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CAPITULO 8 - En que muestra Dios particular gusto en dar
luz a un alma de diferentes modos para que mejor conozca sus caminos. Y cómo de
esta nueva luz y conocimiento se debe dar por obligada para más lo amar y
servir
1. Particular cuidado, hija mía, tengo en
dar luz a un alma: no consiento en ella tinieblas que le sirvan de tropiezos y
caídas. Por eso me
llamé yo tantas veces "luz que alumbra a todo hombre que viene al
mundo"1; y como su malicia no lo ciegue, cierto vendrá a mí por caminos
derechos, cortos y sin rodeos. Esta luz la doy de muchas maneras, según la
persona que de ella se ha de aprovechar. El hombre interior débesle considerar
como el hombre exterior, y como si el uno fuera retrato del otro. En este
hombre exteriora puse cinco sentidos, para que por cada uno de ellos le
entrase la luz necesaria del conocimiento de las cosas de que se quisiese
servir y aprovechar, de suerte que con ellos juzga lo que le es conveniente o
dañoso, sirviéndole de ventanas por donde al entendimiento le entra la luz
necesaria del conocimiento natural de las cosas. Y la razón por qué en él puse
cinco fue porque, como la casa es de tierra, procurando el reparo y perpetuidad
de ella, muchas veces es necesario tapar o perder alguna de esas ventanas y
sentidos; como se ve en las curas que hacen a los hombres pues, por conservar
todo el individuo, lo suelen sangrar tantas veces queb pierdec
la vista de los ojos, otras veces el olfato o el oído. Y para que un sentido
sirva por falta o menoscabo del otro, puse cinco; porque, si sólo pusiera un
sentido, ése perdido, se quedara la casa a buenas noches y sin ser de provecho
y el hombre hecho un pedazo de un tronco, o como el topo que, por nod
tener sentidos para con ellos buscar manjar bueno, come tierra.
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2. De esta misma suerte puse en el hombre
interiore cinco sentidos interiores, que le sirviesen de ventanas por
donde se le pudiese communicar mi luz y los verdaderos desengaños. De suerte que, si sus
culpas lo ceganf parag no ver los males presentes y los bienes
perdidos, puse en él otro sentido interior, que fue el del tacto, de quien me
aprovecho incitando en él grandes remordimientos de conciencia, miedos y
temores, con que le hiero [95v] hasta que sienta. Y si por estar lejos y haber
puesto tierra en medio y hecho división entre entramos a dos sus peccados y
maldades, doyle voces, por haber puesto en él este sentido interior de la
atención con que, si quiere, puede escuchar mill modos que tengo de llamarle.
Otras veces mediante el olfato, con que puede oler la suavidad de mis ungüentos
que de esos cielos se distilan. Otras veces dispierto en élh hambre
para que desee gustarme cuán suave soy para los que me temen. De manera que, por
estos cinco sentidos, me doy a conocer a un alma. Y puse en ella tantos porque
el peligro que tiene en este mundo es grande; y si acaso tuviere los unos
estragados, me pueda aprovechar de los otros para darle sus verdaderos
desengaños, comunicarle mi luz y sacarla de tinieblas, y no dejarla a que sea
tronco o coma tierra por no tener en sí ventanas suficientes por donde se le
comunique esa luz interior con que vea, oiga, güela, guste y toque lo que le
está mejor. Todo esto hago, hija mía, por el amor que a los hombres tengo, y el
deseo de su aprovechamientoi.
3. De aquí también me nace, cuando en un
alma conozco y veo alguna dificultad, quitársela y desterrarle las tinieblas
que tiene por mill modos y maneras, porque deseo su mayor aprovechamiento y que
vaya por caminos llanos, que no tenga de qué se quejar de mí sino que su
perdición sea de sola ella. ¡Ay, hija mía! y si tú de veras conocieses estos
efectos de mi charidad, y cómo por ellos me amarías con encendido amor y me
darías mill gracias por el continuo y perpetuo cuidado que tengo de tus ayudas
y reparos en medio de tus dificultades.
Y, si
no, mira cuán obligados estaríen los reyes porque, en tiempo que en la tierra
no me conocían sino en un pobre portal y establillo mi madre, Joseph y unos
pocos pastores, sin haber quién me predicase y descubriese, les di una strella
que por caminos y sendas derechas los guiase donde yo estaba2. Tobías se confiesa por obligado a hacer
convites y dar la mitad de su hacienda al ángel que lo trujo y lo llevó seguro
su camino y lo defendió delj pez que se lo quería tragar3. Mira
el cuidado que tuve con mi pueblo por los desiertos, abriéndole caminos por el
mar4, dándoles columnak de fuego de noche que los alumbrase y calentase
y nube obscura de día que los guiase y defendiese del sol5;
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y finalmente yo los acompañaba, guiaba y abría [96r]
camino para que por sendas derechas viniesen a la tierra deseada y prometida. De suerte que en
viaje tan trabajoso yo les era: en la hambre hartura, en el naufragiol
puerto, en las tinieblas báculo, en el camino guía, en el stío sombra y en el
desconsuelo alegría. ¿Quién
podía acudir a tantos menesteres y tan poco merecidos sino una bondad infinita,
que no tiene fin ni cabo ni se lo han podido hallar cuantas culpas y peccados
se han cometido en el mundo?
4. A
todo esto acudo por la grande gana que tengo del bien y salvación de un alma,
que no se me pierda. Y si todo esto fuese poco, otras innumerables cosas haría
por su aprovechamiento. Pues ¿qué alma hay que, viendo en mí tanta gana, tanto
deseo y tantos medios como pongo para que ella consiga este bien que tan bien
le está, no se deshaga en mi amor, no se rinda a mi querer, no camine con
confianza y alargue el paso con presuración? Y, si no, dime: cuando un hombre
va un camino y le dan nuevas que es apacible, agradable, llano y quien lleva
compañía que lo sabe, que tiene ventas y no hay estorbos, ni que temer la noche
ni que dificultar el día, ¿quién duda que en este hombre todo no sería
contento, confianza y prometerse certidumbre de todas las cosas, si él quería,
para llegar al fin que deseaba? Todo esto puedes tú prometertem, hija
mía, porque todo estoy aparejado para darte y ayudarte hasta que con seguro me
veas y goces en la bienaventuranza.
5. Todo esto te he dicho para que conozcas
el gusto que tengo de satisfacer a tus dudas de una y de mill maneras, y que
entiendas no causa ni puede causar en mí molestia ni enfado darte luz de mill manerasn
para que de otras tantas me sirvas y agrades. Llano es que tantas puertas como
tiene una casa para entrar en ella, tantas tiene para salir de ella. Así tantos
resquicios y agujeros como yo hallo para hacerte bien y darte luz, tantas puertas
tienes tú para salir de ti y venir a mí, porque llano es que, si yo vengo a ti
dispertándote el gusto, con ese propio gusto puedes tú venir a mí, y si
alumbrando y dando luz interior, con esa vista puedes venir donde yo estuviere.
Y así todos los modos que busco para hacerte bien, son puertas por donde tú
busques tus mejoros y acrecentamientos.
Los mill
ducados que a uno envía su hermano de las Indias, no sólo es presente de mill
ducados, sino ocasión para que con ellos trate y granjee otros muchos. Eso
tiene el conocimiento de [96v] las mercedes que yo hago: que inflama para
buscar y procurar otras mayores. Y así no me puedo yo cansar de buscar modos y
caminos por donde dar luz y verdaderos desengaños al alma que yo quiero, porque
ella tampoco no se canse de buscarme y amarme.
6. Gran cosa es, hija mía, de que nos
hagamos entramos de una condición y que, al son que yo te hiciere, dances y
camines por estos caminos que no tienen fin. Bien veo que tu natural es flaco y
que de suyo desfallece con facilidad: por eso he dado yo una traza y es que
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seamos para en uno, que yo de lo que es de mi parte
siempre deseo estar junto contigo; y deseo lo estés tú conmigo para que desta
manera, aunque seas caña flaca, asida y pegada a fuerte columna, serás perpetua
y durable. Por eso la confianza de tu bien y mejoro no la has de tener en ti ni
de ti, porque eres báculo quebradizo a quien el que se arrimao cai en
maldición, como dice mi propheta6; has de tener toda tu confianza en
mí, que soy Dios poderoso, que no me mudo7 ni me canso de acudir a
todos tus trabajos, satisfacer tus dificultades y dar luz a tus tinieblas.
Jhs. Mª
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