La solidaridad al
servicio de la humanidad
43.
Sucede cada vez más que los responsables de las Comunidades cristianas adoptan
conjuntamente posiciones, en nombre de Cristo, sobre problemas importantes que
afectan a la vocación humana, la libertad, la justicia, la paz y el futuro del
mundo. Obrando así « comulgan » con uno de los elementos constitutivos de la
misión cristiana: recordar a la sociedad, de un modo realista, la voluntad de
Dios, haciendo ver a las autoridades y a los ciudadanos el peligro de seguir
caminos que llevarían a la violación de los derechos humanos. Es claro, y la
experiencia lo demuestra, que en algunas circunstancias la voz común de los
cristianos tiene más impacto que una voz aislada.
Los
responsables de las Comunidades no son sin embargo los únicos que se unen en
este compromiso por la unidad. Numerosos cristianos de todas las Comunidades,
movidos por su fe, participan juntos en proyectos audaces que pretenden cambiar
el mundo para que triunfe el respeto de los derechos y de las necesidades de
todos, especialmente de los pobres, los marginados y los indefensos. En la
Carta encíclica Sollicitudo rei socialis
he constatado con alegría esta colaboración, señalando que la Iglesia católica
no puede soslayarla. 72 En efecto, los cristianos que tiempo atrás
actuaban de modo independiente, ahora están comprometidos juntos al servicio de
esta causa para que la benevolencia de Dios pueda triunfar.
La lógica es la del Evangelio. Por ello, reafirmando lo que escribí
en mi primera Carta encíclica Redemptor
hominis, he tenido oportunidad « de insistir sobre este punto y de
estimular todo esfuerzo realizado en esta dirección, a todos los niveles en los
que nos encontramos con los otros cristianos hermanos nuestros » 73 y
he dado gracias a Dios por « lo que ha realizado en las otras Iglesias y
Comunidades eclesiales y por medio de ellas », como también por medio de la
Iglesia católica. 74 Hoy constato con satisfacción que la ya vasta red
de colaboración ecuménica se extiende cada vez más. También se realiza una gran
tarea en este campo gracias al Consejo Ecuménico de las Iglesias.
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