Formas
y vías privilegiadas
207.
La catequesis de jóvenes y la de
adultos, por las posibilidades que tiene de interrelacionar de manera
más incisiva la fe y la vida, es una de las formas más aptas para
la inculturación; sin embargo, no puede desatenderse la inculturación
de la fe en la iniciación cristiana de los niños, precisamente
por el notable influjo de orden cultural que este proceso lleva consigo: la
adquisición de nuevas motivaciones para la vida, la educación de
la conciencia, el aprendizaje del lenguaje bíblico y sacramental,
así como el conocimiento de la dimensión histórica del
cristianismo.
Una vía privilegiada es la catequesis
litúrgica, por la riqueza de signos con que se expresa el mensaje y
porque a ella tiene acceso una gran parte del pueblo de Dios; también
hay que revalorizar los contenidos de los Leccionarios, la estructura del
Año litúrgico, la homilía dominical y otras actividades
catequéticas de carácter ocasional particularmente significativas
(matrimonios, funerales, visitas a enfermos, fiestas patronales, etc.); sigue
siendo central el cuidado a la familia, agente primario de una
transmisión inculturada de la fe; peculiar interés tiene la
catequesis en situaciones pluriétnicas y pluriculturales, ya que ayuda a
descubrir y a tomar en consideración, con mayor atención
aún, las riquezas de los diversos grupos en la acogida y en la
expresión renovada de la fe.
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