5. Identidad cristiana
en diálogo
El cristiano
que encuentra a otros creyentes lo hace como un miembro de la comunidad de fe
cristiana, o sea, como un testigo de Jesucristo. Es importante que el cristiano
tenga una clara identidad religiosa. El diálogo interreligioso no pide
que el cristiano deje de lado algunos elementos de su fe o de su práctica
cristiana, ni que los ponga entre paréntesis, o menos todavía,
que dude de ellos. Al contrario, los otros creyentes quieren conocer claramente
quienes están encontrando.
Es nuestra
firme convicción que Dios quiere que todas las personas se salven (cf.
1Tim 2:4) y que Él puede conceder su gracia también fuera de los
limites visibles de la Iglesia (cf. LG 16; Redemptor Hominis 10). Al
mismo tiempo, el cristiano es consciente que Jesucristo, el Hijo de Dios hecho
hombre, es el único y sólo Salvador de toda la humanidad, y que
sólo en la Iglesia que Cristo ha fundado pueden ser encontrados los
medios de salvación en toda su plenitud. Esto no debe, en algún
modo, inducir a asumir una actitud triunfalista o a actuar con un complejo de
superioridad. Al contrario, es con humildad y con el deseo de un mutuo
enriquecimiento que uno podrá encontrarse con los otros creyentes,
mientras se mantiene firme en las verdades de la fe cristiana. El
diálogo interreligioso, cuando es conducido en esta visión de fe,
en ninguna manera lleva a un relativismo religioso.
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