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 1   3, 3  |     carácter metodológico para la vida propia de la Iglesia, no
 2   3, 4  |           se ha introducido en la vida humana por las vías propias
 3   5, 6  |           este momento de nuestra vida religiosa con esta profesión
 4   5, 6  | particular en que se encuentra la vida de la Iglesia.~
 5   6, 7  |     necesidad de sentir su propia vida. Debe aprender a conocerse
 6   6, 7  |          sus formas exteriores de vida, sino también sus modos
 7   6, 7  |  novísimas e impensadas formas de vida. Así, por ejemplo, el fenómeno
 8   9, 10 |   necesidades fundamentales de la vida de la Iglesia en nuestro
 9  10, 11 |         principal guía en vuestra vida espiritual y en vuestra
10  11, 12 |         Cristo, más aún, su misma vida se hará operante en cada
11  12, 13b|         oración contemplativa. La vida interior sigue siendo como
12  12, 13b|       Santo, a la vocación de una vida nueva, que nada ha perdido
13  12, 13b|         el cielo, le esclarece la vida terrenal, le capacita a
14  12, 14 |      problema moral que domina la vida entera de la Iglesia, el
15  12, 14 |  teológicas de las que depende la vida humana; no se puede concebir
16  12, 14 |            sobre el sentido de la vida presente y de su finalidad,
17  12, 14 |           y los modos de dar a la vida su grado más alto de belleza
18  13, 15 |          la Iglesia desarrolla su vida. Ella no puede permanecer
19  13, 15 |  laboriosísima. Por una parte, la vida cristiana, tal como la Iglesia
20  13, 15 |         propio— la práctica de la vida cristiana, confieren a este
21  13, 15 |      conservar y acrecentar en la vida cristiana su carácter de
22  15     |          CONCEPCIÓN PROFANA DE LA VIDA~
23  15, 18 |    mundanos. La fascinación de la vida profana es hoy poderosa
24  15, 18 |          concepción profana de la vida, como si ésta fuese la mejor,
25  15, 18 |          práctica ordinaria de la vida, acusa de inutilidad fastidiosa
26  15, 18 |          las formas propias de la vida cristiana y a aquel mismo
27  17, 20 |         su esencial exigencia: la vida cristiana, que la Iglesia
28  17, 20 |         el programa moderno de la vida cristiana; ni pretendemos
29  17, 20 |            de la austeridad de la vida cristiana, como tampoco
30  18, 21 |        una buena renovación de la vida eclesiástica. Aludimos primeramente
31  18, 21 |         debe ser nuestro tenor de vida y cuál el método mejor para
32  18, 21 |        mismo tiempo proponer a la vida eclesiástica aquellos criterios
33  18, 21 |     eternos, pero necesarios a la vida presente— encuentra en el
34  19, 22 |      también en la práctica de la vida cristiana. Esto sea dicho
35  20, 23 |         como a amorosa maestra de vida, mientras razonamos con
36  20, 23 |          espiritual y moral de la vida de la Iglesia.~
37  20, 24 |          y distingue una forma de vida nueva, de la que el Nuevo
38  20, 24 |          Esta diferencia entre la vida cristiana y la vida profana
39  20, 24 |      entre la vida cristiana y la vida profana se deriva también
40  20, 24 |      también nosotros vivamos una vida nueva39. Muy oportuno será
41  20, 24 |     original y admirable forma de vida, que lo sostenga en el gozo
42  23, 27 |        Este aspecto capital de la vida actual de la Iglesia será
43  24     |          mismo, el misterio de su vida, unicísima en la esencia,
44  28, 32 |       misión de la Iglesia con la vida de los hombres en un determinado
45  29, 33 |      misma cosa con las formas de vida de aquellos a quienes se
46  30, 34 |      entre la Palabra divina y la vida, y a los albores del Dios
47  32, 36 |          naturaleza, es decir, la vida con todos sus dones, con
48  33, 37 |          y falsos conceptos de la vida y del mundo para sustituirlos,
49  33, 37 |         fecundas, introduce en la vida humana no una fórmula que
50  41, 45 |         hemos mencionado antes la vida litúrgica e interior y hemos