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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • DIALOGOS ENTRE DIOS Y UN ALMA AFLIGIDA
    • DIÁLOGO SEGUNDO
      • CAPITULO 15 - De la dificultad que el alma siente de desasirse de Dios en el trato amoroso y de gusto que con Su Majestad tiene en el rincón, para entregarse a la cruz y trabajos por sus hermanos
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CAPITULO 15 - De la dificultad que el alma siente de desasirse de Dios en el trato amoroso y de gusto que con Su Majestad tiene en el rincón, para entregarse a la cruz y trabajos por sus hermanos

 

            1.         Muy dificultoso, Señor, me parece podera un alma por sí sola sin peccado ni culpa apartarse de ti en cuanto con dulzura y regalo te goza y se goza en el rincón y recogimientob si tú, Señor, con tu poder y querer, viendo que así conviene, no lo haces y nos despegas los labios de esa dulcedumbre que de los tuyos se derrama. "¿Dónde iremos -dice san Pedro-, que tienes palabras de vida eterna?"1. Y si llevados los hebreos de particulares intereses quec con tu presencia teníand, ya sanándoles sus enfermos, resucitándoles los muertos, dándoles vista y oídos a ciegos y sordos, y otras cosas semejantes, de que aficionados, se iban tras ti de suerte que no se querían ir o, compelidos del gusto de estas grandezas, no se podían apartar, ¿qué dirá o qué hará el alma que te sigue, te acompaña y se va tras ti, sintiendo en sí no provechos del cuerpo sino muchos mejoros y creces del alma, y sintiendo juntamente en ti una emanación y communicación de virtud secreta que restaña y detienee cualquier flujo, aunque sea de carne y sangre, que así tienen costumbre y propiedad de derramarsef con amor desordenado por las criaturas?

 

            2.         Cuando tú, Señor mío, heciste aquel milagro de los cinco panes y dos peces cuando con tal sabor y gusto quedó la gente que te seguía enajenada de las cosas de acá abajo, y descubriendo en ti ung más alto serh del que por de fuera veían y un resabio de divinidad, dieron voces llamándote propheta grande; y quiriéndote levantar por reyi, absentándote de esta gente, fue necesario que te abscondieses donde te dejasen yj, quiriendo volver la hoja y que a tal bonanza y banquete se le siguiese una tribulación, donde no menos mostraste tu poder, dice tu evangelista que fue necesario compelieses a tus discípulos entrasen en la mar, porque, estando tan pegados al gusto y suavidad del milagro pasado, fuerza fue


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menester para cortar tales asideros y juntas, y que paladar que habíe gustado en tierra de lo dulce, gustase en la mar de lo amargo2.

 

            Pues ¿qué dirá el alma que en el rincón y contemplación no esk ell que comem el cuerpo ni lo que se come pan de cebada, sino el alma es la que come, goza, gusta y se entretiene? Y el manjar, aunque invisible, tú y ellan os entendéis y sabéis, sin saberlo ella decir lo que es. Caminos son secretos. Ella se halla satisfecha, comida y como llena [160r] de lo que deseaba, manjar que no tiene comparación aunque sea el maná que amasaron los ángeles. ¿Cómo, pues, Señor, se apartará de ti? ¿Cómo te dejará, aunque sea trueco por trueco que tanto valga, el que se le da en la cruz y elo que tiene en el recogimiento, pues el uno y el otro es un propio Dios, aunque vestido de diferente librea?

 

            3.         Si el pajarillo, sentado en el árbor verde y copadop y en el campo apacible y en el jardín florido, no hay quien lo eche de allí, sino que, mudándose de árbor en árbor, allí vive, allí canta y allí se entretiene, ¿qué ha de hacer un alma a quien, siendo tú la puerta, entraste en un cielo que no tiene otro semejante sino aquel de quien gozan los bienaventurados, en un paraíso que noq tiene qué hacer el que plantaste en la tierra r porque éste, de que en ti gozas, todo está vestido de verdes speranzas, de fructa de vida eterna, de sciencia y conocimiento de tus grandezas, y de una transformación del alma en tit? ¿Quién será bastante a desterrarla ni echarla de aquí? Que, si alguna vez acaso el hortelano la espantare de una rama, el jardín es grande y le será fácil esconderse en otra y de un atributo de tu grandeza dar en un abismou de misericordias, y siv de tu justiciaw la espantares mostrándole la grandeza de sus pecados, dará consigo en tu bondad infinita.

 

            Remedio parece que fuera a pajarillo tan libre y que vuela tanto por campo tan ancho y amenox, ponerle redes, tomarlo, cogerloy con la mano y echarlo fuera. Pero ¿qué haremos? Quez, como tiene alas y no acostumbrado a vivir en los cardos secos, se nos torna luego. Y parece sería biena añedir remedio a remedio, ponerle liga y desplumarlo para que ande por el suelo quien tan alto volaba, que aprienda officio por bajo y deje el cantar por altob, pues así le parece al jardinero. ¡Ay alma! una vez engolosinada a la contemplación y deleitación que tienes en esos jardines celestiales, donde entras cuando con atención te pones a meditar y contemplar, ¿quién te sacará de ahí? ¿Quién te echará fuera? Que, como sabes volar, no habrá paredes tan altas ni palenques tan estrechos, aunque sean los de la cruz y trabajos, por donde no te entres y traspongas dando contigo en tus manidas antiguas. No te hallo otro remedio sino que el jardinero y dueño de estos prados te coja y


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cace con la liga de su sangre y con las varillas de charidad y amor, de quien dice Oseas que le sirven a Dios de redes y espartos con que caza las almas: In funiculis Adam traham eos, in vinculis charitatis3; y después de te haber cogido, hacer lo que hizo con san Pablo: [160v] que, si voló alto hasta el tercer cielo4, luego cayó tan bajo que fue necesario le diesen la mano y ayudasen a levantar, y quedó tan desplumado que el que primero se pudo preciar de que habíe volado sobre las cabezas de los ángeles, ya no se precia sino de prisiones, cárceres y cadenas, de andar entre azotados y forzados, de andar metido y envuelto entre el stiércol debajo de los pies de los hombres, diciendo: Ut purgamenta huius mundi facti sumus5. ¿Quién fue tan poderoso para hacer este trueco con un hombre que lo paladearon en el cielo, que después no se halla sino padeciendo y bebiendo mill sinsabores y comiendo mill injurias, y no tiene ni siente otra gloria si no es la de la cruz6? Sólo tú, Señor, que eres Dios poderoso, Padre no sólo de la naturaleza sino también de la gracia; y pues a la naturaleza das propiedad y condición para que el agrio que uno aborrece a otro le sepa bien, mejor podrá hacer tu gracia que, dejando lo dulce, el gusto que a ello estaba hecho busque y quiera lo agrio y amargo.

 

            4.         Esta fue la gracia poderosa que sacaba a los niños de los brazos de sus madres y los entregaba en las manos de los verdugos. Esta fue la que con pasos apresurados sacaba niñas y doncellas tiernas de sus rincones y las ponía ante de los enperadores confesando tu sancta fee con osadía; y quienc hacía negar hacienda, regalos, padres, amigos y, lo que más era, a sí propios sólo por te buscar, Señor, en el martirio, cruz y desprecio de todas las cosas de la tierra. Pero esto no era tan fácil que fuese para todos, para los débiles y flacos, para los amadores de sí propios. Que ya vemos el otro mancebo que os llegó a preguntar qué haríe para ser perfecto: que, dándole por última recepta que vendiese sus posesiones y hacienda, la diese a los pobres y os siguiese, os volvió la cabezad, triste7, -y no leemos que tornase- mostrando el sentimiento que hacía y la afición que tenía a estas cosas exteriores de gusto, y que no es fácil desasir el corazón ya aficionado a ellas.

 

            5.         Y aun san Pedro en el mismo capítulo [19] de san Matheo, en nombre de los demás apóstoles, por unas redes rotas que dejaba, encareciendo el haberse desasido de ellas, os dijo que qué le habíades de dar. Y vos también mostrastes la grandeza de la obra que habíen hecho en lo mucho que les prometistes, ofreciéndoles el hacerlos gobernadores supremos en vuestras audiencias, dándoles judicaturas mayores para desenvolver procesos y pronunciar sentencias en el juicio8. Si esto es así, como lo es, Dios sancto, Dios inmenso e infinito, de infinito poder, que tanto se siente dejar cosas temporales por eternas, las criaturas por el


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criador, y así tú lo encareces, así lo agradeces y pagas, [161r] ¿qué sería cuando este amor subiese tanto de punto que hiciese dejar, en la forma que se puede y vamos diciendo, el criador por la criatura, y que, por el bien de las almas, dejasen estos sagrados apóstoles y sus imitadores el trato, communicación, dulzura y suavidad que contigo tenían en el recogimiento y pudieran tener retirados a la soledad, cuando, honrados y regalados de ti como padre amoroso, truecan esas honras por las deshonras e injurias del mundo?

 

            Si cuando uno deja los bienes temporales y niega a los padres y todas las cosas de la tierra, y te sigue a ti, en quien al punto y sobre mano halla el trueco del ciento por uno y la paga doblada y todas sus cosas mejoradas, hacee mucho respecto del sentimiento que tiene de apartarse de lo que amaba, ¿qué será dejar estos cientos por este uno, y estos mejoros porf tantos menoscabos y deshechos, como en sí experimenta el justo tratando con los hombres cuando, por el bien de un alma, a vuelta de cabeza, se halla sin vida, sin honra y sin todo aquello en que la carne y sangre podía tener gusto, y aun sin los gustos spirituales que en ti antiguamente tenía, que es lo que más estimaba y le inportaba? Si en lo primero la gracia se mostró poderosa y hizo de las suyas arrancando el corazón de lo temporal y dando con él en lo spiritual y eterno, ¿cuánto seríe el poder que mostrarías, Señor, cuando, despidiéndote de tus discípulos, subiéndote al cielo y enviándoles una gracia y dones tan altos como les communicó el Spíritu Sancto en su venida, con esos regalos y presentes no se retiraron al aldea, como hacen los poderosos del mundo, a gozar su hacienda y con ella regalar sus personas, no se fueron a los desiertos a entretenerse con los bienes recebidos, antes, se fueron a hacer de ellos enpleos metiéndose por las cortes y ciudades, donde unos dejaban el pellejo, otros la cabeza, otros vertían la sangre, hallando por este camino más presto y mejor lo que podían dejar en la soledad, pues tan presto los despachaban al cielo, donde sin miedo, recelo ni con escasez gozan a la clara lo que aquí obscuramente recebían y gozaban?

 

            6.         Más tenaz, sin comparación, es el spíritu ayudado con la gracia en las cosas spirituales que la carne aficionada a las temporales ayudada de sus apetitos e inclinaciones. No hay dudar esto, por ser sin comparación la gracia más poderosa que la naturaleza. Ahora pues, si para hacer un tiro la gracia con un hombre envuelto en cosas [161v] de la tierra y dar con él en las cosas del cielo y bienes del spíritu, es necesario que sea esa gracia piedra arrojada del brazo de Dios, y que él sea el que diga a Pedro y Andrés "venid en pos de mí", y lo propio a Juan y Diego, y que juntamente lleve esa gracia en sí encerrado el premio, que fue decir faciam vos piscatores hominum ("os haré pescadores de hombres")9, ¿cuál gracia debe ser la que ha de


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desarraigar el spíritu del asimiento que tiene en lo spiritual? Acullá era la gracia la que obraba contra la naturaleza; y aquí, gracia que obre contra gracia, o por mejor decir, trueque una gracia menor en otra mayor, una gracia que se gustó y se goza en otra que no se ve ni se gusta, antes, se trueca en disgusto.

 

            7.         Yo confieso, Señor, que debemos mucho a tus apóstolos y discípulos porque dejaron las cosas de la tierra y te siguieron, pero paréceme les debemos más porque nos predicaron y, a tanta costa suya, nos promulgaron el Evangelio. Porque en lo primero halláronse premiados antemano, gozaron de tu dulce conversación y trato, hiciéronse a sí propios; y en lo segundo no hallaron ni tuvieron paga en la tierra, priváronse de ti en la dulzura del recogimiento y hiciéronnos a nosotros. De suerte que, si diéramos un imposible: que ahora del bien que nosotros recebimos no estaban pagados, nosotros éramos los deudores y los que por justicia, puesta tu palabra y el amor que nos tienes y trabajar en hacienda tuya, te habíemos de pedir la paga. Pero, puesto caso que ha sido tan grande y tan grande la gloria que ahora gozan, por el bien recebido quedamos en obligación del agradecimiento, y éste es para ellos y para cualesquier siervos de Dios que hayan pretendido el bien de nuestras almas: que en nosotros no se pierda lo que ellos trabajaron. Y pues pudieron ser arcas donde se detuvieran y juntaran divinos y celestiales gustos, y con todo eso, no quisieron, sino que por nuestro bien scogieron ser arcaduces y condutos por quien pasaba y venía la gracia, la fee y el conocimiento de Dios, no será razón que mal enpleemos tales trabajos, tales caminos y pasos, y que vertamos bienes que los sanctos en este mundo no gozaron porque nosotros los tuviésemos, antes, se privaron del abrigo que pudieran tener con los gustos de Dios porque nosotros, tan desnudos, no nos helásemos.

 

            Obra es ésta, Dios mío, grande, grande gracia es menester para obrarla: desnudarse uno para vestir otro, y no vestido de cosa temporal [162r] sino spiritual. Y donde más se siente es que, sintiendo un tu siervo el desasirse y desnudarse por hacer la buena obra, se desestima y desprecia de aquellos por quien se hace. Mucho sentiría un hombre rico que, habiendo trabajado mucho por juntar riquezas y después deshaciéndose de ellas por darlas a sus hijos y herederos, ellos las jugasen o desperdiciasen, gustando más de andarse desnudos como bordoneros, que lo tienen por officio, y no querer se remediar y abrigar con lo que tanto cuesta y vale.




a  corr. de perderse



b sobre lín., en lín. entretenimiento tach.



1 Jn 6,69.



c  sigue que tach.



d sigue no tach.



e  corr.



f  sigue que tach.



g  rep.



h  ms. seer



i   sigue quiriéndote tach.



j sigue juntamente tach.



2 Cf. Mc 6,30-52; Mt 14,15-32; Jn 6,1-15.



k sigue lo tach.



l   sobre lín.



m sigue pan tach.



n  corr. de ellas



o y el corr. de por el



p             sigue copado tach.



q sigue pal. tach.



r  sigue donde tach.



s  éste-goza al marg.



t  sigue Dios mío tach.



u  corr. de abisismo



v  rep.



w y si-justicia sobre lín., en lín. de tach.



x sigue cojerlo tach.



y  sobre lín.



z  sigue direm tach.



a  y parece-bien sobre lín., en lín. ne tach.



b por alto sobre lín.



3 Os 11,4.



4 Cf. 2 Cor 12,2.



5 1 Cor 4,13.



6 Cf. Gál 6,4.



c  sigue se tach.



d al marg. vide



7 Cf. Mt 19,16-22.



8 Cf. Mt 19,27-29.



e  sigue uno tach.



f  rep.



9 Mt 4,18-22.






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