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Ioannes Paulus PP. II Redemptoris missio IntraText CT - Texto |
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CAPÍTULO VI - RESPONSABLES Y AGENTES DE LA PASTORAL MISIONERA
Los Doce son los primeros agentes de la misión universal: constituyen un « sujeto colegial » de la misión, al haber sido escogidos por Jesús para estar con él y ser enviados « a las ovejas perdidas de la casa de Israel » (Mt 10, 6). Esta colegialidad no impide que en el grupo se distingan figuras singularmente, como Santiago, Juan y, por encima de todos, Pedro, cuya persona asume tanto relieve que justifica la expresión: « Pedro y los demás Apóstoles » (Act 2, 14. 37). Gracias a él se abren los horizontes de la misión universal en la que posteriormente destacará Pablo, quien por voluntad divina fue llamado y enviado a los gentiles (cf. Gál 1, 15-16). En la expansión misionera de los orígenes junto a los Apóstoles encontramos a otros agentes menos conocidos que no deben olvidarse: son personas, grupos, comunidades. Un típico ejemplo de Iglesia local es la comunidad de Antioquía que de evangelizada, pasa a ser evangelizadora y envía sus misioneros a los gentiles (cf. Act 13, 2-3). La Iglesia primitiva vive la misión como tarea comunitaria, aun reconociendo en su seno a « enviados especiales » o « misioneros consagrados a los gentiles », como lo son Pablo y Bernabé.
62. Lo que se hizo al principio del cristianismo para la misión universal, también sigue siendo válido y urgente hoy. La Iglesia es misionera por su propia naturaleza ya que el mandato de Cristo no es algo contingente y externo, sino que alcanza al corazón mismo de la Iglesia. Por esto, toda la Iglesia y cada Iglesia es enviada a las gentes. Las mismas Iglesias más jóvenes, precisamente « para que ese celo misionero florezca en los miembros de su patria », deben participar « cuanto antes y de hecho en la misión universal de la Iglesia, enviando también ellas misioneros a predicar por todas las partes del mundo el Evangelio, aunque sufran escasez de clero ».117 Muchas ya actúan así, y yo las aliento vivamente a continuar. En este vínculo esencial de comunión entre la Iglesia universal y las Iglesias particulares se desarrolla la auténtica y plena condición misionera. « En un mundo que, con la desaparición de las distancias, se hace cada vez más pequeño, las comunidades eclesiales deben relacionarse entre sí, intercambiarse energías y medios, comprometerse aunadamente en la única y común misión de anunciar y de vivir el Evangelio... Las llamadas Iglesias más jóvenes... necesitan la fuerza de las antiguas, mientras que éstas tienen necesidad del testimonio y del empuje de las más jóvenes, de tal modo que cada Iglesia se beneficie de las riquezas de las otras Iglesias ».118
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117 Conc. Ecum. Vat II. Decr. Ad gentes, sobre la actividad misionera de la Iglesia. 20. 118 Exh. Ap. postsinodal Christifideles laici , 35: l.c., 458. |
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