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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • EL RECOGIMIENTO INTERIOR
      • CAPITULO 36 - En que se prosigue la propia materia, y declara cuántos son los daños y males que a un alma le vienen por andar fuera de este recogimiento interior
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CAPITULO 36 - En que se prosigue la propia materia, y declara cuántos son los daños y males que a un alma le vienen por andar fuera de este recogimiento interior

 

            1.         No me deja de causar admiración ver que cuando, por envidia de los sátrapas, hechiceros y encantadores, el rey Darío metió al gran propheta Daniel en el lago de los leones, dice el Sagrado Texto (Danielis 6)a, que alatus est lapis unus, et positus est super os laci, quem obsignavit rex annulo suo, et annulo optimatum suorum, ne quid fieret contra Danielem1. Echanselo a los leones y cierran la puerta con una losa grande, sellan la cerradura y dan la causa que porque no se haga alguna cosab contra Daniel. Pregunto yo, ¿los leones y los enemigos no están dentro? Sí. ¿Quien ha de despedazar al propheta no está en el lago, hambriento y rechinando los dientes aguardando la ración ordinaria? Sí. Pues ¿de quién guarda el rey al propheta, que dice el texto que le cierran la


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puerta y sellan la cerradura ne quid fieret contra Danielem? Ahora noten por charidad que el rey quiso y pretendió librar al propheta. Así lo dice el Sagrado Texto: que, viendo las acusaciones que de él hacían sus enemigos, contristatus est; et pro Daniele posuit cor ut liberaret eum, et usque ad ocasum solis laborabat ut erueret illumc2. Que se entristeció el rey viendo las acusaciones que hacían contra Daniel; y que puso en su corazón de librarlo y trabajó lo que pudo hasta la puesta del sol. Y a más no poder, lo echa en el lago y le dice el reyd: Deus tuus, quem tu colis semper, ipse liberabit te3; el Dios, a quien tú sirves, él te librará. Y como el mayor peligro que Daniel tenía era de los de afuerae, hace el rey cerrar la puerta y sellarla, como quien dice: Tu Dios te librará de los leones de adentro y yo procuraré defenderte de los de afuera, y para esto [130r] quiero que la puerta quede bien cerrada y sellada. Y así sucedió que, no habiendo podido librar el rey al propheta de manos de los hombres, salió libre de los dientes de los leones hambrientosf, a quien dice el propheta que Dios les cerró la boca para que no le hiciesen mal4; y el rey cerró la puerta de la leonera ne quis faceret malum contra Danielem, para que ninguno de sus enemigos hiciera mal al propheta.

 

            2.         La segunda dificultad casi es la propia: ¿por qué cuandog quiso Dios dar de comer al sancto propheta que allí estaba metido, le llevó al otro pobre labrador con la olla de sus segadores y lo metió un ángel dentro donde estaba metido entre las bocas de los leones?5 Parece era más fácil sacar fuera al propheta y llevarlo entre los segadores que comiera, que entrar a un hombre y ponerlo en tanto peligro. Y más que, siempre que se pueden escusar los milagros, se ha de hacer. Y para sacar a Daniel sólo un milagro se hacía y, para entrarle la comida adentro, era necesario obrar muchos: uno, el entrar dentro, de un cabello, al que llevaba la comidah; otro, el no hacerle mal los leones; otro, que estando hambrientos los leones, ya que al sancto no lo comían, pudieran comer la carne.

 

            Respondo que ahí veremos el peligro que tiene un hombre entre los hombres si son sus enemigos, que para librar Dios de sus manos a su siervo Daniel se ve obligado a hacer muchos milagros; y eso es menos que, puesto un justo entre pecadores, salga libre. Y así más quiere Dios dejar al propheta encerrado entre leones y obrar allí muchos milagros; y eso tiene Dios por menos que sacarlo y ponerlo entre sus enemigos y de ahí sacarlo libre.

 

            3.         ¡Oh buen Dios, y qué bien a propósito viene esto de lo que en estos capítulos vamos tratando! Bien es verdad, hermanos, que dentro de nosotros están nuestras pasiones, que son más crueles que leones hambrientos. Y con todo eso, quiere [130v] Dios más a un alma recogida dentro de sí que no acá fuera entre los hombres y las criaturas. La


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razón es porque esas pasiones tiénelas Dios enfrenadas para el alma que por recogerse se hace spíritu, y sábeles tapar muy bien la boca para que no hagan mal al justo, aunque más hambre tengan ni más ayunas estén. A quien ellas despedazan y comen son a los peccadores, a los torpes y carnales, a los que son y andan hechos carne; como hicieron los leones a los acusadores de Daniel, que al instante los despedazaron6. Y este justo que allá dentro tiene seguridad entre gente tan cruel, no tiene ninguna si sale por acá fuera donde tantos enemigos tiene el hombre que le persigan. Y así por menos milagro tiene Dios darle al justo allá dentro lo que hubiere menester, entrarle el sustento y mantenimiento a sus potencias, aunque eso sea vía extraordinaria como hizo al propheta, que no salir acá fuera a sentarse a la mesa con las criaturas, donde a cada paso se hallan ocasiones más crueles que leones que matan y despedazan el alma. Y vivir en tierra y sin tierra es grande milagro; entre las criaturas y sin tenerles amor desordenado, milagro grande. Y así más quiere Dios dentro de mí hacer muchos milagros que uno acá fuera, porque este uno es menester sea tan grande que sobrepuje a los muchos de allá dentro.

 

            4.         Esta es la razón por qué el sposo en los Cantares, en el capítulo 8, pide a su esposa que lo ponga sobre su corazón por sello y sobre sus obras: Pone me ut signaculum super cor tuum, ut signaculum super brachium tuum7. Como si dijera: No te fíes, sposa mía, de ti propia, que por mucho que te ames mayor es el amor que yo te tengo, pues tú propia muchas veces abres la puerta por donde tu espíritu sale a rondar entre las criaturas y por donde ellas también entran en su compañía, de quien son grandes los daños y males que le vienen; pero yo, [131r] si de ti me haces portero, tendré grande cuidado con la guarda de tu corazón y de tus propias obras si alguna vez fuere necesario que salgan acá fuera, que en fin, sellado el corazón y la obra con el sello de mi poder, nadie se atreverá a romperlo o falsearlo. Que en fin sello de rey sirve sobre el corazón del justo de lo que servía el sello a la puerta de los leones, que guardaba a Daniel ne quis faceret malum contra Danielem, no haya quien se atreva a hacer algún mal contra el justo Daniel.

 

            Tanto va más guardado el secreto de una carta cuanto el sello que se le echa es de mayor autoridad. Y así abrir algún despacho sellado y cerrado con el sello del rey, sería delicto grave. Por eso pide el sposo que lo pongan a él propio por sello del corazón, que quiere él ser guarda de ese castillo y fortaleza para que nadie entre ni salga y también para ser testigo del que quisiere falsear los secretos que allí están guardados para sólo el rey; y lo propio pide haga en su brazo: que lo selle y señale con las propias armas, que es lo que hacen los que llevan hacienda del rey, que encima de las cargas llevan reposteros con las armas reales para que por los puertos y caminos las dejen pasar libres, sin desenvolverlas, ver lo que llevan y pagar pasaporte. Es muy amigo


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el mundo y los que en él viven de registrar las obras del justo, de cercenarlas y maquilarlas; y Dios quiérelas libres y enteras, y así él propio quiere ser el sello y registro.

 

            5.         Si este lugar de los Cantares se advierte con atención, hallaráni arrimadas a estas propias palabras otras antecedentes y otras subsecuentes que sirven de dos causas y razones eficacíssimas por qué el sposo pide a su esposa lo ponga por sello sobre el corazón. Las palabras que anteceden a éstas que hemos declarado son éstas: Sub arbore malo suscitavi te; ibi corrupta est mater tua, ibi violata est genitrix tua. Pone me ut signaculum, etc.8 Notad por charidad que, para pedir el sposo a la esposa que se recoja en su corazón y que de él lo haga guarda y ponga por sello, le trai a la esposa a la memoria la perdición de Eva debajo del árbor de la sciencia de lo bueno y de lo malo, donde dice que su madre fue violada y corrompida. Y también le trai a la memoria lo mucho quej en otro árbor habíe de costar el levantarla y resucitarla. Que eso quiere decir: Sub arbore malo suscitavi te, ibi violata est genitrix tua, etc. No fue otra cosa sino decirle a la esposa: Mira, esposa mía, qué de males entraron en el mundo [131v] por no guardarse bien tu madre, que fue Eva, de quien siendo guarda Adán dio tan mala cuenta que, apartándose de él, dio lugar a la conversación y coloquios con el demonio, y ella guardó tan mal su vista que tanbién le dio lugar al agrado y codicia de la manzana cuando vidit quod esset pulcrum et ad escendum suave9; culpas y desconciertos quek no me costarán menos que ponerme en una cruz. No seascausa de tantos males de culpa para ti y de penas para mí. Por tanto pone me ut signaculum super cor tuuml. No te quiero entregar a las criaturas que te guardenm, que en sus licencias son largas y en tu guarda poco recatadas, ni a ti propia, que por mucho que te ames muchas veces de ti propia eres engañada. Yo quiero ser la guarda, la cerradura y el sello de tu corazón, que soy quien con veras te ama y te sabrá defender de cualesquier contrarios y enemigos y de cualesquier peligros.

 

            Mirad por charidad si tiene razón el sposo de pedir a su esposa guarda, clausura y recogimiento, cerraduran y sello, pues la poca guarda y recato le costó a Eva y a todo el mundo perdición y corrupción, y a Cristo le costó muerte de cruz y tantas penas y trabajos que eran menester lenguas infinitas para contarlas.

 

            6.         La otra razón que da y causa que pone para que su esposa selle su corazón con el mismo esposo la declaran las palabras que luego se siguen. Dice, pues, el Spíritu Sancto: Pone me ut signaculum super cor tuum, ut signaculum super brachium tuum, quia fortis est ut mors dilectio et dura sicut infernus emulacio10; la razón que te doy, sposa mía, porque me pongas por sello y guarda es porque el amor es fuerte como la muerte y dura


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como el infierno la emulación. Es decirle a su esposa que el amor de las criaturas es fortíssimo y, si una vez entra, hace en un alma lo que la muerte, que la pone fea, abominable. Y en la casa donde entra la muerte, todo lo saca afuera, y al difunto lo echa en la calle y entriega a los gusanos. Esto propio hace el amor desordenado de las criaturas cuando entra en un alma: que en ella nada deja que no lo saca afuera, lo desperdicia [132r] y derrama, y a la propia alma la entriega a cosas viles y bajas, que con más impiedad que los propios gusanos la despedazan. Y pues tanto mal en un alma hace el amor fuerte de estas cosas de acá afuera, bien será que guardes, esposa mía, el corazón y sobre él me pongas por sello. Y si el amor destas cosas es como la muerte, la muerte mill traiciones hace, ningún respecto tiene, por todas partes entra. Y lo propio hay que temer del amor falso de las criaturas, que contra Dios ha cometido mill traiciones y salteádole millares de corazones limpios y puros que en muchos sanctos tenía Dios reservados para sí sólo, sin guardar respecto ni reparar que aquellos lugares eran donde Dios tenía su entretenimiento. Si no, ¿qué ha hecho? Y sin reparo a todos acomete: unas veces abriéndole la voluntad el casero de adentro; otras, entrando ese amor desordenado por los ojos, orejas y demás sentidos, persuadiendo a que se le la puerta llana de donde vienen tantos daños y males al mundo y se causan tantos desafueros en almas justas. Por tanto dice Dios: Pone me ut signaculum super cor tuum, ut signaculum super brachium tuum, quia fortis est ut mors dilectio, etc.

 

            7.         Dice más: "que la emulación es dura como el infierno". El infierno tiene una cosa: que al que coge no lo torna, quia in infernum nulla est redemcio11. Pues eso propio procuran tener las criaturas, las cuales, envidiosas de la hermosura del alma, la procuran coger y aficionar a sí propias, de tal manera que, si una vez la cogen, querrían que no tuviese regreso ni tornase más a absentarse de con ellas.

 

            Pienso quedan suficientemente encarecidos los daños del spíritu acá fuera y la inportancia de su recogimiento allá dentro, por donde debemos entender que nuestro Dios, deseoso de nuestro bien, ha de buscar trazas y modos cómo un alma alcance ese recogimiento. Y uno de estos medios es cuando Dios envía aflicciones mediante las cuales un alma entra dentro de sí propia.

[132v]




a  Danielis 6 al marg.



1 Dan 6,17.



b corr.



c  sigue y a más no poder tach.



2 Dan 6,14.



d sigue pal. tach.



3 Dan 6,16.



e  sigue dice tach.



f  sigue p tach.



4 Cf. Dan 6,22.



g  sigue enbía Dios la comida tach.



5 Cf. Dan 14,31-39.



h  ms. comido



6 Cf. Dan 6,25.



7 Cant 8,6.



i   sigue así tach.



8 Cant 8,5.



j  sigue pal. tach.



9 Cf. Gén 2,9.



k sigue pal. tach.



l   pone-tuum subr



m sigue ni tach.



n  ms. cedadura



10           Cant 8,6.



11           Breviario Romano, frase responsorial del oficio de difuntos; cf. Concilio de Constantinopla, Anathematismi contra Origenem, can.9: DS 411.






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