Convergencias en la palabra de Dios y en el
culto divino
44.
Los progresos de la conversión ecuménica son también significativos en otro
sector, el relativo a la palabra de Dios. Pienso ante todo en un hecho tan
importante para diversos grupos lingüísticos como son las traducciones
ecuménicas de la Biblia. Después de la promulgación, por parte del Concilio
Vaticano II, de la Constitución Dei
Verbum, la Iglesia católica acogió con alegría dicha iniciativa. 75
Estas traducciones, obra de especialistas, ofrecen generalmente una base segura
para la oración y la actividad pastoral de todos los discípulos de Cristo.
Quien recuerda todo lo que influyeron las disputas en torno a la Escritura en
las divisiones, especialmente en Occidente, puede comprender el notable paso
que representan estas traducciones comunes.
45.
A la renovación litúrgica realizada por la Iglesia católica, corresponde en
diversas Comunidades eclesiales la iniciativa de renovar sus cultos. Algunas de
ellas, a partir de los deseos expresados a nivel ecuménico, 76 han
abandonado la costumbre de celebrar su liturgia de la Cena sólo en contadas
ocasiones y han optado por una celebración dominical. Por otra parte,
comparando los ciclos de las lecturas litúrgicas de distintas Comunidades
cristianas occidentales, se constata que convergen en lo esencial. Siempre a
nivel ecuménico, 77 se ha dado un relieve muy especial a la liturgia y
a los signos litúrgicos (imágenes, iconos, ornamentos, luces, incienso,
gestos). Además, en los institutos de teología donde se forman los futuros
ministros el estudio de la historia y del significado de la liturgia comienza a
formar parte de los programas, como una necesidad que se está descubriendo.
Se trata de
signos convergentes en varios aspectos de la vida sacramental. Ciertamente, a
causa de las divergencias relativas a la fe, no es posible todavía concelebrar
la misma liturgia eucarística. Y sin embargo, tenemos el ardiente deseo de
celebrar juntos la única Eucaristía del Señor, y este deseo es ya una alabanza
común, una misma imploración. Juntos nos dirigimos al Padre y lo hacemos cada
vez más « con un mismo corazón ». En ocasiones, el poder consumar esta comunión
« real aunque todavía no plena » parece estar más cerca. ¿Quién hubiera
podido pensarlo hace un siglo?
46. En este contexto, es motivo de
alegría recordar que los ministros católicos pueden, en determinados casos
particulares, administrar los sacramentos de la Eucaristía, la Penitencia y la
Unción de enfermos a otros cristianos que no están en comunión plena con la
Iglesia católica, pero que desean vivamente recibirlos, los piden libremente y
manifiestan la fe que la Iglesia católica confiesa en estos sacramentos.
Recíprocamente, en determinados casos y por circunstancias particulares,
también los católicos pueden solicitar estos mismos sacramentos a los ministros
de aquellas Iglesias en que sean válidos. Las condiciones para esta acogida
recíproca están fijadas en normas cuya observancia es necesaria para la
promoción ecuménica. 78
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