La comunión de todas las Iglesias particulares
con la Iglesia de Roma: condición necesaria para la unidad
97.
La Iglesia católica, tanto en su praxis
como en sus documentos oficiales, sostiene que la comunión de las Iglesias particulares
con la Iglesia de Roma, y de sus Obispos con el Obispo de Roma, es un requisito
esencial —en el designio de Dios— para la comunión plena y visible. En efecto,
es necesario que la plena comunión, que encuentra en la Eucaristía su suprema
manifestación sacramental, tenga su expresión visible en un ministerio en el
cual todos los Obispos se sientan unidos en Cristo y todos los fieles
encuentren la confirmación de la propia fe. La primera parte de los Hechos de
los Apóstoles presenta a Pedro como el que habla en nombre del grupo apostólico
y sirve a la unidad de la comunidad, y esto respetando la autoridad de
Santiago, cabeza de la Iglesia de Jerusalén. Esta función de Pedro debe
permanecer en la Iglesia para que, bajo su única Cabeza, que es Cristo Jesús,
sea visiblemente en el mundo la comunión de todos sus discípulos.
?No es
acaso de un ministerio así del que muchos de los que están comprometidos en el
ecumenismo sienten hoy necesidad? Presidir en la verdad y en el amor para que
la barca —hermoso símbolo que el Consejo Ecuménico de las Iglesias eligió como
emblema— no sea sacudida por las tempestades y pueda llegar un día a puerto.
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