La Revelación del designio
benevolente de Dios
36.
« Dios, creando y conservando el
universo por su Palabra, ofrece a los hombres en la creación un
testimonio perenne de sí mismo ».(72) El hombre, que por su
naturaleza y vocación es « capaz de Dios », cuando escucha el mensaje de
las criaturas puede alcanzar la certeza de la existencia de Dios como causa y
fin de todo y que El puede revelarse al hombre.
La Constitución Dei Verbum del
Concilio Vaticano II ha descrito la Revelación como el acto por el cual
Dios se manifiesta personalmente a los hombres. Dios se muestra, en efecto,
como quien quiere comunicarse a Sí mismo, haciendo a la persona humana
partícipe de su naturaleza divina.(73) Es así como
realiza su designio de amor.
« Quiso Dios, en su bondad y
sabiduría, revelarse a Sí mismo y manifestar el misterio de su
voluntad... para invitar a los hombres a la comunicación consigo y
recibirlos en su compañía ».(74)
37.
Este designio benevolente(75)
del Padre, revelado plenamente en Jesucristo, se realiza con la fuerza del
Espíritu Santo.
Lleva consigo:
– la revelación de Dios, de su «
verdad íntima »,(76) de su « secreto »,(77) así
como de la verdadera vocación y dignidad de la persona
humana;(78)
– el ofrecimiento de la salvación a
todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de
Dios,(79) que implica la liberación del mal, del pecado y de la
muerte;(80)
– la definitiva llamada para reunir a todos
los hijos dispersos en la familia de Dios, realizando así entre los
hombres la unión fraterna.(81)
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