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 1   1     |                              LA DOCTRINA DEL EVANGELIO Y LA GRAN
 2   1, 1  |         meditación de la divina doctrina teniendo muy presentes las
 3   1, 1  |      las palabras de Cristo: Mi doctrina no es mía, sino de Aquel
 4   2, 2  |   instrucción y edificación, la doctrina que le es bien conocida, —
 5   2, 2  |      propio destino final; pero doctrina nunca suficientemente estudiada
 6   2, 2  |     manifestados; y porque esta doctrina constituye hoy el objeto
 7   4, 5  |        naturaleza, de la propia doctrina, de la propia misión acompañará
 8   6, 7  |         genuina expresión de la doctrina y de la norma de la Iglesia
 9   8, 9  |    miembros en el siglo XVI, la doctrina sobre la Iglesia misma tuvo
10   8, 9  |         a examinar y definir la doctrina de la Iglesia. Y si no añadimos
11   8, 9  |       ofrecen amplia y luminosa doctrina sobre la divina institución
12   8, 9  |     nuestro gran Predecesor:~La doctrina sobre el Cuerpo Místico
13   9, 10 | múltiples aclaraciones sobre la doctrina de la Iglesia, algunas de
14  10, 11 |  vosotros ya conocéis bien esta doctrina. Y Nos no añadiremos una
15  10, 11 |         mente toda la riquísima doctrina de San Pablo, quien no cesa
16  12, 13b|   experiencia, iluminada por la doctrina, por la realidad viviente
17  23, 27 |        y muy rico patrimonio de doctrina, concebida en el amoroso
18  29, 33 |         es totalmente fiel a la doctrina de Cristo puede ser eficazmente