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CAPITULO 48 - De los muchos daños y males que al hombre
le vienen por andar fuera de este recogimiento; y lo mucho que a Dios le costó
el librarnos de ellosa
1. Por el contrario, si yo salgo de este
recogimiento y clausura y entro en los términos y destricto del demonio, mundo
y carne, perdiendo yo las fuerzas las cobran mis enemigos para tener de mí las
victorias. Estos nuestros enemigos son como alcaldes de aldea, [160v] que en su
tierra y destricto tienen grande fuerza y jurisdicción para prender, rendir,
sujetar y no soltar, pero fuera de allí son unos rústicos y zafios que para
cosa no valen. Fuertes son los tres enemigos del alma si nos entramos en sus
mojoneras y jurisdicciones: no respectan a nadie ni lo estiman en cosa, sea
quien se fuere, que si en la ocasión lo pueden coger, pagar tiene (como dicen)
el pato; como lo pagó David por meter los ojos donde no debía, que al punto que
miró a Bersabé fue captivo y preso con ligaduras y ataduras harto inhumanas y
crueles, como él propio dice: Funes peccatorum circumplecxi sunt me1.
Ataduras de peccados que prenden y no sueltanb si no viene la
jurisdicción del cielo, que es la superior y sobre todas, y así lo dice el
propio David: Ipse liberabit me de laqueo venancium2. Ipse, id est,
sólo Dios es el que me puede librar del lazo y brete de los que en el mundo
cazan. Y en otro lugar dice: Librásteme, Señor, según la muchedumbre de tus
misericordias3.
Lo
propio le sucedió a Eva con el demonio4 que a David con la carne: que,
habiéndoles Dios vedado el árbor de la sciencia y de lo malo, arrojó allá la
vista y metió la mano, cogió la manzana, y cazóla a ella el demonio, dejóla por
esclava; yc como estaba tan asida y eslabonada con Adán, y en Adán todo
el género humano, trabando el demonio de Eva, llevó tras sí a Adán y en Adán a
todos los demás; porque un abismo llama otro abismo5, quedaron metidos
en un profundo de miserias, sacados del paraíso por justicia, echados en el
mundo, desterrados del cielo, presos y captivos de sus culpas, restados
end este mundo, dándoles por brete y grillo su propio cuerpo. Que así
lo llama san Pablo y David, diciendo el uno: Cupio disolvi6, que
deseaba ser desatado y desligado; y el otro dice: Educ de custodia animam meam,
que deseaba le sacase Dios el alma que así estaba presa en este cuerpo, porque
en él tenía mill inpedimientos para servirle, y que lo que ofrece es alabar y
bendecir su sancto [161r] nombre, ad confitendum nomini tuo7. Tal fue la prisión que fue necesario
bajase Dios del cielo para deshacerla y librar al hombre por haber caído en
manos tan crueles como las del demonio.
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2. Así lo pedían los sanctos: Veni,
Domine, et noli tardare, ven, Señor, y no te tardes; veni et libera
nos8, ven y líbranos. Y a esto iban enderezadas las voces de los
sanctos padres y prophetas del Viejo Testamento. Y habiéndolos Dios oído, por
sola su misericordia y bondad, se puso en camino y vino disimulado y, cuando el
enemigo más descuidado, por caminos secretos y no conocidos. Subido y puesto en una cruz, allí hizo
juicio y audiencia, sentenció por el hombre alegando de nuestra parte sola su
bondad y misericordia. Así lo dice san Pablo: Propter nimiam charitatem suam,
cum essemus mortui peccatis, convivificavit nos in Filio9. Habíenos
puesto tales el peccado, dice san Pablo, que nos habíe entrado en la sepultura
y quitado la vida, pero ele Padre eterno dice que nos vivificó en su
Hijo; que fue decir que nos dio a su Hijo para que [nos resucitase], como otro
Eliseo, que puso boca con boca y pies con pies del niño de la otra pobre mujer
para lo resucitar, estrechándose y midiendof la grandeza que el
propheta tenía con la pequeñez del niño10. Desta misma suerte hizo el
Hijo de Dios: que, siendo tan grande que no cabe en cielos ni tierra, se
estrechó y abrevió, como dice Esaías llamándolo Dios abreviado, que se midió
con el hombre en sus penas y trabajos siendo como malhechor, tenido por maldito
colgado de un madero y reputado, tenido y contado entre los
malhechores11. Allí puesto es donde el Padre eterno nos vivificó en su
propio Hijo. Allí hizog juicio; así lo dice él por san Juan: Nunc
judicium est mundi12. Que, puesto en la cruz, llamó y juntó a juicio y,
pronunciando la sentencia por nosotros, quitó la escritura de jurisdicción y
tenencia que el demonio tenía contra nosotros, borrólah y fijóla en la
cruz, como dice san Pablo: Delensi quod adversum nos chirografum
decreti, etc., afigens illud cruci13. Habiéndose en esto como cuando
[161v] la justicia coge una medida o scritura falsa: que a la medida la rompe y
la scritura la cancela y la hace fijar en las puertas públicas de la ciudad. Y
como el demonio con mentiras y engaños que tuvo y dijo a Eva habíe adquirido la
jurisdicción que tenía, no excusando la culpa del hombre sino pagando por ella,
dio por falso y malo el derecho que el demonio tenía yj cancelando la
scritura, la fijó en la cruz para que se conociese la justicia que Cristo tenía
para librar al hombre y mandar salir fuera al demonio. Que es lo que luego dice
Cristo: Nunc princeps huius mundi eicietur foras14; ahora
saldrák el demonio y príncipe de las tinieblas fuera.
3. Veamos,
pues, dónde estaba el demonio antes que Cristo muriese y dónde está ahora, que
dice que lo echó fuera. Digo que antes que Cristo muriese estaban juntas las
jurisdicciones del demonio y las del hombre, de suerte que llegaba y alcanzaba
el demonio a hacer mal al hombre como quien estaba en su destricto. Pero,
después del hombre
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libre, quedó el demonio fuera y apartadol, mis
términos divididos y mi jurisdición señalada, de suerte que, si de ahí no
quiero salir y entrar en la del demonio, viviré libre; y si de estos términos y
fines que Dios me tiene puesto para que en ellos viva y esté recogido saliere,
tiene el demonio jurisdición para me tornar a prender, como el perro atado que
puede morder a los que a él se llegan.
4. Según esto que hemos dicho de los males
de culpa que al hombre le vienen por entrar en lo vedado, y los males de pena
que por librarnos a Cristo le vinieron, tener había el hombre quebrada la
piernam antes que dar un pason apartándose de este recogimiento
y acercándose a sus anchuras y libertades, cayendo en manos de quien tanto mal
leso hace. Lo cual lo significó muy bien Dios por el propheta Jeremías,
capítulo 5 n.6: Ecce hii confregerunt iugum, ruperunt vincula. Idcirco percusit eos leo de silva, lupus
ad vesperam [162r] vastavit eos, etc. Omnis qui egresus fuerit ex eis capietur,
quia multiplicatae sunt prevaricaciones eorum. Teníalos Dios atados y ligados
con su ley y preceptos, sirviendop de muralla a aquel pueblo que los
guardase y defendiese. Quebraron las ligaduras, rompieron el yugo,
desportillaron la cerca y quebrantaron la ley de Dios. Y ¿qué les vino de salir
y apartarse de ahí? ¿Qué? Que el león, que estaba escondido en el monte y
espesura, los acometió y mató, y el lobo hambriento a la tarde los consumió. No
les faltó, como si dijera, enemigos por tarde y mañana. Y no os espantéis de
estos males que les vienen, que cualquiera que de ellos saliere y se apartare
será cogido; la causa, sus maldades y prevaricaciones.
Y en el
capítulo 50 n.6 del mismo propheta, va contando Dios los males y miserias de su
pueblo, y después de haber hecho un muy largo cathálogo y resunta, dice: Grex
perditus factus est populus meus, pastores eorum seducxerunt eos, feceruntque
vagari in montibus; de monte in montem transierunt, obliti sunt cubiliis suis.
No os espantéis de que tal perdición haya entrado en mi pueblo, porque los
pastores que tenían los sacaron fuera, los apartaron y engañaron (que todo eso
significa el vocablo seduco); fueron causa de que vagueasen por los montes
andando de monte en monte. Y al
cabo al cabo olvidaron su retrete, recogimiento y clausura.
Y por Esaías, capítulo 57 n.7, dice
Dios, enojado con su pueblo: Nunquid super hiis non indignabor? Super montem
excelsum posuisti cubile tuum, et illuc ascendisti ut inmolares ostias. ¿Por
ventura, dice Dios, no me indignaré y enojaré? ¿Quién (como si dijera) se podrá
ir a la mano para no castigar un graveq delito y pecado? ¿Qué es, Señor? ¿Qué? Que mi pueblo hizo sobre un monte
muy alto su recogimiento y clausura. Mirad qué modo de retiramiento aquél, qué
modo de estar secretos y escondidos, sino ponerse sobre un monte. Y ya que se
subieron y pusieron en esa publicidad, mirad para qué: para sacrificar y
ofrecer ofrendas a dioses falsos. Y poco más abajo dice: Dilatasti [162v] cubile tuum et pepigisti
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cum eis fedus15; gente que tanto ensancha su
estrechura, que la dilata y alarga hasta subirse a los montes y llegar a la jurisdicción
de los dioses falsos. Que todo eso hace quien pasa los límites y cercas que
Dios le tiene puesto, quien quebranta su ley, preceptos y consejos, que ésos
son los que nos atan y detienen en nuestra clausura y recogimiento, los que nos
libran y defienden de nuestros enemigos, los que nos guardan y conservan en paz
r.
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