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CAPITULO 30 - Cómo Dios es solamente el que de veras
acude a las aflicciones y necesidades de los hombresa
1. De esta doctrina nos dio un vivo
exemplo Cristo redentor nuestro en su pasión, cuando estando cercado de tantas
penas: por una parte, el discípulo que le tenía armada la traición; por otra
parte, la flaqueza de los demás, que le habían de desamparar; los judíos que le
preparan la cruz y en ella muerte acerbíssima; y su Padre con el cuchillo de
rigor y justicia levantado; por todas partes le tienen cogidos los puertos, de
suerte que a ninguna parte acuda que halle remedio, sino antes caiga en manos
de olvidados o de enemigos, como se vido cuando acudió a los discípulos, que
los halló dormidos, y cuando salió al encuentro al pueblo que lo buscaba, que
cayó en manos de Judas y en manos de aquellos que con extraordinaria crueldad
las ponen en él1. Pues con estar todas estas puertas cerradas
yb los caminos cogidos por
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donde podía venir el socorro, como quien tan bien
sabía la virtud de la oración que penetra los cielos, sube murallas y entra a puertas
cerradas y saca el fructo de lo que un alma tiene necesidad de lo más íntimo y
secreto del corazón, en medio de estas agonías que Cristo tiene, de estos
ahogos de la porción inferior, a la oración acude y en ella con duración y
prolijidad ora a su Padre. El cual si no le quita los trabajos y muerte, dale
un ángel que le conforte, porque palabras salidas de tal boca como la de Cristo
no habíen de volver vacías; porque las palabras del justo son como unas
arrebañaderas que entramos en un pozo, que si no sacan aquello para que las
entramos, arrebañan y sacan lo que allí [hay]. En esta aflicción que Cristo
tuvo, arrojó a su Padre la oración [111r] que en el güerto tuvo; y entrando en
aquel piélago inmenso del seno y entrañas de su Padre, si no sacó libertad de
la vida y revocación de la sentencia porque así convenía, sacó lo que en
aquelc pecho divino halló. En él habíe misericordia para los peccadores
y perdón general para el hombre por medio de la sangre derramada de Cristo;
pues saque eso la oración que Cristo hace. Habíe también fortaleza y
confortación para el que padece; pues baje un ángel con un cáliz en la mano que
dentro traiga una bebida que dé salud al hombre muerto y que dé muerte a Cristo
vivo y, junto con eso, le dispierte fortaleza y ánimo2.
Exemplo es este muy
vivo que nos enseña lo que hemos de hacer en nuestras agonías y cómo no hemos
de desmayar por ver todos los puertos cerrados. Pues la oración es llave
maestra que hace a todas partes; y cuando sólo abriera las puertas del cielo,
bastaba que tuviera guardas que hicieran a esa cerradura, pues de ahí es de
donde nos ha de venir el consuelo y remedio. De ahí es [de] donde la oración no
baja vacía, de donde, si no saca y trai lo que pedimos, por lo menos arrebaña
lo que hemos menester, de suerte que, si orando a Dios y pidiéndole nos libre
de los trabajos no nos los quita, por lo menos nos da fortaleza y ánimo para
los llevar.
2. También nos enseñód Su Majestad
el poco fructo que tenían nuestros ruegos y mensajes que hacemos a los hombres,
pues estando Cristo en tal agonía y tristeza, maestro y señor de sus discípulos
que tantas mercedes les habíe hecho y tantas ofertas le habíen prometido,
particularmente san Pedro que habíe dicho que no lo habíe de dejar aunque
muriese con él3, con todo eso, lo dejan y desamparan de suerte que,
acudiendo a ellos tres veces, los halla durmiendo4. ¡Oh buen Dios de mi
alma!, que no es bastante para dispertar a tus tres discípulos el ser los más
amados y queridos, los beneficios hechos, los sermones pasados, tus agonías y
trabajos presentes, el dormir ellos en el suelo duro, el estar sin abrigo y el
frío de la noche. Paréceme a mí que cualquier cosa de éstas bastaba para no
poder ni dejar dormir a un
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hombre y no apartarse un momento de persona a quien por
tantas partes tenían obligación. Bien pudiéramos poner por dispertador de
hombres tan dormidos, y que no fuera campana que hiciera menore ruido,
el ver que aún se estaba en pleito su remedio y la redención de todo el género
humano; pues tantas veces les habíe dicho Cristo que convenía que muriese para
que el mundo fuese libertado, y en aquella ocasión la humanidad sanctíssima de
Cristo y la porción inferior teme [111v] y pide que pase dél aquel cáliz si
fuere posible. Y con tantas razones y cosas que los obligan a velarf,
acude Cristo a ellos y los halla dormidos sin los poder tornar en acuerdo. ¡Ay,
hombres, los que en vuestros trabajos y necesidadesg acudís a los
hombres! ¿Qué os parece de este sueño e ingratitud en semejante apretura como
la que Cristo tiene? ¿Quién de hoy en adelante fiará el remedio de sus
necesidades de amigos, de conocidos y paniaguados, de súbditos y discípulos? Y
aunque mi remedio sea propio interés suyo, como lo era para los discípulos la
muerte de Cristo a quien debían acudir en aquella ocasión, no hay llamar a los
hombres en las que nosotros tuviéremos, que tan apriesa como nosotros los
dispertáremos, tan apriesa se tornarán a dormir.
3. El hombre es ingrato y desconocido y
por tal es tenido y reputadoh en la Sagrada Escritura
(Esaíasi), pues aun pone mayor conocimiento en las bestias5, a
quien lo envían para que apriendaj cómo se ha de acordar de quien
recibe bienk; porque la ingratitud en el hombre es un sueño letárgico
que, por más cordeles que le apretéis, no lo haréis dispertar y que se acuerde
de tantas cosas como lo obligan a que tenga acuerdo y memoria. No inporta que
la cama sea el duro suelo y que comprima el desabrigo, ni den voces
obligaciones pasadas, ni aunque sea Dios el que llama y dispierta, porque como
al hombre le tiene dado su libre albedrío, déjale para que haga lo que
quisiere, y lo que quiere y pide tal enfermedad es dormir y no acordarse del
amigo en estrema necesidad.
Supuesto
esto, pregunto yo, ¿qué hombre abría en el mundo que, habiéndose de ver en un
peligro enl que tenía necesidad del ayuda de un buen soldado y capitán,
se fuese a amparar de una moza de cántaro dormida, medrosa, que al primer ruido
cayese desmayada en tierra? Grandes son los trabajos y peligros que se les
ofrecen cada día a los hombres en cualquier estado que tengan. Menos es que una
hormiga el mismo hombre sin Dios para el remedio de los trabajos que se le
ofrecen. Así, es bien acudir a Dios, que es buen amigo y él es el que vela y
suda gotas de sangre por mi remedio, mientras el mismo hombre duerme6.
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4. Esta verdad la hallo bien figurada en
el sacrificio que Abrán quiso ofrecer en su hijo cuando, cercano a la muerte,
le tapó y cubrió los ojos, como quien dice: Hijo mío, esto va muy de hecho, no
hay ojos para buscar remedio de vida en la tierra [112r] porque en quien los
pudiérades poner eran: en vuestro padre, y él quiere obedecer el precepto de
Dios; o en vuestros criados, y ésos allá abajo quedan en la halda del monte; o
en vuestras manos, ésas tampocom os pueden valer por las ligaduras que
tienen; o en las manos de vuestro padre, y ésas tienen el cuchillo cuyo golpe
ha de descargar sobre vuestra cerviz y cuello; o pudiérades poner los ojos en
el monte, y ése ya tiene leña y fuego preparado con que habéis de ser
sacrificado. Y pues en la tierra no hay remedio ni en quien poner los ojos, no
hay sino cerrarlos y no mal emplearlos en quien no men puede ni quiere
socorrer. Que, tapando los ojos y la vista que tienen afuerao, mirarán
adentro y se pondrán con particular atención en lo escondido de nuestra alma,
donde está Dios por particular gracia y unión, si el que padece es justo como
lo era este sancto niño Isac; y si no lo fuere, el peccador dentro de sí topará
la imagen de Dios en lo natural, aunque algo borrada y distrocada, llorando y
derramando lágrimas de sus males hechos y cometidos; dentro de sí, donde está
Dios por presencia, esencia y potencia, lo hallará para darle mill remedios y
socorros. Así lo halló Isac después de tapados los ojos y cubierto (digamos) su
rostro; pues, no tiniendo con qué mirar ni buscar socorros en el suelo, lo
halló en el cielo yp dentro de sí se halló con Dios en su alma. Como
quien, estando ahíq, rige y gobierna los cielos, al punto despachó un
ángel que tuviese el brazo levantado de su padre y estorbase el golpe7
y que no muera el inocente, que para gente semejante es imposible falte socorro
en el cielo.
5. Donde,
a este propósito que vamos diciendo, hallo qué notar en el nombre que puso
Abrahán a aquel lugar donde quiso sacrificar a su hijo y el cielo le envió un
ángel que lo libertase. Dice la Sagrada Escritura que puso Abrahán por nombre a
aquel monte Dominus videbit, Dios lo verá8. Antes, parece que habíe de
poner otro nombre, como llamarlo "lugar de sacrificio" o uno de los
nombres que Jacob puso después a los lugares donde recebía de Dios singulares
mercedes y beneficios, como era llamarlo "lugar sancto", "lugar
terrible", [112v] "casa de Dios" y "puerta del
cielo"9. Pues cualquier nombre de éstos le cuadraba muy bien
r: "lugar sancto", pues en él se ofreció sacrificio;
"lugar terrible" se pudo llamar por el rigor que el sacrificio traía
consigo, como es matar un padre a un sólo hijo que tenía; púdose llamar
"casa de Dios" pues allí se le dieron grandes conocimientos al
patriarca de la casa de Dios; "puerta del cielo" se pudo llamar pues
ses abrió para enviar el ángel que habíe det libertaru
al niño Isac. Y no ponerle por
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nombre Dominus videbit. A lo cual respondo que fue orden
del Spíritu Sancto y grande sabiduría de Dios que le pusiesen [a] aquel lugar
"lugar de vista de Dios", para consolar a los que no la tienen en el
mundo y para que no pierdan las esperanzas aquellos que no tienen en quién
poner los ojos en la tierra. Que, cuando ellos más cerrados los tuvieren, los
tendrá Dios más abiertos para acudir a lo que tuvieren necesidad, como dice
David: Oculi Domini super justos10. No inporta que el justo tenga los
ojos quebrados, que Dios los tiene muy sanos para lov mirar y socorrer
de muy cerca: Qui humilia respicit et alta a longe cognoscit11.
6. Noten por charidad que dice David que a
los humildes los mira de cerca, y a los altos y encumbrados, soberbios,
losw conoce de lejos. Pregunto yo: ¿por qué en la vista de los humildes
y soberbios varió aquel término respicit, que es mirar, diciendo que a los
humildes los mira de cerca y a los soberbios los conoce de lejos? Pudiera decir
con un propio término que miraba a los unos de cerca y a los otros los miraba
de lejos; o, si no, decir que a los unos los conoce de cerca y a los otros
losx conoce de lejos. Respondo que en esto nos quiso dar a entender
cuán cerca está Dios de los justos y atribulados, porque de la vista nos
aprovechamos para cerca y del conocimiento para lejos, de suerte que lo que
tenemos presente decimos que lo miramos y de las cosas que están absentes
decimos que las conocemos. Y como los justos están junticos con Dios, los mira;
pero, como los soberbios se apartaron, ya parece que están tan lejos que, al
modo de entender de la vista del hombre, ya parece [113r] que no alcanza la
vista de Dios a mirarlos y que ha menester aprovecharse del
conocimientoy, que es el que los hombres tienen para los que están
absentes y apartados.
7. Digo
más, que el mirar en la Scritura significa misericordia12, regalo,
blandura y benignidad. Y como todo esto tiene Dios con los humildes, dice que
los mira. Pero conocer pertenece a los jueces, de quien decimos que conocen muy
bien las causas y los pleitos. Y aun el mismo Cristo usó deste término y
vocablo cuando los phariseos lo quisieron calumniarz sobre que
sentenciase y dijese si era lícito dar censo y tributo a César, que entonces
dicea el evangelio (Matheo 22, 18b) quec, cognita Jesus
nequicia eorum, dio dos sentencias: la una, que lo que era de César lo diesen a
César, y lo que de Dios lo diesen a Dios; la otra sentencia fue llamarlos
hipócritas y tentadores diciendo: "¿Qué me tentáis, hipócritas?".
Pues pregunto yo: muchas veces, descubriendo Cristo los pensamientos de los
phariseos, ¿no dice el evangelio por este término: Vidit cogitaciones
eorum13; que veía los pensamientos de los escribas y phariseos? ¿Por qué ahora no lo dice con ese propio
término sino
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con este de conocer, diciendo que cognita Jesus
nequicia eorum? Digo que, cuando en esotros lugares se pone este vocablo:
"que vido Cristo sus pensamientos", parece que allí no tanto se hace
mención de la maldad y peccado cuanto de los pensamientos de los phariseos, los
cuales, por entrapados que estén, no se le van a Dios por pies, que vista tiene
para darles alcance. Pero, como aquí hizo mención de la maldad e iniquidad con
que éstos llegaban a calumniar a Cristo, luego parece que le taparon y escurecieron
los ojos dejando en Su Majestad el conocimiento solo que tiene un juez para
sentenciar la maldad del delincuente; guardando en esto lo que suelend
los jueces rigurosos, que no consienten entrar delante de ellose los
reos propios, sino que parezcan por sus procuradores y procesos que están
causadosf, que parece se dan por obligados en alguna manera a piedad y
clemencia si los miran y ven.
¡Oh
buen Dios mío!, y cuánto debe de ser el rigor que aguardan los soberbios y
presumtuosos, pues de ellos no dices que los miras [113v] sino que los conoces,
dando a entender que no quieres que parezcan delante de ti personalmente, sino
sus causas y procesos para que por ellos con mayor rigor sean sentenciados. Pero los justos
miras, y no de lejos sino de cerca, donde sus trabajos y tribulaciones
teg puedan dispertar y hacer y prestesh atención al remedio de
ellos. Y como es de tan grande consideración el mirar Dios, habiendo de poner
Abrahán nombre a aquel monte, sólo quiso ponerle por nombre "Dios lo
verá".
8. La
segunda dificultad que hallo yo aquí sobre este nombre es saber por qué le puso
nombre de futuro, diciendo "Dios lo verá", y no de pretérito diciendo
"Dios lo vido". Pues parece habíe más razón para ponérselo de pretérito,
pues era verdad que Dios habíe mirado con buenos ojos de misericordia la
aflicción de padre y de hijo y la habíe remediado dándole vida. Respondo a
nuestro propósito (dejando otras muchas razones que se podrían traer a
propósito diferente) que, puesto caso que ya Dios habíe remediado aquella
aflicción, si le pusiera por nombre al monte "Dios lo vidoi",
pudiera ser que entendieran los hombres que sólo socorría Dios aquella
necesidad por algunas particulares circunstancias y que le habíe de ser
dificultoso acudir a otras. Pues, para darnos a entender cuán aparejado está
Dios a acudir al remedioj de todos los que se vieren sin ojos como otro
Isac para no ver ni hallar remedio en la tierra, pone por nombre al monte
"Dios lo verá". No porque haya visto este caso (como si dijera)
dejará de ver todos los semejantes, que aparejado está parak mirarlos a
todos. Con el mismo poder se queda, con la propia gana y con los mismos ángeles
para nos socorrer. No es Dios persona que se cansa; y si miró a Isac, Dios
tanbién verá nuestros trabajos y tribulaciones para los remediar con gracia y
gloria.
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9. [114r] Suelen los grandes pinctores
cuando acaban de hacer una obra muy perfecta, porque no entiendan que allí se
les acabó el arte y el saber, poner abajo un rótulo que dicel: Fulano
faciebat, Fulano hacía esta imagen; hablando en aquel faciebat de tiempo
inperfecto, que es pasado y no cumplido. Que es decir: Hizo esta imagen y hará
otra mejor si fuere menester. Lo propio parece quiso decir Abrahán en el nombre
que puso al monte y lugar donde Dios habíe obrado una tan singular maravilla
con él y con su casa: que porque los hombres, mirando el primor que los ojos de
Dios habíen tenido para los socorrer y consolar, no entendiesenm que
allí se le acababa a Dios el saber y la virtud de los ojos pudiendo sólo llegar
hasta allí, puso al monte y lugar nombre de "Dios lo verá". No
paran, como si dijera, ahí la virtud de los ojos de Dios, que si esta
obra la han sacado perfecta, otras las podrá sacar más perfectas y acabadas;
mayores y más extraordinarias mercedes puede hacer y las hará de futuro, pues,
si hoy libra a mi hijo commutando este sacrificio en el de un carnero, tiempo
vendrá en que librará y libertará a todo el género humanoo con la
muerte de su propio Hijo. Luego,
si esta obra que aquí hizo Dios en este monte de librar a Isac con el
sacrificio de un carnero aguarda otra mayor, que es el sacrificio del mismo
Hijo de Dios, bien hizo Abrahán de ponerle nombre de futuro al monte diciendo
"Dios lo verá"; pues habíe de llegar tiempo y haber lugar donde Dios
con ojos de misericordia y piedad habíe de mirar a todo el género humano,
entregando por su libertad a su propio Hijo en el monte Calvario, donde el
Padre eterno tuvo ojos para socorrer los peccadores a costa de la sangre y
muerte de su propio Hijo. Quiera Su Majestad que nosotros tengamos
vista y ojos para conocer y agradecer tales y tan singulares beneficios, etc.
[114v] Jhs. Mª
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