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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • EL RECOGIMIENTO INTERIOR
      • CAPITULO 48 - De los muchos daños y males que al hombre le vienen por andar fuera de este recogimiento; y lo mucho que a Dios le costó el librarnos de ellos
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CAPITULO 48 - De los muchos daños y males que al hombre le vienen por andar fuera de este recogimiento; y lo mucho que a Dios le costó el librarnos de ellosa

 

            1.         Por el contrario, si yo salgo de este recogimiento y clausura y entro en los términos y destricto del demonio, mundo y carne, perdiendo yo las fuerzas las cobran mis enemigos para tener de mí las victorias. Estos nuestros enemigos son como alcaldes de aldea, [160v] que en su tierra y destricto tienen grande fuerza y jurisdicción para prender, rendir, sujetar y no soltar, pero fuera de allí son unos rústicos y zafios que para cosa no valen. Fuertes son los tres enemigos del alma si nos entramos en sus mojoneras y jurisdicciones: no respectan a nadie ni lo estiman en cosa, sea quien se fuere, que si en la ocasión lo pueden coger, pagar tiene (como dicen) el pato; como lo pagó David por meter los ojos donde no debía, que al punto que miró a Bersabé fue captivo y preso con ligaduras y ataduras harto inhumanas y crueles, como él propio dice: Funes peccatorum circumplecxi sunt me1. Ataduras de peccados que prenden y no sueltanb si no viene la jurisdicción del cielo, que es la superior y sobre todas, y así lo dice el propio David: Ipse liberabit me de laqueo venancium2. Ipse, id est, sólo Dios es el que me puede librar del lazo y brete de los que en el mundo cazan. Y en otro lugar dice: Librásteme, Señor, según la muchedumbre de tus misericordias3.

 

            Lo propio le sucedió a Eva con el demonio4 que a David con la carne: que, habiéndoles Dios vedado el árbor de la sciencia y de lo malo, arrojó allá la vista y metió la mano, cogió la manzana, y cazóla a ella el demonio, dejóla por esclava; yc como estaba tan asida y eslabonada con Adán, y en Adán todo el género humano, trabando el demonio de Eva, llevó tras sí a Adán y en Adán a todos los demás; porque un abismo llama otro abismo5, quedaron metidos en un profundo de miserias, sacados del paraíso por justicia, echados en el mundo, desterrados del cielo, presos y captivos de sus culpas, restados end este mundo, dándoles por brete y grillo su propio cuerpo. Que así lo llama san Pablo y David, diciendo el uno: Cupio disolvi6, que deseaba ser desatado y desligado; y el otro dice: Educ de custodia animam meam, que deseaba le sacase Dios el alma que así estaba presa en este cuerpo, porque en él tenía mill inpedimientos para servirle, y que lo que ofrece es alabar y bendecir su sancto [161r] nombre, ad confitendum nomini tuo7. Tal fue la prisión que fue necesario bajase Dios del cielo para deshacerla y librar al hombre por haber caído en manos tan crueles como las del demonio.


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            2.         Así lo pedían los sanctos: Veni, Domine, et noli tardare, ven, Señor, y no te tardes; veni et libera nos8, ven y líbranos. Y a esto iban enderezadas las voces de los sanctos padres y prophetas del Viejo Testamento. Y habiéndolos Dios oído, por sola su misericordia y bondad, se puso en camino y vino disimulado y, cuando el enemigo más descuidado, por caminos secretos y no conocidos. Subido y puesto en una cruz, allí hizo juicio y audiencia, sentenció por el hombre alegando de nuestra parte sola su bondad y misericordia. Así lo dice san Pablo: Propter nimiam charitatem suam, cum essemus mortui peccatis, convivificavit nos in Filio9. Habíenos puesto tales el peccado, dice san Pablo, que nos habíe entrado en la sepultura y quitado la vida, pero ele Padre eterno dice que nos vivificó en su Hijo; que fue decir que nos dio a su Hijo para que [nos resucitase], como otro Eliseo, que puso boca con boca y pies con pies del niño de la otra pobre mujer para lo resucitar, estrechándose y midiendof la grandeza que el propheta tenía con la pequeñez del niño10. Desta misma suerte hizo el Hijo de Dios: que, siendo tan grande que no cabe en cielos ni tierra, se estrechó y abrevió, como dice Esaías llamándolo Dios abreviado, que se midió con el hombre en sus penas y trabajos siendo como malhechor, tenido por maldito colgado de un madero y reputado, tenido y contado entre los malhechores11. Allí puesto es donde el Padre eterno nos vivificó en su propio Hijo. Allí hizog juicio; así lo dice él por san Juan: Nunc judicium est mundi12. Que, puesto en la cruz, llamó y juntó a juicio y, pronunciando la sentencia por nosotros, quitó la escritura de jurisdicción y tenencia que el demonio tenía contra nosotros, borrólah y fijóla en la cruz, como dice san Pablo: Delensi quod adversum nos chirografum decreti, etc., afigens illud cruci13. Habiéndose en esto como cuando [161v] la justicia coge una medida o scritura falsa: que a la medida la rompe y la scritura la cancela y la hace fijar en las puertas públicas de la ciudad. Y como el demonio con mentiras y engaños que tuvo y dijo a Eva habíe adquirido la jurisdicción que tenía, no excusando la culpa del hombre sino pagando por ella, dio por falso y malo el derecho que el demonio tenía yj cancelando la scritura, la fijó en la cruz para que se conociese la justicia que Cristo tenía para librar al hombre y mandar salir fuera al demonio. Que es lo que luego dice Cristo: Nunc princeps huius mundi eicietur foras14; ahora saldrák el demonio y príncipe de las tinieblas fuera.

 

            3.         Veamos, pues, dónde estaba el demonio antes que Cristo muriese y dónde está ahora, que dice que lo echó fuera. Digo que antes que Cristo muriese estaban juntas las jurisdicciones del demonio y las del hombre, de suerte que llegaba y alcanzaba el demonio a hacer mal al hombre como quien estaba en su destricto. Pero, después del hombre


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libre, quedó el demonio fuera y apartadol, mis términos divididos y mi jurisdición señalada, de suerte que, si de ahí no quiero salir y entrar en la del demonio, viviré libre; y si de estos términos y fines que Dios me tiene puesto para que en ellos viva y esté recogido saliere, tiene el demonio jurisdición para me tornar a prender, como el perro atado que puede morder a los que a él se llegan.

 

            4.         Según esto que hemos dicho de los males de culpa que al hombre le vienen por entrar en lo vedado, y los males de pena que por librarnos a Cristo le vinieron, tener había el hombre quebrada la piernam antes que dar un pason apartándose de este recogimiento y acercándose a sus anchuras y libertades, cayendo en manos de quien tanto mal leso hace. Lo cual lo significó muy bien Dios por el propheta Jeremías, capítulo 5 n.6: Ecce hii confregerunt iugum, ruperunt vincula. Idcirco percusit eos leo de silva, lupus ad vesperam [162r] vastavit eos, etc. Omnis qui egresus fuerit ex eis capietur, quia multiplicatae sunt prevaricaciones eorum. Teníalos Dios atados y ligados con su ley y preceptos, sirviendop de muralla a aquel pueblo que los guardase y defendiese. Quebraron las ligaduras, rompieron el yugo, desportillaron la cerca y quebrantaron la ley de Dios. Y ¿qué les vino de salir y apartarse de ahí? ¿Qué? Que el león, que estaba escondido en el monte y espesura, los acometió y mató, y el lobo hambriento a la tarde los consumió. No les faltó, como si dijera, enemigos por tarde y mañana. Y no os espantéis de estos males que les vienen, que cualquiera que de ellos saliere y se apartare será cogido; la causa, sus maldades y prevaricaciones.

 

            Y en el capítulo 50 n.6 del mismo propheta, va contando Dios los males y miserias de su pueblo, y después de haber hecho un muy largo cathálogo y resunta, dice: Grex perditus factus est populus meus, pastores eorum seducxerunt eos, feceruntque vagari in montibus; de monte in montem transierunt, obliti sunt cubiliis suis. No os espantéis de que tal perdición haya entrado en mi pueblo, porque los pastores que tenían los sacaron fuera, los apartaron y engañaron (que todo eso significa el vocablo seduco); fueron causa de que vagueasen por los montes andando de monte en monte. Y al cabo al cabo olvidaron su retrete, recogimiento y clausura.

 

            Y por Esaías, capítulo 57 n.7, dice Dios, enojado con su pueblo: Nunquid super hiis non indignabor? Super montem excelsum posuisti cubile tuum, et illuc ascendisti ut inmolares ostias. ¿Por ventura, dice Dios, no me indignaré y enojaré? ¿Quién (como si dijera) se podrá ir a la mano para no castigar un graveq delito y pecado? ¿Qué es, Señor? ¿Qué? Que mi pueblo hizo sobre un monte muy alto su recogimiento y clausura. Mirad qué modo de retiramiento aquél, qué modo de estar secretos y escondidos, sino ponerse sobre un monte. Y ya que se subieron y pusieron en esa publicidad, mirad para qué: para sacrificar y ofrecer ofrendas a dioses falsos. Y poco más abajo dice: Dilatasti [162v] cubile tuum et pepigisti


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cum eis fedus15; gente que tanto ensancha su estrechura, que la dilata y alarga hasta subirse a los montes y llegar a la jurisdicción de los dioses falsos. Que todo eso hace quien pasa los límites y cercas que Dios le tiene puesto, quien quebranta su ley, preceptos y consejos, que ésos son los que nos atan y detienen en nuestra clausura y recogimiento, los que nos libran y defienden de nuestros enemigos, los que nos guardan y conservan en paz r.




a  Capítulo-ellos al marg., seguido de aquí se divida capítulo



1 Sal 118,61; cf. 2 Sam 11,3ss.



b ms. suelta



2 Sal 90,3.



3 Cf. Sal 50,3.



4 Cf. Gén 3.



c  sigue en tach.



5 Cf. Sal 41,8.



d rep., sigue sus casas tach.



6 Flp 1,23.



7 Sal 141,8.



8 Invocaciones utilizadas por el oficio divino en el tiempo de Adviento; cf. Hab 2,3; Heb 10,37.



9 Ef 2,4-5.



e  sigue Hijo de Dios tach.



f  sigue su tach.



10           Cf. 2 Re 4,34-35.



11           Cf. Gál 3,13; Mc 15,28 (Vulgata); Is 53,12.



g  sigue síl. tach.



12           Jn 12,31.



h  sobre lín.



i   sigue quirographum tach.



13           Col 2,14.



j  sigue afijando tach.



14           Jn 12,31.



k ms. salda



l   sigue de su tach.



m corr. de pierdana



n  sigue en tach.



o sigue lo tach.



p corr. de sirviéndoles



q ms. grav



15           Is 57,8.



r  al marg. aquí se divida capítulo






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