La parroquia como ámbito de
catequesis
257.
La parroquia es, sin duda, el lugar
más significativo en que se forma y manifiesta la comunidad cristiana.
Ella está llamada a ser una casa de familia, fraternal y acogedora,
donde los cristianos se hacen conscientes de ser Pueblo de Dios. (171)
La parroquia, en efecto, congrega en la unidad todas las diversidades humanas
que en ella se encuentran y las inserta en la universalidad de la Iglesia.
(172) Ella es, por otra parte, el ámbito ordinario donde se nace
y se crece en la fe. Constituye, por ello, un espacio comunitario muy adecuado
para que el ministerio de la Palabra ejercido en ella sea, al mismo tiempo,
enseñanza, educación y experiencia vital.
La parroquia está experimentando hoy,
en muchos países, hondas transformaciones. Profundos cambios sociales la
están afectando. En las grandes ciudades, « ha sido sacudida por el
fenómeno de la urbanización ». (173) No obstante, « la
parroquia sigue siendo una referencia importante para el pueblo cristiano,
incluso para los no practicantes ». (174) Ella debe continuar siendo
todavía la animadora de la catequesis y « su lugar privilegiado »,
(175) sin dejar por eso de reconocer que, en ciertas ocasiones, la
parroquia no puede ser el centro de gravitación de toda la
función eclesial de catequizar, y que tiene necesidad de complementarse
con otras instituciones.
258.
Para que la catequesis alcance toda su
eficacia dentro de la misión evangelizadora de la parroquia se requieren
algunas condiciones:
a) La catequesis de adultos debe asumir
siempre una importancia prioritaria. (176) Se trata de impulsar « una
catequesis posbautismal, a modo de catecumenado, que vuelva a proponer algunos
elementos del Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos,
destinados a hacer captar y vivir las inmensas riquezas del bautismo recibido
». (177)
b) Hay que plantearse, con valentía renovada, el anuncio a los
alejados y a los que viven en situación de indiferencia religiosa.
(178) En este empeño, los encuentros presacramentales
(preparación al Matrimonio, al Bautismo y a la primera Comunión
de los hijos...) pueden resultar fundamentales. (179)
c) Como referente sólido para la catequesis parroquial se requiere
la existencia de un núcleo comunitario compuesto por cristianos maduros,
ya iniciados en la fe, a los que se les dispense un tratamiento pastoral
adecuado y diferenciado. Este objetivo se podrá alcanzar más
fácilmente si se promueve en las parroquias la formación de
pequeñas comunidades eclesiales. (180)
d) Si se cumplen en la parroquia las anteriores condiciones, que se
refieren principalmente a los adultos, la catequesis destinada a niños,
adolescentes y jóvenes, que sigue siendo siempre imprescindible, se
beneficiará grandemente.
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