Oración y sacrificios
por los misioneros
78. Entre las formas de participación, el
primer lugar corresponde a la cooperación espiritual: oración, sacrificios,
testimonio de vida cristiana. La oración debe acompañar el camino de los
misioneros, para que el anuncio de la Palabra resulte eficaz por medio de la
gracia divina. San Pablo, en sus Cartas, pide
a menudo a los fieles que recen por él, para que pueda anunciar el Evangelio
con confianza y franqueza.
A la oración es necesario unir el sacrificio. El valor salvífico
de todo sufrimiento, aceptado y ofrecido a Dios con amor, deriva del sacrificio
de Cristo, que llama a los miembros de su Cuerpo místico a unirse a sus
padecimientos y completarlos en la propia carne (cf. Col 1, 24). El sacrificio del misionero debe ser compartido y
sostenido por el de todos los fieles. Por esto, recomiendo a quienes ejercen su
ministerio pastoral entre los enfermos, que los instruyan sobre el valor del
sufrimiento, animándoles a ofrecerlo a Dios por los misioneros. Con tal
ofrecimiento los enfermos se hacen también misioneros, como lo subrayan algunos
movimientos surgidos entre ellos y para ellos. Incluso la misma solemnidad de
Pentecostés, inicio de la misión de la Iglesia, es celebrada en algunas
comunidades como « Jornada del sufrimiento por las Misiones ».
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