Una mirada al mundo desde la fe
16.
La Iglesia continúa sembrando el
Evangelio de Jesús en el gran campo de Dios. Los cristianos, insertos en
los más variados contextos sociales, miran al mundo con los mismos ojos
con que Jesús contemplaba la sociedad de su tiempo. El discípulo
de Jesucristo, en efecto, participa desde dentro de « los gozos y esperanzas,
de las tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo »,(12)
mira la historia humana y participa en ella, no sólo con la razón
sino con la fe. A la luz de ésta, el mundo aparece, a un tiempo, «
fundado y conservado por el amor del Creador, esclavizado bajo la servidumbre
del pecado y liberado por Cristo, crucificado y resucitado, una vez que fue
quebrantado el poder del Maligno ».(13)
El cristiano sabe que en toda realidad y
acontecimiento humano subyacen al mismo tiempo:
– la acción creadora de Dios, que
comunica a todo su bondad;
– la fuerza que proviene del pecado, que
limita y entorpece al hombre;
– el dinamismo que brota de la Pascua de
Cristo, como germen de renovación, que confiere al creyente la esperanza
de una « consumación » definitiva.(14)
Una mirada al mundo, que prescindiese de
alguno de estos tres aspectos, no sería auténticamente cristiana.
Es importante, por eso, que la catequesis sepa iniciar a los catecúmenos
y a los catequizandos en una lectura teológica de los problemas
modernos.(15)
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