Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica La colaboración entre Institutos para la Formación IntraText CT - Texto |
|
|
El noviciado 14. El noviciado constituye una fase formativa fundamental y delicada.52 En ella la joven o el joven inicia el camino de la propia identidad vocacional en la vida religiosa.53 Tiene como finalidad formar adecuadamente al novicio o a la novicia en el espíritu y en la práctica de la vocación específica del propio instituto, y sopesar ulteriormente las motivaciones de la elección vocacional, el compromiso espiritual y la necesaria idoneidad. En cada instituto esta fase requiere un acompañamiento personalizado, atento al crecimiento de cada novicio o novicia, un clima formativo evangélico, sereno, rico en valores, sostenido por el testimonio gozoso de los formadores y de la comunidad, alimentado por la experiencia auténtica y profunda del carisma fundacional.54 Donde las circunstancias lo aconsejen, un programa intercongregacional puede contribuir a la adecuada formación doctrinal de los que inician la formación a la vida consagrada, ayudándolos a definirse a sí mismos como miembros de la Iglesia misterio-comunión y misión y a actuar como tales desarrollando, en la confrontación y en el intercambio, actitudes de corresponsabilidad fraterna. Pero tengamos presente que « se puede hablar de “cursos intercongregacionales para novicios” o para novicias, distintos entre sí, pero no se puede hablar de “Noviciado intercongregacional” ».55 15. La colaboración entre institutos, en la fase del noviciado, pertenece a la categoría de los « servicios complementarios ». En la colaboración no entra la creación de los llamados « noviciados intercongregacionales », que comportarían para los novicios y las novicias el vivir en la misma comunidad. En realidad esto no corresponde a la especificidad propia del inicio de la vida religiosa, la cual debe introducir a lo que caracteriza el patrimonio de cada instituto. Por lo mismo, cada instituto debe tener su propio noviciado. 16. Al organizar esos « servicios complementarios » téngase presente lo siguiente: a) La necesaria sintonía entre los cursos ofrecidos por el centro y el proceso de iniciación a la vida religiosa de cada instituto, requiere, como oportuna, si no necesaria, la presencia de los maestros y de las maestras de noviciado en los cursos, para ayudar a los novicios o a las novicias a la integración de los contenidos. b) El programa ha de ofrecer cursos fundamentales sobre diferentes temas, de tal modo que los institutos puedan elegir los que completan la formación impartida por ellos mismos. El programa debe estar bien estructurado y ser armónico, comprender elementos fundamentales de Sagrada Escritura, teología espiritual, teología moral, eclesiología, teología y derecho de la vida religiosa —en particular, de cada uno de los consejos evangélicos—, liturgia, como también conceptos fundamentales de antropología y psicología, que den al sujeto, al principio de su camino formativo, la posibilidad de conocerse mejor, particularmente en las áreas más necesitadas de formación.56 Todas las temáticas deberán profundizarse en función formativa. c) Durante el noviciado los cursos no sean distribuidos con frecuencia e intensidad tales que obstaculicen la finalidad propia de esta fase de la formación.57 Realícense evitando la permanencia fuera del noviciado. En el caso de que, por este motivo, las novicias o los novicios tuvieran que ir a otro lugar, por breves períodos y esporádicamente, el superior o superiora mayor aténgase a los cánones 647 § 2, 648 § 1 y 3, y 649 § 1. d) Hay que favorecer, además, el conocimiento de los respectivos institutos religiosos, de los Fundadores y de las Fundadoras y de las diversas espiritualidades. En efecto, el intercambio fraterno ayuda a hacer que madure un aprecio más vivo de la propia originalidad fundacional, a descubrir el valor de cada fundador en el conjunto de la misión de la Iglesia, a promover la colaboración y una mentalidad de comunión.58 e) Con intervalos regulares, los formadores y las formadoras, según sus competencias,59 realicen con el equipo responsable del centro —y también escuchando el parecer de los formandos— una verificación del programa y, en relación con las respuestas de las personas, de la finalidad de los cursos. Los Superiores Mayores, dada su responsabilidad primaria en la formación, sigan con atención tales iniciativas. f) Los cursos pueden ofrecer a los maestros y a las maestras la oportunidad de una actualización constante, de una verificación de la propia tarea formativa, de una confrontación y apoyo recíproco concreto e iluminado. Dada la naturaleza de esta etapa inicial, caracterizada por el proceso de maduración psicológica y de identificación carismática de los novicios y de las novicias, que les permite adquirir un nuevo estilo de vida, los programas de colaboración prevean, dentro de los límites de lo posible, encuentros de formadores y formadoras para tratar temas pedagógicos específicos, que después serán profundizados en los respectivos noviciados; entre ellos el desarrollo psicofisiológico, la madurez afectiva-sexual y otros aspectos de la madurez humana.60
|
52 Cf. RC 4. 53 Cf. PI 45; c. 646. 54 Cf. cc. 646.652 §§ 2-4. 55 Juan Pablo II, Discurso a los Obispos de la Región Nor-Este 2 de la « Conferencia Nacional dos Bispos do Brasil » (C.N.B.B.), 11.7.1995, L'Osservatore Romano, 12 de julio de 1995, p. 5. 56 Cf. c. 652 § 2. 57 Cf. cc. 646.648.652 § 5. 58 Cf. VC 46.52. 59 Cf. c. 652 § 1. 60 Cf. PI 13.39-41. |
Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC IntraText® (V89) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2007. Content in this page is licensed under a Creative Commons License |