« Una vez salió un sembrador a
sembrar » (Mc 4,3)
15.
Esta parábola es fuente
inspiradora para la evangelización. « La semilla es la Palabra de Dios »
(Lc 8,11). El sembrador es Jesucristo. Anunció el Evangelio en
Palestina hace dos mil años y envió a sus discípulos a
sembrarlo en el mundo. Jesucristo, hoy, presente en la Iglesia por medio de su
Espíritu, sigue sembrando la Palabra del Padre en el campo del mundo.
La calidad del terreno es siempre muy
variada. El Evangelio cae « a lo largo del camino » (Mc 4,4) cuando no
es realmente escuchado; o cae « en pedregal » (Mc 4,5), sin penetrar a
fondo en la tierra; o « entre abrojos » (Mc 4,7), sofocándose
enseguida en el corazón de muchas personas, distraídas por mil
afanes. Pero una parte cae « en tierra buena » (Mc 4,8), en hombres y
mujeres abiertos a la relación personal con Dios y solidarios con el
prójimo, y da fruto abundante.
Jesús, en la parábola,
comunica la buena noticia de que el Reino de Dios llega a pesar de las
dificultades del terreno, las tensiones, los conflictos y los problemas del
mundo. La semilla del Evangelio fecunda la historia de los hombres y anuncia
una cosecha abundante. Jesús hace asimismo una advertencia: sólo
en el corazón bien dispuesto germina la Palabra de Dios.
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