Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

IntraText CT - Texto

  • EL RECOGIMIENTO INTERIOR
      • CAPITULO 61 - En que se prosigue la propia materia y se confirma con otro lugar de la Sagrada Scritura
Anterior - Siguiente

Pulse aquí para desactivar los vínculos a las concordancias

- 755 -


CAPITULO 61 - En que se prosigue la propia materia y se confirma con otro lugar de la Sagrada Scrituraa

 

            1.         La otra bendición digna de ser notada en la Scritura fue de otro propheta, no bueno sino malo, que fue del profeta Balán cuando fue alquilado por el rey Balac para que maldijese a este propio pueblo cuandob pasó por su tierra. Y yendo el propheta a lo maldecir, le trocó Dios las palabras en la boca y se las volvió en bendiciones. Y no son de menos consideración por ser de mal propheta, pues la bondad de una persona queda más calificada cuando el contrario la abona. Y el haber yo dicho arriba que estas dos bendiciones, la de Moisés y ésta


- 756 -


que ahora decimos, fueron bendiciones muy acertadas por ser de pensado, no quita el acuerdo el haberlas dicho este propheta de repente cuando le trocó Dios la lengua y mudó las palabras que él pudiese en contrario llevar estudiadas; porque si el acuerdo y elc pensamiento de la bendición no fue del propheta, fuelo de Dios, pues tan a punto estaba para, el tiempo que el propheta quisiese maldecir, quitarle, como dicen, las palabras de la boca y ponerle las que Su Majestad fuese servido. Y que esto en Dios fuese acuerdo ya en cosa muy juzgada, bien se echa de ver, pues tantos días antes tenía Dios prevenido al propheta que mirase lo que hacía, porque él traía bendito a aquel pueblo.

 

            2.         Ahora pues, puesto el propheta Balán en la ocasión, enpieza a pronunciar las palabras que Dios habíe puesto en su bocad, diciendo: Quomodo maledicam, cui non maledicxit Deus? Qua ratione detester, quem Dominus non detestatur? De summis silicibus videbo eum. Populus soluse habitabit, et inter gentes non reputabitur1. Abre el propheta Balán su boca y dice: ¿Cómo tengo yo de maldecir pueblo que Dios tiene bendito y detestar de gente que Dios ama? Subiréme sobre los montes altos y diré así: éste es pueblo, es pueblo solo y vivirá solo, et inter gentes non reputabitur. Reputo quiere decir pensar mucho y revolver en el ánimo. Pues inter gentes non reputabitur querrá decir [187r] que las otras gentes y pueblos no lo tomarán en su pensamiento ni en su imaginación; que será y estará tan solo que aun con las palabras y pensamiento no tratará con las otras gentesf.

 

            Viendo lo que el propheta decía, el mal rey, que le llevaba alquilado como bestia para que le ayudaseg a su mal intento, que echaba por otro camino tan diferente, le dice: Quid est hoc quod agis? Ut malediceres inimicis meis vocavi te, et tu e contrario benedicis eis2; ven acá, propheta, yo te traigo para que maldigas a mis enemigos, y tú los bendices, ¿qué es esto? Entonces respondió el propheta: Num aliud possum loqui nisi quod iusserit Dominus?3; ¿por ventura puedo yo hablar más de lo que el Señor me enseñare y me dijere? Entonces el rey hizo todas cuantas diligencias pudo para trocar las palabras del propheta y que la bendición se tornase maldición. Y una de las diligencias que hizo fue trocarle puesto al propheta y enseñarle el pueblo dende otra parte, para ver si, trocando el lugar, trocaríe las palabras; pero, como no se trocaba Dios ni mudaba, tornó a poner palabras de mill bendiciones en su boca. Y así le dijo el propheta al rey: ¿Piensas que Dios es como los hombres, que por mudarse ellos se ha Dios de mudar o trocar? ¿Es Dios mentiroso o mudable? ¿Dice Dios palabras que no cumpleh?4 Tú me has traído -como si dijera- pero él me trujo para que lo bendiga, y de esa bendición yo no puedo privarlos.


- 757 -


 

            3.         Aquí hay que notar la bendición principal, de que aquí vamos tratando, que este propheta echó a este pueblo, que fue decirle: este pueblo es pueblo solo, que a solas ha de habitar y no ha de tratar ni communicar con los demás. Lo primero, noto que es de tanta excelencia la soledad que es necesario, para pronunciarla siquiera, la ponga Dios en la boca de un propheta y que le haga fuerza para que con esa palabra honre a su pueblo.

 

            Lo segundo, noto cómo a este pueblo que viene solo, sale Dios a sus causas y defensas contra quien le quiere ofender, porque estima Dios tanto al que por servirle con verdad y fidelidad está solo, que ni aun con palabras quiere que le ofendan, sino que Su Majestad se hace muralla para que a ellos [187v] no llegue mal alguno5 ni aun salga una mínima saeta disparada de la aljaba, pues vemos que no consintió que saliese de la boca deste propheta ni aun una palabra disparada contra su pueblo.

 

            4.         Noto lo tercero, que tan grande bendición es llamarlo pueblo solo que tanto lo sienta este mal rey. Antes parece que se habíe de holgar que el propheta dijera estas palabras, que parece hacían más a su intento y propósito porque lo que él pretendía era hacerle guerra y acabarlo, pues mejor se acomete y vence un solo pueblo que no si estuviera acompañado; y más que en la bendición dice que no ha de ser tratado o communicado entre las gentes, que parece en eso lo aseguraba de que no pediríe socorro a otros reyes y reinos. Si esto es así, ¿para qué pone tanta fuerza para que deshaga la bendición, llevándolo a otra parte y mudando lugares? Digo que bien echó este rey de ver que pueblo solo debiera de traer solamente la confianza en Dios; y que ésta es propiedad del Dios verdadero: ayudar y favorecer a los solos, serles defensa y muralla. Así se lo habíe dado a entender el profeta, diciendo que Dios lo traía bendito y que era su guarda, que no le dejaba hablar otra cosa y que él era el que le defendíai.

 

            Y si este pueblo está solo, pelea contra él y contra el Dios que viene en su compañía y puesto en su defensa y guarda; y si no viniera solo sino acompañado, peleara contraj ellos como contra hombres y contra los que le acompañaran, que también fueran hombres. Y así, ¡tengo de pelear contra un pueblo solo, acompañado de un Dios poderoso!

 

            5.         ¡Oh, qué doctrina ésta para enseñar y aconsolar a los solos! Que no piensen, porque están más solos, son más flacos ni de menos fuerzas; entonces son más fuertes y están más amparados y defendidos, porque tienen y train a Dios en su compañía. ¿Quién podrá contra un alma sola, retirada y recogida? ¿Quién contra ella podrá arrojar una palabra que llegue adonde ella está para que la sienta, si Dios está hecho suk escudo con que la cerca? Como dice David: Scuto circumdabit te veritas


- 758 -


eius6. Que es decir: escudo es con el que te ampara, y no es escudo de burlas y de poca consideración, escudo es de veras, [188r] escudo fuerte, y tan fuerte que, como dice Balán, no se puede hablar una sola palabra contra quien viene con él amparado.

 

            Es la soledad una bendición contra quien no pueden los enemigos más fuertes de cuantos hay, es una bendición que coge de pies a cabeza. Benedices coronae anni tui7; bendecirás, Señor, al círculo y corona del año; que fue decir que todo el año fuese bueno, prósperos y felices sucesos, así en el invierno como en el verano, en el otoño como en el estío. De esa misma suerte bendice Dios al justo solo, que eso es cercarlo con su escudo, que por todas partes lo está amparando y favoreciendo: en el verano y primavera de la prosperidad para que en ella no se ensoberbezca ni presumma, y en el invierno de la tribulación y trabajo para que no desconfíe. Que es lo que en otro lugar dijo: Sol non uret te, neque luna per noctem8; no te quemará el sol de día ni la luna en la noche. El sol no te quemará en el día de la prosperidad, ni la luna en las tinieblas y obscuridad del trabajo y tribulación.

 

            Así digo que por parte ninguna no puede ser un alma justa, retirada y recogida, combatida del enemigo, como no lo pudo ser este pueblo, aunque el rey hacía mudar sitios y lugares a este propheta para que le maldijese.

 

            6.         No falta quien diga que la razón por qué el rey le hizo mudar a este propheta [a] otro lugar para haberlo de maldicir, fue porque, mostrándoselel el pueblo primero por la avanguardia, que era el principio dél, donde venía tan bien ordenado, donde se parecían tantas banderas, tantos tabernáculos y tiendas, tantos escuadrones y compañías tan bien concertadas, eso le convidó a echarle mill bendiciones. El rey, por ver si podía incitarlo a que lo maldijese, llevólo por la retaguardia, por lo postrero, donde es muy ordinario venir un ejército ya desbaratado; pero ahí puesto, el propheta se vuelve contra el rey y dice: ¿Es Dios como los hombres mentiroso?; no se muda ni trueca sus consejos ni decretos: siempre permanece en sus palabras.

 

            Saco de aquí que en el justo y que de veras a Su Majestad busca en la soledad, todo le parecem bien: lo bien concertado y lo que parece a los ojos de los hombres desconcertado, sus bienes y sus males como no sean de culpa; sus quejas y regalos; sus alegrías y sus [188v] lágrimas. Entienda el ignorante que vive en el mundo que no piense que, porque un justo se descompuso en unas faltillas livianas y tuvo unos descuidos, que aunque para ellos y para sus ojos son vigas grandes, para los ojos de Dios no montan una pequeña pajuela9. Pues esté (digo) cierto el que a la mira y contadero está de lo visto que, no porque tenga esos pequeños desconciertos, ya ha acabado con Dios y que ya está y queda


- 759 -


sujeto a las maldiciones del pueblo, pareciéndole que ya está y queda desamparado de Dios. Que, si en sus principios lo mira para darle gracia poderosa con que componga todas sus acciones, en sus postrimerías lo mira para emmendarle sus imperfecciones, porque nada en él hay de que Dios haga asco o cosa que pueda ser causa para lo desechar y reprobar in aeternum.

 

            7.         Esto, me parece, lo confirma aquello que la esposa dice en los Cantares: Nigra sum sed formosa, filiae Jerusalem: ideo dilecxit me rex et introducxitn me in cubiculum suum10. Negra soy pero hermosa, hijas de Jerusalén, por tantoo el rey me amó y me metió en su retrete y aposento escondidop. Parece fue decir esta esposa: hermosa soy, aunque algo morena y negra. Pero porque no pensasen que por eso negro y tostado la habíe desechado el rey, avisa que no fue eso causa para darle de mano; que la hermosura que tenía y afición de su esposo tapó, encubrió y disimuló lo moreno.

 

            ¡Oh, si acabasen de entender los scrupulosos del mundo que se tragan unq camello sin hacer scrúpulo, y porque el justo pasó un cabello por el ojo de una aguja, ya les parece que todo el mundo se ha perdido y acabado! Pues no es de esa manera, porque Dios está r tan aficionado de estass almas sanctast que, habiéndole robado su corazón la hermosura que en ellas hayu, no es bastante la faltilla de lo negro que por de fuera tienen, cometiendo algunos descuidos, para que Dios les de mano y las entriegue a lenguas de malos prophetas que las ofendan ni por una ni otra parte, porque de las tales almas es Dios su escudo y defensa.

[189rJhs.




a  Capítulo-Scritura al marg.



b ms. quand



c  ms. en



d sigue que tach.



e  populus solus subr.



1 Núm 23,8-9.



f  sigue dice tach.



g  ms. aydase



2 Núm 23,11.



3 Núm 23,12.



h  sigue él me a tra tach.



4 Núm 23,19.



5 Cf. Is 26,1.



i   así-defendía al marg.



j  ms. conta



k sigue escudo tach.



6 Sal 90,5.



7 Sal 64,12: "Benedices coronae anni benignitatis tuae".



8 Sal 120,6.



l   sigue primero tach.



m ms. parce



9 Cf. Mt 7,3-5.



n  corr.



10           Cant 1,2: "Ideo adolescentulae dilexerunt te"; 1,3: "Introduxit me rex in cellaria sua"; 1,4: "Nigra sum sed formosa, filiae Ierusalem".



o sigue en tach.



p sigue parece tach.



q sigue cavello tach.



r  sigue afi tach.



s  sobre lín.



t  sigue de suerte tach.



u  sobre lín.






Anterior - Siguiente

Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL