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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • EL RECOGIMIENTO INTERIOR
      • CAPITULO 15 - La unión con Dios comporta el despego de las cosas de la tierra y el deseo de padecer por Cristo
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CAPITULO 15 - La unión con Dios comporta el despego de las cosas de la tierra y el deseo de padecer por Cristo

 

            1.         ¡Oh mis hermanos!, si a este bien que en este tercer estado se viene por verdadero desprecio y despego de las cosas de la tierra, por sufrir y llevar trabajos por Cristo y cada día nuevas mortificaciones, ¿quién dende el principio no se enpieza a disponer? ¿Quién es el que dende luego no enpieza a pedir a Dios una grande gracia para los llevar, no sólo aquellos trabajos que, registrados por su acertada mano, vienen medidos al justo según las fuerzas y talento de cada uno, sino tanbién los que nos aplican e imponen nuestros padres spirituales regidos por su poco saber? ¡Oh Señor mío!, y si tú dilatases mi alma de suerte que en ella, sin conmoverla, cupiesen [78v] todos los trabajos que ahora decíamos habíen de sobrevenir a la tierra antes de tu riguroso juicio, para que con tu gracia y virtud, como el fuego que decíamos en ela hierro se traga el avestruz, yo lo tenga para entonces digerido y con lágrimas apagado de suerte que aun un cabello no me pueda quemar; antes, con una gracia tan grande como tú das a los tuyos, pueda levantar la cabeza a mirar sin miedo los eternos premios que tú das a los que de veras te han servido.

 

            2.         Ea, Dios y Señor mío, en los principios siento la dificultad mientras estoy cerca de mí propio. Haz tú, Señor, que yo me aleje y desnude de este viejo Adán que es tan sensible que, atemorizado de tu voz en el paraíso, se esconde1. Vísteme, Señor, de tu gracia y de tu Hijo Cristo, con quien podré parecer sin vergüenza ante tus divinos ojos, porque vestido dél no mirarás a mí ni a mis defectos, sino su rostro resplandecienteb, en quien David pedía pusieses tus ojos, diciendo: Respice in faciem Christi tui2. Ojos de Dios puestos en rostro de Cristo paréceme serán comoc rayos de sol, que encienden fuego cuando rebaten en el espejo de cristal; y donde tal fuego se levanta fuerza será que se desparezca lo helado de mi corazón, las nieblas de mi alma. Con tal junta y compañía y vestido tan de bodas como es el de Cristo ¿qué te pediré yo, Señor, que no me lo otorgues? ¿Cuánta será la seguridad que mi alma llevará al convite de aquellas eternas bodas donde todos los bienaventurados están sentados por su orden y tú los administras?3 ¡Oh dichosos trabajos y mortificaciones que a tid nos acercan! Vengan, Señor, mucho de norabuena. Da, Señor, lo que prometes y envía lo que quisieres. Peso que, pesando el cuerpo, levanta el alma y la eleva a trato particular con Dios, pese mucho de norabuena.

 

            3.         [79r] Por san Lucas en el capítulo dice el evangelio que pidieron unos demonios licencia a Cristo para entrar en los cuerpos de


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unos lechones, y al instante que se apoderaron de ellos corrieron y se anegaron en la mar zabulléndose en su profundidad. Viendoe toda la muchedumbre de losf geraseos lo que había sucedido, rogaverunt eum ut discederet ab ipsis, que le pidieron que se fuese de con ellos4, como quien no quería a tanta costa tener y poseer tanto bien como era Cristo. Que si ellos consideraran que los demonios que entraron en los cuerpos de aquellos animales los habíe sacado delg cuerpoh dei un hombre y lo habíe dejado libre, por bien empleado dieranj la sufocación de los puercos. Cuánto más que habérselos ahogado fue otra misericordia y merced que les hacía, castigándolos en lo que delinquían, porque en el Levítico capítulo 11 mandaba Dios que no criasen puercos5; quitándoles lo que según ley estaba prohibido, era merced que les hacía. Pero no considerando ni lo uno ni lo otro, sino que les menoscababa su interés, le ruegan que se vaya y los deje, que no quieren su presencia a tanta costa.

 

            ¡Oh buen Dios, y qué ciegos están los peccadores! ¿Cómo no ven ni conocen las mercedes que les haces cuando estos trabajos y mortificaciones les envías? En ellos ahogas nuestra sensualidad, reprimes nuestros sentidos y libertades, cosas bien vedadas por tu ley y evangelio. Atormentando con trabajos nuestros cuerpos, más sucios y bestiales que lechones, libras nuestras almas de la esclavonía de satanás. Pero el malo, ignorante de estos provechos, no quiere a Dios a costa de algún menoscabo del cuerpo y de cuatro mortificaciones y sinsabores.

 

            4.         Bien al contrario losk justos que, considerando los fructos y bienes que consigo trai la mortificación, no sólo la reciben de buena gana, sino que con humildad la piden, porque, si el cuerpo captiva, el alma liberta. Trabajo siente el enfermo cuando lo atan a un banco para curarle la herida y que no se menee ni impida la cura que el médico le hace; pero cuando se ve sano, se regocija y alegra y aun se precia, como otro Pablo6, de las ligaduras y cadenasl. [79v] ¡Oh, cuando se ve el justo libre de mill defectos y faltas que aquí tenía por medio de unos poquillos de trabajos, cuánta es su gloria en ellos! Qué de veces y con razón dirá que no quiere gloriarse sino en la cruz de Cristo7, en quien y por quien le vino tanto bien. Pues ¿qué si pasa adelante y no solo considera los males dem que por esa mortificación fue librado sino también los provechosn que por medio de ella recibió? Allí será el alegría y regocijo, metiéndose entre los apóstoles de Cristo que iban regucijados y contentos por la merced singular que Dios les hacía de les haber dado tan gran dignidad que fueseno dignos de padecer por su amorp.




a  sigue fueg tach.



1 Cf. Gén 3,9-10.



b sigue de tu hijo tach.



2 Sal 83,10.



c  sigue sol tach.



3 Cf. Lc 12,37.



d sobre lín., en lín. aquí tach.



e  sigue lo sucedido tach.



f  sigue genesareos tach.



4 Cf. Lc 8,32-37.



g  corr. de de los



h  corr. de cuerpos



i   corr. de de los y rep.



j  ms. diera



5 Cf. Lev 11,7.



k sobre lín., en lín. él tach.



6 Cf. 2 Cor 11,23.



l   sobre lín., en lín. ataduras tach.



7 Cf. Gál 6,14.



m sobre lín.



n  también los provechos sobre lín., en lín. los bienes tach.



o sigue libr tach.



p al marg. aquí se divida capítulo






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