Ecclesia de Eucharistia
Cap., N. 1 I, 19 | comunión con la Iglesia celestial. No es casualidad que en
2 I, 19 | nos unimos a la liturgia celestial, asociándonos con la multitud
3 I, 19 | de gloria de la Jerusalén celestial, que penetra en las nubes
Evangelium vitae
Cap., N. 4 1, 25 | de Dios en la Jerusalén celestial (Ap 21, 4). Y san Pablo
5 2, 41 | seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre
Redemptor hominis
Cap., Párrafo 6 4, 20 | unimos a Cristo terrestre y celestial que intercede por nosotros
7 4, 22 | Suplico sobre todo a Maria, la celestial Madre de la Iglesia, que
Redemptoris Mater
Cap., N. 8 1, 8 | del anuncio del mensajero celestial, la Virgen de Nazaret es
9 1, 15 | e incluso el mensajero celestial anuncia que « será grande »,
10 3, 41 | realidad escatológica y celestial de la comunión de los santos,
11 3, 41 | cuerpo y alma a la gloria celestial y fue ensalzada por el Señor
Slavorum apostoli
Cap., N. 12 Conclus, 32| confianza en tus manos, Padre celestial, invocando la intercesión
13 Conclus, 32| a todos en la Jerusalén celestial. Amén.~A todos vosotros,
Sollicitudo rei socialis
Cap., N. 14 3, 26 | la Providencia del Padre celestial vigila con amor también
Ut unum sint
Cap., N. 15 2, 74 | la voluntad de mi Padre celestial » (Mt 7, 21). La coherencia
Veritatis Splendor
Cap., N. 16 1, 18 | es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5, 48). En el evangelio
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