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CAPITULO 6 -
Cómo muestra Dios no enfadarse porque el alma le pregunte cuando su deseo de
saber es para más aprovecharse. Da la razón por qué es corto con el hombre en
darle a conocer sus secretos en esta vida. Y responde a la primera duda, monstrando quién sea la causa del
trueco del primer estado al segundo
1. A
mi providencia convino, hija mía, disponer las cosas de suerte que el hombre, mientras
vive, no tenga el lleno conocimiento de las cosas, porque no es bien a la
criatura darle a comer más de lo que el estómago puede digerir. Y como la
voluntad es más tarda para amar que el entendimiento para conocer, es necesario
que el uno al otro se vaya aguardando, y dé lugar el entendimiento a que
digiera la voluntad lo que ya le ha ofrecido sin que, atropellando muchas
cosas, las unas deje por las otras, porque el hombre mientras vive es tardo en
el obrar, espacioso y detenido en el amar y querer. Y así no de una vez y
de golpe le descubro yo todos los secretos que tengo escondidos en las mudanzas
de los tiempos y truecos de estados.
[91v]
Uno de los amigos de Job, que le venían a consolar, confiesa él muy bien el
modo con que yo me manifiesto y doy a conocer a las personas que gusto sepan y
entiendan mis secretos: Audivi (dice) verbum absconditum, quasi furtive
dictuma1; oí una palabra abscondida, como hurtada y distilada
por secretos mineros de la tierra, que me susurraba a las orejas. Son todas
estas palabras de cosa que se da escasa y mezquinamente. Esto significan estos
términos: abscondido, hurtado, distilado y susurrado. Que es decir fueron
palabras y conocimiento corto, finito y limitado. La sciencia y sabiduría es
comparada al vino y, como los hombres son flacos en esta vida, es necesario
dárselo a escondidas, hurtado y distilado, no lo enbriaguen y saquen de sí,
sino que dé lugar
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a la voluntad que obre, quiera y ame. Y como yo soy tan escaso y corto en esto,
no me espanto que el hombre, inclinado a saber, cada momento esté la boca
abierta aguardando alguna gotilla de este soberano licuor; y si la sed crece,
que ordinariamente suele provenir de repleción y mucha comida, no me espancto
que se pida y desee, porque la sed es una pasión que aflige muchob y da
poco lugar a sufrimiento.
2. Dígote,
hija mía, que es propiedad de almas que mucho me aman aumentárseles la sed y
deseo de conocer mis secretos, porque este conocimiento, como bebida, es ayuda
de la digestión del manjar y obras que abraza la voluntad. Y así pocas veces
sufren sus dudas y dificultades, antes siempre están deseando satisfacción de
ellas. De aquí es, hija mía, que yo no me espanto de tu deseo de saber, porque
va enderezado a más amar y obrar. Porque, si en otro tiempo dije yo a mi sposa
que sus ojos me hicieron volar2 y absentarme de ella, trataba de los
ojos que quieren ver y mirar por sólo curiosidad, que esa bebida, por ser a
solas y sin el manjar de la voluntad, enborracha y enbriaga yc causa
daños en la persona. Pero tu conocimiento es muy provechoso por ir mezclado con
los fervorosos deseos que tienes de descubrir tierra nueva para andarla; y así
me doy por contentod de tus deseos, para acudir a ellos y satisfacer tu
duda, en que me preguntas quién es causa de esta mutación que al presente has
tenido: del estado primero en que, como niño en el vientre de su madre gozaba
sin molestia todo lo que tenía necesidad y tú, levantada a un ser divino,
gozabas sin afán y trabajo mill bienes celestiales, al segundo estado en que,
desasida y apartada de estas entrañas que así te abrazaban y abrigaban, fuiste
entregada [92r] a trabajos exteriores en que, como niño en otro mundo, gritas y
lloras como persona que te ha de costar trabajo todo lo que hubieres de gozar y
tener.
3. Has de saber, hija mía, que,
cone deseof de perpetuar tu vida en el camino de la perfección,
en ella gusto y quiero estos truecos y mudanzas; porque la vida natural, subida
a vida tang sobrenatural como en el primer estado gozabas, no era
perpetua ni durable, no por falta del bien que lah elevaba, sino por la
flaqueza de la persona que de éli gozaba. Muy ordinario es al
músicoj tañedor bajar las cuerdas del instrumento músico que están
subidas tres puntos, para que duren y no se quiebren. Y el herrero saca el
guchillo de la fragua y lo mete en el agua para templarlo y sacarle los filos,
porque el fuego, si fuera perpetuo, consumiera y acabara aquella materia que de
suyo es consuntible3. De
esa misma suerte hago yo muy de ordinario con muchas almas que, por mi bondad y
misericordia, subí tantos puntos que su voz me fuese suave y amorosa. Y para
que durasen para otras fiestas semejantes, me agradó aflojarlas y descenderlas
a otro diferente estado
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en que, como en agua, de disgustos y trabajos se
templasen después de haber estado metidas y encendidas en el horno de mi
infinita charidad.
Cosa es
llana que el hombre cuando duerme goza vida y estado más bajo que cuando ora y
está ocupado en otros ejercicios santos. Y, con todo eso, es mi gusto que
duerma y descanse de sus trabajos continuos, para que dure y no acabek
natural tan flaco. Mucha fructa hay que no la dejo yo madurar en los árbores,
donde está asida con tanto regalo participando de la virtud que el mismo árbor
le comunica mediante la unión y junta que con él tiene; y otra fructa hay que
en el punto que está madura es menester cogerla y desasirla porque no se pudra;
y esta fructa, de allí apartada y cortada, puesta en paja y encamarada, suele
durar muchos meses. Grande
es la virtud que yo communico a un alma cuando, asida y pegada a mí, la levanto
a este primer estado, y grande el regalo de que goza. Pero es necesario
desasirla a tiempo y despegarla porque no se consuma natural tan flaco, y
ponerla en otro estado y vida de trabajos enl que, como en paja, se
conserva y dura.
4. Mi
siervo Jacob por espacio de una noche estuvo subido y levantado a un admirable
grado de perfección, en que, asido y pegado conmigo, luchó con grande brío y
fuerza; por mucha priesa que le di a que se desasiese y despegase, quedó de la
lucha fuerte cojo de un muslo4. Si más durara, más cojo y consumido
quedara, y tanto pudiera durar la lucha que en ella se quedara. [92v] Y esto no
es defecto de la misma alma, porque ella es incansable, incorruptible, sino es
defecto de la naturaleza por parte del cuerpo y de parte de las disposiciones que
son medio con que el alma lo informa, las cuales con la suspensión y elevación
primera viénense a resolver de suerte que, faltando el atadura que junta el
alma con el cuerpo, no pueden estar juntos ni pegados, yéndose el alma al cielo
para donde fue criada y quedándose el cuerpo en la tierra de donde fue hecho.
Por este exemplo lo entenderás. Mira
un cerrojo y cerradura que en mucho tiempo no se usó. Cuando quieres con él
cerrar y juntar la puerta con su bastidor, no puedes porque todo lo hallas
desavenido y desconcertado, de suerte que es fuerza quedarse la puerta
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abierta y fuera de su bastidor, porque los gonces no
corren y el cerrojo no cierra. El alma púsela yo en el cuerpo, avínela y
ajustéla de suerte que dentro del propio cuerpo, como puerta en su bastidor, se
cerrase y escondiesem, haciendo esta junta y aveniencia mediante
ciertas disposiciones que, como gonces y cerradura, se corren y aprietan el
cuerpo y el alman. Cuando con este primer estado el alma es elevadao,
salió y desencajóse el cuerpo (en la forma que pudo, sin dejarlo del todo),
quedó la puerta abierta y, aunque asida con los gonces y disposiciones
naturales, desavenida y desencajada de su bastidor que es el cuerpo. Si tarda
mucho tiempo en tornarse a su encaje, juntura y lugar, es llano que esos gonces
y cerradura no han de querer correr ni el alma ajustarse con el cuerpo, de
suerte que venga a ser necesariop apartarlos y descomponerlos y que se
acabe esta vida natural que el hombre vive.
5. También está este defecto de parte del
cuerpo, porque, como es casa de tierra, en faltándole morador por muchos días,
su poco a poco se cai, se enllena de goteras, telas de arañas, de suerte que se
vuelve inhabitable para el mismo dueño cuando quiere tornar a él a cabo de los
muchos días que faltó haciendo su absencia. Al alma, que en ese cuerpo y casa
vive, muchas veces la prendo yo por amores y la saco de sí y pongo en este
estado donde, como captiva y presa, no sale si no es con mi licencia, detiniéndose
muchos días en esta absencia y prisión. Cuando quiera volver a su casa antiguaq que es el cuerpo,
ya lo hallará tan consumido y acabado que no admita reparo, estando más para
dar consigo en una sepultura que para estar en pie. Y así r, quiriendo
yo que el hombre viva vida larga y en ella me sirva y agrade, suelto al preso y
doy lugar a que [93r] torne a su casa, la habite y repare, quedándose las
mismas deudas en pie para tornar a hacer la prisión cuando a mí me agradare.
Trai a la memoria aquella salida de
mi pueblo captivo a Babilonias, donde les fue fuerza desamparar su
ciudad y casas; el fuego con que ofrecían sacrificios a Dios y celebraban sus
fiestas fueles necesario dejarlo escondido en un pozo. Tardándose muchos años
en el captiverio y absencia que habíen hecho, todo lo material lo hallaron
asolado y destruidot e inhabitable. Cuando fueronu a sacar el
fuego, lo hallaron hecho barro y masa crasa, de suerte que, a no herirlo el sol
con sus rayos y producir en él nueva vida, se quedara sin su fuego antiguo,
para ellos de tantos provechos5. Es figura, hija mía, que te descubre las
causas de tus mudanzas. Tuve particular agrado, aficionado de la hermosura de
tus pensamientos, captivarte y prenderte y, en la manera que se puede,
apartarte de ese cuerpo, ciudad y casa de tu morada. El tiempo que en esta prisión eres
elevada, el calor natural, que como fuego vivifica y es causa de tu
conservación y vida, es necesario dejarlo (en este captiverio y absencia del
alma), dejarlo escondido, detenido, suspenso, que no haga su officio. Si el
alma se tarda de volver a su tierra, ciudad y casa, este calor hase de hallar
hecho barro y massa crasa de suerte que, si yo, sol de justicia, con los rayos
de mis divinos favores no lo vivifico y torno como a reengendrar, el hombre se
quedaría sin fuego, calor y vida con que pudiese tornar de nuevo a mev
ofrecer
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otros sacrificios y celebrar otras fiestas. Y así
tengo particular cuidado de que haya año de jubileo en que los captivos y
presos salgan y tornen a sus casas, y goce el cuerpo también de esa indulgencia
siendo de nuevo vivificado y habitado.
Jhs. Mª
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