La actividad misionera
está aún en sus comienzos
30.
Nuestra época, con la humanidad en movimiento y búsqueda, exige un nuevo impulso en la actividad misionera
de la Iglesia. Los horizontes y las posibilidades de la misión se
ensanchan, y nosotros los cristianos estamos llamados a la valentía apostólica,
basada en la confianza en el Espíritu ¡El
es el protagonista de la misión!
En la
historia de la humanidad son numerosos los cambios periódicos que favorecen el
dinamismo misionero. La Iglesia, guiada por el Espíritu, ha respondido siempre
a ellos con generosidad y previsión. Los frutos no han faltado. Hace poco se ha
celebrado el milenario de la evangelización de la Rus' y de los pueblos eslavos
y se está acercando la celebración del V Centenario de la evangelización de
América. Asimismo se han conmemorado recientemente los centenarios de las
primeras misiones en diversos Países de Asia, África y Oceanía. Hoy la Iglesia
debe afrontar otros desafíos, proyectándose hacia nuevas fronteras, tanto en la
primera misión ad gentes, como en la
nueva evangelización de pueblos que han recibido ya el anuncio de Cristo. Hoy
se pide a todos los cristianos, a las Iglesias particulares y a la Iglesia
universal la misma valentía que movió a los misioneros del pasado y la misma
disponibilidad para escuchar la voz del Espíritu.
|