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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • DIALOGOS ENTRE DIOS Y UN ALMA AFLIGIDA
    • DIÁLOGO SEGUNDO
      • CAPITULO 5 - Cómo, a imitación de Cristo y de los sanctos, y por los grandes premios y provechos que a un alma le vienen, debe dejar cualesquier gustos interiores y abrazarse con la cruz de Cristo por bien y granjeo de los hermanos
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CAPITULO 5 - Cómo, a imitación de Cristo y de los sanctos, y por los grandes premios y provechos que a un alma le vienen, debe dejar cualesquier gustos interiores y abrazarse con la cruz de Cristo por bien y granjeo de los hermanos

 

            1.         Está muy cierta, alma cristiana, que si los sanctos y ángeles que de mí gozan en la otra vida supieran de mi gusto y voluntad que convenía y quería yo que, dejando aquel summo bien de que gozan, bajaran y se vistieran de cuerpos mortales y en ellos tornaran a padecer millares de martirios y trabajos por los que en este mundo estaban puestos en summo trabajo, lo hicieran con tanta alegría y regocijo que en eso trocaran y conmutaran la primera gloria que en mí gozaban. Y esto lo hicieran por estar tan llenos de fina charidad y amor, la cual, en la forma que se puede estender allá, la communican y en ella transfunden sus oraciones y méritos para que les aproveche a los de acá abajo. Y si esa charidad, que en esa forma se les communica, se le diera puerta abierta para que corriera según su fuerza y chalidad, el mundo estuviera lleno [140v] de sanctos, beatificados, predicadores que bajaban a aficionar las almas que en la tierra estaban olvidadas de aquella gloria, para que dispertasen de sueño tan loco y profundo y procurasen con veras lo que ellos gozaban.

 

            Tanbién les podía mover a esto su particular interés, porque en el cielo hay grandes fiestas y regocijos cuando un peccador hace penitencia en la tierra1; y mayor, cuando aquella penitencia se premió y pagó en la bienaventuranza, como ya en salvo y sin ocasión de perderse. Entramas a dos fueron causas y efectos de la charidad que san Pablo había para desear ser anatema por sus hermanos2 y, en lugar de gloria, padecer inmensos trabajos y martirios. De esta verdad tienen grande conocimiento mis ángeles, pues cuando me vieron vestido del pellizo y hábito de pastor, arrojado en este mundo y puesto en un pesebre, se arrojaron esos cielos abajoa y cantaron la nueva gloria y honra que a Dios y a ellos les venía de tal peregrinación3. Al fin de ella y del camino que por el hombre había tomado, para que con el colmo que convenía se obrase la redemción del género humano, mi Padre me dejó y desamparó, según todo género de consuelo, puesto en una cruz4.

 

            2.         Así querría que advirtieras que, si para ganar las almas baja Dios al suelo, al pesebre, a la hambreb y cansancio y el Padrec le quita los consuelos, que para usar tú el propio officio no te has de subir de la tierra al cielo a gozar y buscar con qué te entretener, sino que a imitación mía te has de abajar, abatir, despreciar y vivir en un continuo martirio, como yo lo tuve dende el instante de mi concepción, y te has de apartar de todo género de gusto y consuelo; y si no te


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apartares, mi Padre te los quitará, para que más entera, libremente y sin inpidimento puedas acudir al officio que se te encomienda. Si por ser el officio de grande trabajo gimieres y llorares, no te pena, que a imitación de mi nacimiento los ángeles celebrarán tus lágrimas y congojas, te cantarán la gala y anunciarán [141r] la gloria; que para mí la es grande: que tenga yo en la tierra soldados que por mi amor, dejando el regalo, acudan al trabajo. Harás cuenta en tus aflicciones y necesidades que con tus voces y las que en el cielo suenan hago yo una música muy concertada, llevando tú los bajos y escondidos de tus caminos secretos, y mis ángeles los altos de que tú con mi favor gozarás.

 

            3.         Considéramed abatido en una cruz, desecho del pueblo y desprecio de las gentes. Y siendo el más abatido de todos los hombres, tanto que para que los que de hombre me desconocían me llamé gusano5, por haber andado siempre tan arrastrado por el suelo, a eso se siguió una admirable exaltación, un tener "nombre sobre todo nombre"6, una gloriosa resurrección y admirable acensión y silla a la diestra de mi Padre.

 

            Por ese propio camino va con todos los que de veras me imitan, y no les deja caer un pequeño cabello de la cabeza que no se le cuenta7. A mí me tiene señalado por su mayordomo porque, siendo yo el que tanto padecí, muy bien lo que pesan las afrentas, las injurias, trabajos y aflicciones y todo género de pena que mis siervos en esta vida padecen. Pues esto es así, que todo se premia, nada se pierde y todo se cuenta y viene a colmo, ¿por qué has de ser, alma devota, tan corta en el obrar y trabajar? David dice que mis siervos caminan derramando lágrimas y esparciendo su semilla, que son estas propias lágrimas, las cuales las mido yo y cuento, porque las doy con medida para que ni un grano no se pierda que no lleve espiga, y se coja a la vuelta con gozo y regocijo8.

 

            4.         No quierascontarte entre los perezosos que, por no sacar las manos del abrigo y seno, dejan pasar el tiempo de la simencera; y se llega cuando, quiriendo vivir de enprestado, no hallan quien les qué llevar a la boca, porque se pasó el tiempo del remediarsee con hacienda ajena. Más vale imitar a los buenos labradores y mercaderes, que no pierdenf feria ni ocasión [141v] donde no hacen sus empleos y procuran nuevos granjeos. Mira la hormiguilla en el campo el cuidado que pone en juntar el granillo de trigo, aderezar debajo de la tierra sus trojes y alhoíes, todo esto para que no le falte en el invierno cuando, por ser animalillo tan flaco, no puede ella salir a hacer sus enpleos y tareas en el tiempo riguroso, cuando el aire la llevaría, el agua la ahogaría y el lodo la atollaría cuando fuese cargada con su saco y granillo de trigo.


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            Los pajarillos, corre en ellos diferente porque, como tienen alas y su habitación en alto, no corre por ellos ese riesgo y peligro. Y así en cualquier tiempo viven descuidados, porque al vuelo cogen el gusarapo sin que les inpida el lodo y en cualquier tiempo y lugar sacan su sustento. Los ángeles en el cielo y los sanctos en la gloria son ya como pajarillos que volaron y vuelan en aquellas alturas, donde ya no les falta ni puede faltar su ración cotidiana, donde el temporal es siempre de una manera, apacible y deleitable, y donde, en mí, tienen su eterno descanso.

 

            Pero el hombre, que, siendo como una pobre hormiguilla, vive en este mundo tan lleno de estorbos, donde a su poquedad y bajeza inpide el viento y aire de la soberbia y presumción y el lodo del gusto y deleite, y tantos son los inpidementos que tiene que son sin número, tiene necesidad, con el tiempo acommodado que Dios le dio, [de] aderezar trojes y cámaras en el cielo y juntar de qué vivir y gozar. Porque, aunque es verdad que no se llevan allá los trabajos en trabajos, las lágrimas en lágrimas, porque antes allá yo las limpio de los ojos de los justos y no se oye clamor ni se siente dolor9, pero dóyselos trocados en la moneda que allá corre; habiéndome con ellos como se han los arrendadores de los puertos acá en la tierra: que, no valiendo la moneda del un reino en el otro, al pasar se trueca, deja [142r] la una, que ya no vale, en el reino donde se entra y se toma la otra, que ya vale.

 

            5.         A la entrada del cielo y en la muerte es donde yo desnudo al justo de todo punto del vestido roto y viejo que traía de dolor y le pongo uno nuevo y doblado de mi gloria, que por mis eternidades no se envejecerá ni romperá, porque las cosas siempre permanecen de una manera. Y así lo que aquí tienen y gozan en trabajos y mortificaciones, allá lo tienen en descansos y placeres. Y si esto allá se trueca, estog lo que allá vale, esto es lo que aquí se ha de juntar con la solicitud y cuidado de la hormiga. Esto es lo que te debe mover, alma cristiana, a no te arrepentir de los primeros conciertos, a no me volver las espaldas, a no te retirar al rincón a dejar de veras los gustos. Revertere, revertere sunamitis, ut intuamur te10; vuélvete, esposa mía, para que ya te veamos con la cruz a cuestas y trabajos por mi amor recebidos. Mira que te desean y aguardan ver en esa librea tus amigos y mis compañeros los ángeles.




1 Cf. Lc 15,7.10.



2 Cf. Rom 9,3.



a  corr. de avajos



3 Cf. Lc 2,14.



4 Cf. Mt 27,46.



b ms. habre



c  mi Padre sobre lín., en lín. Dios tach.



d sigue de 2m. a mí sobre lín.



5 Cf. Sal 21,7: "Ego sum vermis et non homo...".



6 Flp 2,9.



7 Cf. Mt 10,30.



8 Cf. Sal 125,6.



e  corr. de ayudarse



f  sigue pal. tach.



9 Cf. Ap 21,4.



g  sigue es tach.



10           Cant 6,12.






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