Mutua conexión entre las acciones
evangelizadoras correspondientes a estas situaciones
59. Estas situaciones
socio-religiosas son, obviamente, diferentes y no es justo equipararlas. Tal
diversidad, que siempre se ha dado en la misión de la Iglesia, adquiere
hoy, en este mundo cambiante, una novedad. En efecto, frecuentemente conviven
juntas en un mismo territorio. En muchas grandes ciudades, por ejemplo, la
situación que reclama una « misión ad gentes » y la que pide una
« nueva evangelización » coexisten simultáneamente. Junto a
ellas, están dinámicamente presentes comunidades cristianas
misioneras, alimentadas por una « acción pastoral » adecuada. Hoy es
frecuente, que en el territorio de una Iglesia particular, haya que atender al
conjunto de estas situaciones. « No es fácil definir los confines entre atención
pastoral a los fieles, nueva evangelización y acción misionera
específica, y no es pensable crear entre ellos barreras o
compartimentos estancos ». (177) De hecho, « cada una influye en la
otra, la estimula y la ayuda ». (178)
Por eso, en orden al mutuo enriquecimiento
de unas acciones evangelizadoras que conviven juntas, conviene tener presente
que:
– La « misión ad gentes », sea cual
sea la zona o el ámbito en que se realice, es la responsabilidad
más específicamente misionera que Jesús ha confiado a su
Iglesia y, por tanto, es el paradigma del conjunto de la acción
misionera de la Iglesia. La « nueva evangelización » no puede suplantar
o sustituir a la « misión ad gentes », que sigue siendo la actividad
misionera específica y tarea primaria. (179)
– « El modelo de toda catequesis es el
catecumenado bautismal, que es formación específica que conduce
al adulto convertido a la profesión de su fe bautismal en la noche
pascual ».(180) Esta formación catecumenal ha de inspirar, en
sus objetivos y en su dinamismo, a las otras formas de catequesis.
– « La catequesis de adultos, al ir dirigida
a personas capaces de una adhesión plenamente responsable, debe ser
considerada como la forma principal de catequesis, a la que todas las
demás, siempre ciertamente necesarias, de alguna manera se ordenan ».
(181) Esto implica que la catequesis de las otras edades debe tenerla
como punto de referencia, y articularse con ella en un proyecto catequético
coherente de pastoral diocesana.
De este modo, la catequesis, situada en el
interior de la misión evangelizadora de la Iglesia como « momento »
esencial de la misma, recibe de la evangelización un dinamismo misionero
que la fecunda interiormente y la configura en su identidad. El ministerio de
la catequesis aparece, así, como un servicio eclesial fundamental en la
realización del mandato misionero de Jesús.
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