Acogida de los resultados alcanzados
80.
Mientras prosigue el diálogo sobre nuevos temas o se desarrolla con mayor
profundidad, tenemos una nueva tarea que llevar a cabo: cómo acoger los
resultados alcanzados hasta ahora. Estos no pueden quedarse en conclusiones de
las Comisiones bilaterales, sino que deben llegar a ser patrimonio común. Para
que sea así y se refuercen los vínculos de comunión, es necesario un serio
examen que, de modos, formas y competencias diversas, abarque a todo el pueblo
de Dios. En efecto, se trata de cuestiones que con frecuencia afectan a la fe,
y éstas exigen el consenso universal, que se extiende desde los Obispos a los
fieles laicos, todos los cuales han recibido la unción del Espíritu Santo.
134 Es el mismo Espíritu que asiste al Magisterio y suscita el sensus fidei.
Para acoger
los resultados del diálogo es necesario pues un amplio y cuidadoso proceso
crítico que los analice y verifique con rigor su coherencia con la Tradición de
fe recibida de los Apóstoles y vivida en la comunidad de los creyentes reunida
en torno al Obispo, su legítimo Pastor.
81.
Este proceso, que debe hacerse con prudencia y actitud de fe, es animado por el
Espíritu Santo. Para que tenga un resultado favorable, es necesario que sus aportaciones
sean divulgadas oportunamente por personas competentes. A este respecto, es de
gran importancia la contribución que los teólogos y las facultades de teología
están llamados a dar en razón de su carisma en la Iglesia. Además es claro que
las comisiones ecuménicas tienen, en este sentido, responsabilidades y
cometidos muy singulares.
Todo el
proceso es seguido y ayudado por los Obispos y la Santa Sede. La autoridad
docente tiene la responsabilidad de expresar el juicio definitivo.
En todo
esto, será de gran ayuda atenerse metodológicamente a la distinción entre el
depósito de la fe y la formulación con que se expresa, como recomendaba el Papa
Juan XXIII en el discurso pronunciado en la apertura del Concilio Vaticano II.
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