Centesimus annus
Cap., N. 1 1, 4 | gravísima injusticia de la realidad social, que se daba en muchas
2 1, 11 | proceso económico de la realidad del Estado y, sobre todo,
3 1, 11 | examinar algunos aspectos de la realidad contemporánea. Pero hay
4 2, 12 | entre pobres y ricos, en realidad perjudicaba a quienes se
5 2, 13 | iluminista, que concibe la realidad humana y social del hombre
6 2, 19 | valores espirituales. En realidad, si bien por un lado es
7 3, 25 | cuanto ayuda a comprender la realidad humana. El hombre tiende
8 3, 25 | palabra misma— pertenece a la realidad del tiempo con todo lo que
9 3, 29 | sufrir una concepción de la realidad impuesta por la fuerza,
10 4, 36 | en uno u otro modo de su realidad personal, consciente y libre,
11 4, 41 | de la existencia, es una realidad incluso en las sociedades
12 4, 41 | proyecto solamente humano de la realidad, a un ideal abstracto, ni
13 5, 46 | rígido esquema la cambiante realidad sociopolítica y reconoce
14 6, 53 | horizonte al hombre en su realidad concreta de pecador y de
15 6, 55 | antropología cristiana es en realidad un capítulo de la teología
16 6, 59 | los demás hombres en la realidad concreta de sus dificultades
17 6, 61 | obligación de denunciar tal realidad con toda claridad y franqueza,
Dives in misericordia
Cap., Párrafo 18 2, 3 | enseñanza, constituye una realidad que Cristo nos ha hecho
19 2, 3 | la clave para entender la realidad misma de la misericordia.
20 4, 6 | demuestra cuán diversa es la realidad: la relación de misericordia
21 4, 6 | sencilla, pero profunda la realidad de la conversión. Esta es
22 5, 7 | Hominis. En efecto, si la realidad de la redención, en su dimensión
23 5, 7 | la dimensión divina de la realidad de la redención. Justamente
24 5, 7 | actuación respecto a la realidad del mal presente en el mundo
25 7, 13 | misericordia de Dios podrá hacer realidad los cometidos que brotan
26 7, 14 | menesterosos), sin embargo en realidad, también aquel que da, queda
Dominum et vivificantem
Cap., N. 27 Intro, 2 | descubrimiento de Dios en su realidad trascendente de Espíritu
28 1, 6 | oportunamente al hombre en la realidad del misterio revelado. El «
29 1, 10 | riqueza insondable de la realidad y una profundización inefable
30 1, 19 | introducción inmediata en la nueva realidad mesiánica. Juan no es solamente
31 2 | testimonio del principio: la realidad originaria del pecado~ ~
32 2, 33 | Nos encontramos ante la realidad originaria del pecado en
33 2, 33 | principio, el pecado en su realidad originaria se dio en la
34 2, 35 | Espíritu de la verdad conoce la realidad originaria del pecado, causado
35 2, 38 | de la « autonomía de la realidad terrena », afirma: « La
36 2, 39 | mal del pecado en toda su realidad dolorosa sin sondear las
37 2, 41 | introduciéndolo en la divina realidad de la comunión trinitaria.
38 2, 42 | también de un modo nuevo. En realidad ya actuaba desde el principio
39 2, 42 | poder salvífico de Dios. En realidad —como dice San Buenaventura— «
40 2, 44 | Constitución pastoral: « En realidad de verdad, los desequilibrios
41 2, 44 | Encontramos de este modo aquella realidad originaria del pecado, de
42 2, 47 | Exhortación leemos: « En realidad, Dios es la raíz y el fin
43 2, 47 | divino. Por ello, es la realidad de Dios la que descubre
44 3, 50 | en cierto modo a toda la realidad del hombre, el cual es también «
45 3, 51 | vislumbrarse un lejano (pero en realidad muy cercano) contraste con
46 3, 53 | vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la
47 3, 54 | conciencia, corazón; es realidad psicológica y ontológica
48 3, 55 | resistencia y oposición en nuestra realidad humana. Desde este punto
49 3, 55 | puntos neurálgicos de su realidad psicológica y ética; y,
50 3, 56 | entendido como teoría explica la realidad y tomado como principio
51 3, 56 | interpretación de toda la realidad como « materia ». Si a veces
52 3, 58 | consciente más que nadie de la realidad del hombre interior, de
53 3, 58 | es introducido en la realidad sobrenatural de la misma
54 3, 59 | sí mismo « existe » como realidad trascendente de don interpersonal
55 3, 61 | espiritual, se realizan en la realidad sacramental. En ella Cristo,
56 3, 64 | misma unión se verifica como realidad salvífica. Lo es en Jesucristo,
57 3, 64 | Santo. La plenitud de la realidad salvífica, que es Cristo
58 3, 65 | experimentado antes la espantosa realidad de la decadencia espiritual
Ecclesia de Eucharistia
Cap., N. 59 I, 15 | la fe católica, que en la realidad misma, independiente de
60 I, 20(34) | y con su palabra llevó a realidad lo que decía, afirmó también: “
61 IV, 40 | reflexionar sobre la verdadera realidad de la Eucaristía con el
62 VI, 55 | Hijo divino, incluso en la realidad física de su cuerpo y su
Evangelium vitae
Cap., N. 63 Intro, 2 | mujer. En verdad, esa no es realidad « última », sino « penúltima »;
64 Intro, 2 | sino « penúltima »; es realidad sagrada, que se nos confía
65 Intro, 2(1) | En realidad, la expresion « Evangelio
66 1, 11 | relacionales, agravadas por la realidad de una sociedad compleja,
67 1, 12 | que estamos frente a una realidad más amplia, que se puede
68 1, 13 | mirándolo bien, se revela en realidad falaz. En efecto, puede
69 1, 13 | anticonceptivos, actúan en realidad como abortivos en las primerísimas
70 1, 14 | veces con esta intención, en realidad dan pie a nuevos atentados
71 1, 14 | científico o médico, reducen en realidad la vida humana a simple «
72 1, 15 | decide sobre ellas, cuando en realidad es derrotado y aplastado
73 1, 17 | solidaridad, estamos en realidad ante una objetiva « conjura
74 1, 18 | contrapone lamentablemente en la realidad su trágica negación. Esta
75 1, 20 | que no es otra cosa, en realidad, que el interés de algunos.
76 1, 20 | reglas democráticas. Pero en realidad estamos sólo ante una trágica
77 1, 20 | disgregación de la misma realidad establecida.~Reivindicar
78 1, 21 | Dios y su justo juicio. En realidad, sólo delante del Señor
79 1, 22 | espléndido de Dios, una realidad « sagrada » confiada a su
80 1, 22 | designio del Creador.~En realidad, viviendo « como si Dios
81 1, 23 | ya no se considera como realidad típicamente personal, signo
82 1, 26 | 26. En realidad, no faltan signos que anticipan
83 2, 29 | de vida » (1 Jn 1, 1). En realidad, el Evangelio de la vida
84 2, 29 | Evangelio de la vida es una realidad concreta y personal, porque
85 2, 31 | 31. En realidad, la plenitud evangélica
86 2, 32 | parábola evangélica, en realidad se engaña. La vida se le
87 2, 34 | el hombre se refleja la realidad misma de Dios.~Lo afirma
88 2, 40 | y la de los demás—, como realidad que no le pertenece, porque
89 2, 42 | la vida, de toda vida. En realidad, « el dominio confiado al
90 3, 58 | palabra puede cambiar la realidad de las cosas: el aborto
91 3, 60 | vida humana personal. En realidad, « desde el momento en que
92 3, 63 | infanticidio y de la eutanasia.~En realidad, precisamente el valor y
93 3, 64 | vida o a la de otros. En realidad, lo que podría parecer lógico
94 3, 66 | sociedad en general. 84 En su realidad más profunda, constituye
95 3, 70 | el consenso popular?~En realidad, la democracia no puede
96 4, 83 | pretende apoderarse de la realidad, sino que la acoge como
97 4, 97 | sufrimiento y la muerte. En realidad forman parte de la experiencia
98 4, 97 | uno a comprender, en la realidad concreta y difícil, su misterio
99 4, 98 | hombre. En la lectura de la realidad, deben negarse a poner de
Fides et ratio
Cap., N. 100 Intro, 1 | hombre cuanto más conoce la realidad y el mundo y más se conoce
101 Intro, 4 | en lectura universal. En realidad, todo sistema filosófico,
102 1, 13 | ir más allá de su misma realidad de signos, para descubrir
103 1, 13 | unidad inseparable entre la realidad y su significado permite
104 2, 18 | conoce muchas cosas, pero en realidad no es capaz de fijar la
105 2, 22 | causa que da lugar a toda realidad sensible. Con terminología
106 3, 25 | un juicio propio sobre la realidad objetiva de las cosas. Este
107 4, 38 | buscarla en otra parte. En realidad, el encuentro con el Evangelio
108 4, 44 | intelecto para indagar la realidad dentro de sus límites connaturales,
109 5, 56 | adecuación del intelecto a la realidad objetiva. Ciertamente es
110 6, 70 | hecho ha dado vida a una realidad nueva. Las culturas, cuando
111 6, 76 | ámbito pertenece también la realidad del pecado, tal y como aparece
112 6, 77 | recurre a la filosofía. En realidad, la teología ha tenido siempre
113 7, 80 | De ellas se deduce que la realidad que experimentamos no es
114 7, 82 | con verdadera certeza la realidad inteligible, aunque a consecuencia
115 7, 82 | afirmaciones que expresan la realidad objetiva. No se puede decir
116 7, 83 | Sólo deseo afirmar que la realidad y la verdad transcienden
117 7, 83 | dimensión metafísica de la realidad: en la verdad, en la belleza,
118 7, 84 | comprende y se expresa la realidad, sin verificar las posibilidades
119 7, 84 | menos significativos— la realidad divina y trascendente. 103
120 7, 92(109)| oportunamente al hombre en la realidad del misterio revelado. El “
121 7, 97 | filosofía dinámica que ve la realidad en sus estructuras ontológicas,
122 7, 97 | plena y global hacia la realidad entera, superando cualquier
123 7, 98 | no se la considera en su realidad originaria, o sea, como
124 Conclus, 106| incluso cuando atañe a una realidad limitada del mundo o del
Laborem exercens
Cap., Párrafo 125 Intro, 1 | el vasto contexto de esa realidad que es el trabajo. En efecto,
126 Intro, 1 | que, en relación con la realidad del trabajo, trastocan la
127 Intro, 3 | tanto del diagnóstico de la realidad social objetiva como también
128 2, 4 | manera irrefutable esta realidad. La Iglesia, sin embargo,
129 2, 4 | economía, así como toda la realidad contemporánea y las fases
130 2, 7 | la luz del análisis de la realidad fundamental del entero proceso
131 2, 10 | esta dimensión, es decir la realidad concreta del hombre del
132 3, 11 | este análisis como una gran realidad, que ejerce un influjo fundamental
133 3, 11 | por el Creador y es una realidad estrechamente ligada al
134 3, 11 | su obrar racional. Esta realidad, en el curso normal de las
135 3, 11 | el pleno contexto de la realidad contemporánea.~ ~
136 3, 12 | Prioridad del trabajo~ ~Ante la realidad actual, en cuya estructura
137 3, 13 | posición subordinada a la realidad material. Esto no es todavía
138 3, 13 | porque pretende reducir la realidad espiritual a un fenómeno
139 3, 14 | sino también y ante todo la realidad y la problemática que se
Redemptor hominis
Cap., Párrafo 140 2, 8 | Concilio Vaticano II: «En realidad el misterio del hombre sólo
141 2, 10 | apropiarse» y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la
142 2, 10 | tenga la vida eterna»!66~En realidad, ese profundo estupor respecto
143 2, 11 | nosotros a la luz de la realidad que es él: Cristo Jesús.~
144 3, 13 | en su única e irrepetible realidad humana, en la que permanece
145 3, 14 | en toda su irrepetible realidad del ser y del obrar, del
146 3, 14 | corazón. El hombre en su realidad singular (porque es «persona»),
147 3, 17 | identificado con el estado.111 En realidad aquellos regímenes habían
148 4, 18 | espíritu.~La Iglesia vive esta realidad, vive de esta verdad sobre
149 4, 20 | misterio de la Redención, como realidad viva y vivificante, que
Redemptoris Mater
Cap., N. 150 Intro, 3 | nacimiento de María.~En realidad, aunque no sea posible establecer
151 Intro, 3 | Santísima Trinidad sea la realidad central de la revelación
152 Intro, 5 | nació de María Virgen ». La realidad de la Encarnación encuentra
153 Intro, 5 | no puede pensarse en la realidad misma de la Encarnación
154 1, 8 | lugar, es decir, se hace realidad aquella bendición del hombre «
155 1, 19 | clave que nos abre a la realidad íntima de María, a la que
156 1, 21 | Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias
157 1, 23 | solemnemente toda la verdad y realidad. Se puede decir que, si
158 2, 26 | comenzado a transformarse en realidad. En efecto, Jesús, antes
159 2, 37 | la existencia a toda la realidad. Creando al hombre, le da
160 3, 39 | ontológico, se refiere a la realidad misma de la unión de las
161 3, 41 | peregrina en la tierra con la realidad escatológica y celestial
162 3, 41 | como envuelta por toda la realidad de la comunión de los santos,
163 Conclus, 51 | inefable e inescrutable en la realidad de la Encarnación del Verbo,
Redemptoris missio
Cap., N. 164 1, 10 | vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, divina.
165 2, 13 | capital importancia. La realidad escatológica no se aplaza
166 2, 17 | tiende a convertirse en una realidad plenamente humana y secularizada,
167 2, 17 | pueden coincidir en la única realidad divina, cualquiera que sea
168 2, 19 | conjunto donde se comprende la realidad del Reino. Ciertamente,
169 2, 20 | Es verdad, pues, que la realidad incipiente del Reino puede
170 4, 32 | dificultad de interpretar esta realidad compleja y mudable respecto
171 4, 34 | se vuelva una flaca realidad dentro de la misión global
172 5, 41 | resultado?~La misión es una realidad unitaria, pero compleja,
173 5, 44 | evangelización.~En la compleja realidad de la misión, el primer
Slavorum apostoli
Cap., N. 174 3, 9 | el fin del mundo. Fue una realidad —en el tiempo y en las circunstancias
175 5, 17 | concepto más bien angosto de la realidad eclesial, eran contrarios
176 Conclus, 31 | comprender, bajo su luz, la realidad actual y vislumbrar el mañana.
Sollicitudo rei socialis
Cap., N. 177 2, 9 | cuestión social ». En realidad, la Encíclica Mater et Magistra
178 2, 9 | análisis objetivo de la realidad. Según las palabras mismas
179 2, 9 | valoración moral de esta realidad. Por consiguiente, los responsables
180 3, 12 | actualidad muy lejana de la realidad.~A este propósito, la Encíclica
181 3, 13 | es suficiente mirar la realidad de una multitud ingente
182 3, 14 | para indicar la verdadera realidad, ya que puede dar la impresión
183 3, 15 | preguntarse si la triste realidad de hoy no sea, al menos
184 3, 26 | desarrollo y la paz.~Esta realidad me mueve a reflexionar sobre
185 4, 29 | y se orienta según esta realidad y vocación del hombre visto
186 4, 29 | inmortalidad. Esta es la realidad trascendente del ser humano,
187 4, 30 | imagen, determinada en su realidad profunda por el origen y
188 4, 32 | otras religiones, como en realidad ya se está haciendo en diversos
189 5, 36 | comprensión profunda de la realidad que tenemos ante nuestros
190 5, 38 | un signo más de que esta realidad es transformada en conciencia,
191 5, 39 | reclamaciones y a ayudar a hacerlas realidad sin perder de vista al bien
192 6, 42 | olvidar la existencia de esta realidad. Ignorarlo significaría
193 6, 44 | metas todavía lejos de ser realidad en tantas partes del mundo—
194 6, 45 | interdependencia es ya una realidad en muchos de estos Países.
Ut unum sint
Cap., N. 195 1, 5 | la Iglesia no es una realidad replegada sobre sí misma,
196 1, 14 | manifestó ya la Iglesia en su realidad escatológica, que El había
197 1, 19 | crecido ».35 Así hacían realidad aquella « perfecta comunión
198 1, 22 | toda la dolorosa y humana realidad de las divisiones, y de
199 1, 26 | plenamente la inescrutable realidad de la paternidad de Dios
200 1, 27 | formará parte plenamente de la realidad de nuestra vida y de los
201 1, 38 | intentos de escrutar la misma realidad, aunque desde dos perspectivas
202 1, 38 | fórmula que, expresando la realidad en su integridad, permita
203 2, 50 | precisamente sobre la rica realidad de las Iglesias de Oriente: «
204 2, 70 | enraizada y difundida ya en la realidad eclesial, muestra que los
205 3, 78 | visible, que se exprese en la realidad concreta, de modo que las
206 3, 84 | primer lugar y ante todo esta realidad de la santidad. 139~En la
Veritatis Splendor
Cap., N. 207 1, 8 | apropiarse y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la
208 1, 9 | pregunta del joven es, en realidad, una pregunta religiosa
209 1, 12 | monte Sinaí. A esta misma realidad del reino se refiere la
210 2, 32 | no se la considera en su realidad originaria, o sea, como
211 2, 33 | duda o incluso a negar la realidad misma de la libertad humana.~
212 2, 35 | moral que Dios le da. En realidad, la libertad del hombre
213 2, 36 | existe la necesidad y la realidad efectiva de la divina Revelación
214 2, 41 | afirmación de su libertad. En realidad, si heteronomía de la moral
215 2 | quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su
216 2, 46 | relación con la naturaleza. En realidad los debates sobre naturaleza
217 2, 50 | testimonio de la verdad. En realidad sólo con referencia a la
218 2, 57 | quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su
219 2, 58 | consigo mismo. Pero, en realidad, éste es el diálogo del
220 2, 64 | mente» (cf. Rm 12, 2). En realidad, el corazón convertido al
221 2, 67 | elecciones deliberadas. En realidad, la moralidad de los actos
222 2, 68 | mandamientos de Dios.~En realidad, el hombre no va a la perdición
223 2, 70 | volverse a sí mismo, a alguna realidad creada y finita, a algo
224 3, 88 | personal, familiar y social. En realidad, los criterios de juicio
225 3, 95 | comprensión y compasión. Pero, en realidad, la maternidad de la Iglesia
226 3, 95 | y de perfección» 149.~En realidad, la verdadera comprensión
227 3, 98 | sociedad y del mundo. En realidad, en el centro de la cuestión
228 3, 103 | se trata de esto: de la realidad de la redención de Cristo. ¡
229 3, 106 | desde su origen mismo. En realidad, este reto no lo plantean
230 3, 111 | comprensión fenomenológica. En realidad, la pertinencia de las ciencias
231 Conclus, 119| afrontar la complejidad de la realidad, pero puede conducir a su
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