La actividad catequética en el
contexto de la nueva evangelización
276.
Al definir la catequesis como momento
del proceso total de la evangelización, se plantea necesariamente el
problema de la coordinación de la acción catequética con
la acción misionera que la precede, y con la acción pastoral que
la continúa. Hay, en efecto, elementos « que preparan a la catequesis o
emanan de ella ». (226)
En este sentido, la vinculación entre
el anuncio misionero, que trata de suscitar la fe, y la catequesis de
iniciación, que busca fundamentarla, es decisiva en la
evangelización.
De algún modo, esta
coordinación es más clara en la situación de la «
misión ad gentes ». (227) Los adultos convertidos por el primer
anuncio ingresan en el catecumenado, donde son catequizados.
En la situación que requiere una «
nueva evangelización », la coordinación se hace más
compleja, puesto que, a veces, se pretende impartir una catequesis ordinaria a
jóvenes y adultos que necesitan, antes, un tiempo de anuncio en orden a
despertar su adhesión a Jesucristo. Problemas similares se presentan en
relación a la catequesis de los niños y a la formación de
sus padres. (228) Otras veces se ofrecen formas de catequesis
permanente a adultos que necesitan, más bien, un verdadera catequesis de
iniciación.
277.
La situación actual de la
evangelización postula que las dos acciones, el anuncio misionero y la catequesis
de iniciación, se conciban coordinadamente y se ofrezcan, en la Iglesia
particular, mediante un proyecto evangelizador misionero y catecumenal
unitario. Hoy la catequesis debe ser vista, ante todo, como la consecuencia de
un anuncio misionero eficaz. La referencia del decreto Ad Gentes, que
sitúa al catecumenado en el contexto de la acción misionera de la
Iglesia, es un criterio de referencia muy válido para toda la
catequesis. (229)
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