándose de las realidades temporales y
ordenándolas según Dios », (571) y asimismo que
están llamados a la santidad; (572)
– la atención por despertar el
interés de la comunidad, para que sea lugar de acogida y ayuda de los
adultos;
– la atención a un proyecto
orgánico de pastoral de los adultos en el que la catequesis se integra
con la formación litúrgica y con el servicio de la caridad.
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