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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • DIALOGOS ENTRE DIOS Y UN ALMA AFLIGIDA
    • DIALOGOS ENTRE DIOS Y UN ALMA AFLIGIDA
      • CAPITULO 7 - En que consuela Dios al alma en el trueco del stado primero al segundo; y le descubre grandes bienes que en ese estado de vida le tiene guardados y escondidos
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CAPITULO 7 - En que consuela Dios al alma en el trueco del stado primero al segundo; y le descubre grandes bienes que en ese estado de vida le tiene guardados y escondidos

 

            1.         Y para que en este segundo estado tú, hija mía, vivas muy consolada y no entiendasa que en él se baja lo sobrenatural de que gozabas y tenías en el primer estado, quiérote advertir que, aunque es verdad que en el primer estado la vida era más pura, más sin mezcla y compostura, pero en este segundo estado los propios bienes comunico, [93v] sino que no los puedes gozar tan al descubierto porque el alma quedó más añublada con los bienes naturales, y los bienes sobrenaturales que yo le comunicaba más encubiertos y sepultados por haberse trocado y encubierto en los trabajos que en esta segunda vida te comunico. El discreto mercader, según diferentes tiempos y caminos, trueca su caudal de suerte que unas veces, en caminos y pasos segurosb, lo lleva en dineros, otras veces lo lleva en paños y mercadurías y otras en cédulas; y todo es dinero y riqueza, no obstante que el hombre ignorante no vea dineros sino cuatro dedos de papel que monta el valor del entriego que hizo. Tiempos hay y por caminos llevo yo a un alma que con seguro le puedo yo dar a gozar muchas cosas que son oroc acendrado y perlas finas; otros caminos hay en que es necesario trocarle ese oro en mercaduría, en trabajos y disgustos; y otras veces, en una cédula y papel ascondido, con cifra que sólo sabe el que la da y escribe. Todos son bienes, todas son riquezas, aunque con diferentes colores.

 

            2.         En el primer estado, hija mía, salías de tid alejándote de tu ser natural; en el segundo, yo salgo de mí y me voy a ti. Mira la diferencia que hubiera si tú fueras a casa de un rey o el rey fuera a tu casa: que el rey en la suya descubre sus grandezas y thesoros, dondee nada hay que no güela a rey, pero si viniese a tu casa, todo quedaba tapado y escondido, descubriéndose la persona del rey por sola su palabra que dice "yo soy rey". En la primera visita que tú hacías, necesariamente habíes de estar elevada con la consideración y vista de tantas grandezas como el rey te descubría; en la segunda, en que el rey te visitaba, habíes de estar estrechada, confusa y necesitada de grande fee, atendiendo a las palabras y promesas que el rey te prometía y decía.


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            Pues considérate de esta manera en estos dos estados que me has propuesto. En el primero, saliste de ti y trújete a mí, entréte en lugar y parte donde, en la manera que se puede, gozabas de mis bienes y tesoros; nada hay en esta visita que no esté pregonando grandeza de rey, regocijadaf y entretenidag el alma. En el segundo, que yo bajo y vengo a tu casa y me entro por tus puertas disimulado, el propio soy, sino que mis grandezas están en palabras y promesas. Es estado en que el alma ha menester una fee grande y una confianza perpetua, para no vivir desconsolada en este segundo estado acordándose del primero, entre quien no hay menos diferencia que gozar en el uno o padecer en el otro. Y aunque es verdad que el alma en este segundo estado se mortifica, eso le nace de falta de fee y confianza, [94r] que, si tuviese la que debe, más contenta debe estar, porque en ella es hecha mi voluntad con promesas dobladas de lo que antes tenía y poseía. Porque esto tiene el que compra al fiado: que compra más caro, promete y ofrece más que al contado. Así yo, cuando en el primer estado me entriego en un alma porh comunicación de gustos y consuelos, doy mucho menos, por ser a luego pagar, que cuando me entriego en esta alma en los trabajos, por los bienes que le ofrezco, que es necesario sean mayores y de precio más subido porque, entregándose el alma de presente, aguarda por la paga para cuando sea mi voluntad. Y como este modo de tratar y cambiar es más provechoso y de más ganancia para el alma, no hay que andar buscando quién sea lai causa del trueco y mudanza del primer estado al segundo que un alma tiene cuando, habiendo dejado los enbebecimientos que tenía fuera de sí, se recogió y volvió en sí ocupándose en cosas de mi gusto, porque yo soy la causa, yo lo quiero y pretendo porque tengo mis desvelos en cómo has de serj aprovechada.

 

            3.         El día que hace apacible y sereno sale la abejuela de su corcho y cerca, y rodea los jardines y prados; en ellos se entretiene y goza cogiendo lo más puro y lindo de las flores. Pero el día áspero y riguroso estáse dentro de su corcho, labrando y trocando en miel la flor que el buen día habíe cogido; así se está encerrada, entretenida y desentrañada por acudir a su propio officio según el tiempo que corre. En el cual officio se debe considerar por mejorada, pues en él lo que es flor, que con facilidad se marchita, se vuelve miel, manjar sólido para su amo y para ella propia en tiempo de necesidad. Si has estado atenta, hija mía, no tendrás necesidad de que te acommode este exemplo y similitud. Pues es fácil de entender que, en el día que yo te envío sereno y claro, los rayos de mis divinos favores y consuelos te sacan de ti de suerte que, volando por mis jardines y cielosk, coges mill flores, considerando la grandeza de mi ser, de mi bondad y misericordia, gózaste en la muchedumbre de mis atributos. Pero, el día que se muda el tiempo apacible en borrascoso, el tiempo sereno en tempestuosol, lloviendo


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sobre esta tal persona muchedumbre de trabajos, esle fuerza recogerse a casa, entrar en su corcho y meterse dentro de sí, cesando la primera elevación y puniéndose en el segundo estado, en el cual su ocupación debe ser volver las flores de que gozaba fuera de sí en miel, manjar sólido para su dueño y para sí. Quiero decir que lo que era flor y gozar fuera de sí en el primer estado, en el segundo sea un rendimiento y sujeción a mi voluntad y querer porque, en los que de veras me aman, la consideración de mis grandezas en el éxtasim se les vuelve amor y encendimiento en el segundo estado, deseando en él desentrañarse y deshacerse por dar este soberano manjar bien sazonado a su esposo. En el cual estado el alma se diferencia del primero como quien goza [94v] de flores, que con facilidad se pasan, a [quien goza de] cosas que duran. Porque es cosa que cada día se esperimenta: que esto de gozar divinos consuelos en la tierra se pasa y trueca con facilidad, siendo de más dura mis dones y gracias que yo tapo y encubro en los trabajos.

 

            Lo cual se puede ver en la flor y fructa del árbor: que la flor dura quince o veite días y la fructa, que de esa flor sale, dura muchos meses y aun años. Cuando yo saco un alma de sí a que en esta vida goce estos favores, gózalos en flor; y así le ha de ser fuerza no le seann de dura. Pero las mercedes que yo hago a un alma trocándole esos gustos en disgustos y trabajos, son de dura y de perpetuidad por haberse vuelto las flores fructa. Y aun pudo ser que estuviese entre estos dos estados aquella alma sancta que decía: Flores mei, fructus honoris et honestatis1. Como si dijera, viéndose caminar del primer estado al segundo, de la elevación de los gustos a la bajeza de los trabajos y mortificación: ¡Ay, cómo mis flores se me han vuelto fructos de honra y provecho! Y todo lo que para ti es de más y mayor bien, yo lo procuro y pretendo y soy la causa y busco las ocasiones necesarias para hacer en ti estas mudanzas.

 

            4.         Advierte, hija mía, porque no padezcas algún engaño, queo el primer estado de que vamos tratando se puede considerar como estado de contemplación, pues es verdad que en él es un alma elevada al conocimiento de su Dios y Señor, y el segundo estado se puede considerar como estado de acción y trabajo, en que la criatura se ocupa en cosas exteriores. Y así no hay duda sino que el primero es más alto, más subido y levantado, y el que le tiene, tiene mejor parte que le cupo al que tiene y goza el segundo estado. Lo que te digo, hija mía, es que, abstrayendo de la contemplación del un estado y considerando sólo los gustos, que por ser sobre mi gusto me sacaron de mí y me enbebieron en ellos, y abstrayendo de la acción del segundo estado y considerando en él el rendimiento y conformidad que un alma tiene con la voluntad de Dios, no hay dudar sino que consigo trai muchos


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mejoros, más precio y más valor, como lo tiene el padecer por Dios o gozar por mi gusto. Y bien puede tener tantas y tan subidas circunstancias la vida activa que, aunque sea más perfecta la contemplativa, sea de más mérito la activa. Como un doblón es materia más subida que uno o dos pedazos de platap; pero tan grandes pueden ser los pedazos de plata que tengan más precio que el doblón. Oro es labrado el [que] goza, trueca y cambia en el primer estado un alma que, elevada y sacada de sí, goza mis favores divinos; pero tantos pueden ser los trabajos en el segundo estado y los pedazos que mi [95r] siervo se hace que valga másq y tenga precio más subido la plata que el oro.

 

            Jhs.




a  en sobre lín.



b sigue él tach.



c  sigue fino tach.



d sigue y venías a mí tach.



e sobre lín.



f  corr. de regocijando



g  corr. de entreteniendo



h  sigue gus tach.



i   sigue síl. tach.



j  has de ser ms. ase der



k sigue a menos tach.



l   sigue viniéndole tach.



m en el éxtasi sobre lín.



n  sigue en esta vida tach.



1 Eclo 24,23.



o sigue en tach.



p ms. blata



q sigue la tach.






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