El
lenguaje
(32)
208.
La inculturación de la fe es, en
ciertos aspectos, obra de lenguaje. Esto conlleva que la catequesis respete y
valore el lenguaje propio del mensaje, sobre todo el bíblico, pero
también el histórico-tradicional de la Iglesia (Símbolo,
liturgia), y el así llamado lenguaje doctrinal (fórmulas
dogmáticas); es preciso, además, que la catequesis entre en
comunicación con formas y términos propios de la cultura de las
personas a las que se dirige; hace falta, finalmente, que la catequesis fomente
nuevas expresiones del Evangelio en la cultura en la que se implanta.
En concreto, en el proceso de
inculturación del Evangelio, la catequesis no ha de tener miedo a
emplear fórmulas tradicionales y términos técnicos del
lenguaje de la fe, si bien ha de ofrecer el significado que tienen y mostrar su
relevancia existencial; por otra parte, la catequesis « tiene el deber
imperioso de encontrar el lenguaje adaptado a los niños y a los
jóvenes de nuestro tiempo en general, y a otras muchas categorías
de personas: lenguaje de los estudiantes, de los intelectuales, de los hombres de
ciencia; lenguaje de los analfabetos y de las personas de cultura elemental;
lenguaje de los minusválidos, etc. ».(33)
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