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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • ALGUNAS PENAS DEL JUSTO EN EL CAMINO DE LA PERFECCION
      • CAPITULO 5 - Cómo por cualquier camino que eche el justo halla penas y trabajos. Y de una en particular que tiene de emulación, viendo a sus hermanos aprovechados y él tibio por razón de algunas cosas en que Dios lo tenga entretenido; y del remedio de esta pena
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CAPITULO 5 - Cómo por cualquier camino que eche el justo halla penas y trabajos. Y de una en particular que tiene de emulación, viendo a sus hermanos aprovechados y él tibio por razón de algunas cosas en que Dios lo tenga entretenido; y del remedio de esta pena

 

            1.         Yo pienso que es cansarnos pensar que un alma que desea agradar a Dios ha de haber tiempo en el cual en este mundo pueda decir que no pena y padece.


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            Los cielos no son azules, porque son cuerpos diáfanos queb en sí y de suyo no tienen color; y, con todo eso, siempre nos parecen azules. No quiero decir yo ahora la causa por qué [a] la vista, perdiéndose en tanta altura como hay de la tierra al cielo, se le representen y parezcan azules. Déjolo para los que son verdaderos filósofos. Lo azul es figura y representación de los celos, penas, pasión y trabajos. Y celos y penas es todo uno. El cielo llamámoslo así: acelando, que es encubrir, porque todo lo que en él hay nos lo tiene Dios tapado y encubierto, que no sabemos, por mucho que filosophemos, qué es lo que allá hay. Creemos que hay gloria, bienaventurados, y que allí está el lugar donde Dios se communica y trata rostro a rostro con sus sanctos. El cómo ello sea, si Dios nos lleva allá, allá lo sabremos1. En el entretanto, acá estaremos llenos de penas y de temores si lo hemos de ver y gozar o si, por nuestros peccados, lo hemos de perder. Que hasta en eso los cielos quisieron parecerse a los celos, que no sonc otra cosa sino un secreto y pensamiento interior tapado y encubierto de si se ha de gozar aquello que se desea y ama con seguridad y como la persona lo pretende.

 

            Ahora pues, quiriendo Dios que la vida del justo, en todo lo que puede y se compadece, parezca y sea cielo, quiso que en todo su trato, conversación, ser y duración, sead cielo, celoe y azul, que significa trabajos y penas. De suerte que, como quiera que al justo lo consideráremos o por do quiera que lo miráremos, lo hallaremos lleno de penas y él se verá lleno de trabajos. Y no son los menores cada día, como vamos diciendo, descubrir en él cosas que jamás las acaba del todo de entender, ni en ellas se acaba de satisfacer, de suerte que siendo la vida suya, aun tanbién para él le es cielo que tapa y encubre muchas cosas que él no sabe, cuya ignorancia, quiriéndolo Dios así, [21v] lo trai tan penado y afligido que por momentos se desconoce, no sabiendo cuál sea su vida. Y en cuanto el justo cela, tanbién se puede su vida llamar cielo, pues son ordinarias ocupaciones las suyas celar su propia vida y no darse ni tenerse por seguro de sí propio y recatándose de todas las cosas criadas y penarse y afligirse de todas sus obras y sucesos, considerando en ellas antes desmedros que mejoros.

 

            2.         A este propósito, se me ofrece una mortificación que muy de ordinario se levanta al justo de debajo de los pies, aun en las buenas obras que hace y en los sanctos ejercicios en que Dios lo ocupa. Y es que, viéndose en el ejercicio destas obras y fuera de su recogimiento algo tibios, flojos o desganados, les parece que ya todo va perdido. Aunque en otros lugares he tocado esto2, pero yo declararé esta pena por cosa diferente de todo lo que en otros lugares he dicho. Pues digo que estas tales personas ven a otros sus compañeros con una poca de oración tan devotos, tan encendidos o preñados de amor de Dios, que parece que quieren reventar y que esto lo granjean con un poco de


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recogimiento que tienen en la celda; y ellos antes se consideran como perdidos, distraídos y relajados. Lo cual no puede dejar de causarlesf pena grandíssima interior, porque temen no se ocupen en cosas exteriores, con algunos menoscabos suyos. Como en cosas semejantes es lícita la envidia y la emulación es sancta, por ser de cosa buena, tiene más lugar la pena, porque le abren las puertas de par en par, para que entre en ellos y corra de rondón por su imaginación el pensamiento de verg los otros aprovechados, mejorados y tan adelante, y él le parece que está atrasado, deshecho, anichilado. Y de verse así, con un perpetuo y continuo desconsuelo y pena interior que, por saber éste muchas veces llega a términos de hacer daño a una persona, le señalaremos aquí sus remedios.

 

            3.         Los daños sonh ya quiriendo dejar lo que tiene entre manos y echar por otro camino, ya desconsolándose demasiado y engendrando el demonio en él pensamientos de desconfianza. Y ya se sabe que, cuando la pena es demasiada y causada del demonio, por mill partes descompone y hace daño, porque un daño dispierta y causa otro. Que me parece como cuando en el juego de los bolos se cai uno: que aquél derriba a otro, y otro a otro, y, habiendo al principio derribado uno sólo, al fin están ya todos caídos en el suelo. Esto pretende muchas veces el demonio para descomponer un alma del todo: contentarsei en sus principios conj derribar, con tristeza o desconfianza, el corazón, para que, él en tierra, [22r] caiga todo el juego y una virtud destruida derribe la compañera con quien tenía trabazón.

 

            Bien entiendo que el maestro spiritual que trata a esta alma, para desatarle las dificultades que en ocasiones semejantes se le ofrecen a esta alma, ha menester saber algo por experiencia, porque sus preguntas ordinarias son preguntar por los efectos que suelen causar los tales divertimientos y ocupaciones. Y si esta alma responde que temores, miedos, penas y algunas flojedades que en su persona siente, ¿qué ha de decir? Que la tal persona va perdida, engañada, y ayudarla a caer y que le crezcan las penas y desconfianzas, a que deje lo que tiene entre manos y eche por otro camino, por donde suele Dios permitir que, soltando lo que mucho vale y no se conoce por lo mucho que en otros parece, se halle esta tal persona burlada y sin lo uno y sin lo otro.

 

            4.         La doctrina con que debemos consolar a esta persona no será dificultosa de entender. Y para esto quiero que notemos que, cuando Dios encomienda a alguna persona alguna cosa exterior que sea bien de algunas almas, o provecho y charidad de algunos cuerpos de pobres, hace Dios una trabazón con la persona a quien aquello encomienda y de los encomendados, que se puede todo llamar un cuerpo y un compuesto. Y con mucha razón, porque así como las partes que están en un cuerpo todas gozan de una vida, de un sustento, sangre y communicación


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de espíritus vitales, de esa misma suerte, cuando Dios así traba y pega a un alma con otras por charidad, para que las unas sean ayudadas de las otras y se communiquen un mismo spíritu y en todas se extienda un amor, una charidad, un Dios y un ser para más crecer en perfeción y en los fines para que Dios hizo la tal junta y trabazón3.

 

            Esto presupuesto, ya se sabe que cuando un cuerpo y unk compuesto es mayor, todas las cosas que pertenecen a su vida, sustento y aumento, vienen más holgadas, más anchurosas. De suerte que, cuando este hombre o compuesto coma más que tres hombres pequeños, le parece que tiene el stómago más vacío y necesitado que otro ninguno, por la obligación que tenía de repartir la sustancia a tantas partes y tan grandesl comom de que estaba compuesto. Y esa necesidad que en sí siente no es menoscabo suyo; porque si el estómago se siente vacío, esa falta de sustancia que tiene allá está en las otras partes distantes a este lugar, y tan suya se es la sustancia que allí envió como si estuviera en el estómago, y aun le es causa de muchos mejoros, porque el estómago vacío y con hambre [22v] está ocasionando a los dispenseros y mayordomos a que le tornen a dar de comer. Lo cual no corre en un hombre pequeño de cuerpo, que con poco se harta, se ahíta y vomita, porque la jurisdicción que su estómago tiene para haberla de proveer y sustentar es muy corta.

 

            5.         Yo pienso que sin que este exemplo lo apliquemos ya él queda entendido. Si un justo es una misma cosa por charidad con las personas que Dios le ha encomendado, y la obra que Dios pretende entre muchos hace un cuerpo y un compuesto, llano es que puniendo esta obra a cargo de alguna persona, cuando mucho coma en materia de spíritu su alma, cuando mucho busquen, adquiera y le den, que siempre se ha de hallar vacío y como flojo, tibio y necesitado de más y más, porque, según la trabazón que con los demás tiene él y su espíritu, no sirve de más que de ser estómago y arcaduz por donde pasa o se reparte el spíritu y sustancia a las demás partes del compuesto. Lo cual no sólo no debe causar pena, sino antes regocijo, porque si algo dio a las partes que le parecía estaban de sí distantes, en sí se queda, pues todo es un cuerpo. Y si en su persona siente hambre y necesidad, es grande bien, porque obliga a Dios a que una y muchas veces y enllene stómago y spíritu que tantas veces se vacía y tiene tantos desaguaderos.

 

            La charidad, como es fuego, digiere mucho. Y ha menester comer mucho quien mucha charidad y amor tiene a sus hermanos y deseo de que todos se salven. La charidad abre zanjas, hace portillos y busca desaguaderos por donde el bien que Dios communica a un alma se vierta y derrame por otras muchas4. Ahora pregunto yo, ¿cuál destas dos vasijas tiene más agua: un arcaduz que está lleno y se revierte y


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no le sacan ni le echan, u otro que, sin estar lleno, es paso por donde va el agua a las fuentes y caños que sirven a la ciudad? ¿Fuera bien que se quejara este segundo arcaduz viendo a su compañero lleno y rellenoo, revertiéndose de agua? No, por cierto, porque mucha más, sin comparación, es el agua que él tiene y recibe, aunque jamás se enllene, porque es vía y paso por donde corre cada momento agua nueva; y si parece más el agua donde se rebalsa, mucha más es donde corre, aunque menos parezca.

 

            Yo confieso que hay hombres que con una poquita de devoción parece que quieren reventar, y con un poquito de recogimiento se abrasan y encienden. La razón es porque [23r] allí el spíritu se rebalsó, paró y detuvo. Y que hay otras almas, ocupadas en cosas grandes, más vacías, más flojas y, al parecer, más necesitadas de devoción, que deben estar más consoladas, por ser vía y camino por donde cada día pasan nuevas gracias y favores de Dios.

 

            6.         A este propósito, algunas veces se me ha ofrecido de la sanctidad de sancto Domingo y de sancto Thomás, pareciéndome, cuando oigo la vida de sancto Thomás tan rara y tan particular, tantos éxtasis y enajenamientos como dicen que tuvo, tanta ciencia, que, mirándolo así por encima, parece quep sin falta fue sancto Thomás mayor sancto y que debe de tener mayor gloria. A lo cual respondo, con el motivo que me da lo que vamos tratando, que no porque parezca mayor sancto y en él y por él veamos obra Dios mayores milagros y maravillasq, se infiere que es más sancto, tuvo más gracia y goza de mayor gloria, porque los dones y gracias de sancto Thomás fueron para él y para sus scritos; y los de sancto Domingo fueron para tantos hijos como tiene y tendrá hasta la fin del mundo. ¡Oh Dios de mi alma! ¿Y quién podrá negar que, siendo aquel sancto causa de que tantos lo fuesen y hubiese en su religión, que no lo hizo un mismo cuerpo con los demás, siendo él la parte principal, el arca y el conduto por quien y donde Dios derramaba y esparcía todos los dones y gracias que habíe después de communicar a los que habíen de venir? Y si parece dificultoso el decir que entonces aún no eran nacidos muchos de los sanctos que después hubo y habrá, no es ése inconveniente. Lo uno, porque ya en Dios estaba todo presente y, para lo que en Dios ya era, quiso premiarlo y ponerlo dende luego en aquel glorioso sancto para cuando en tiempo fuese. Lo otro, digo que no era inconveniente allí corriese el agua despacio y de suerte que el glorioso sancto la gozase mientras, su poco a poco, iba Dios sacando piedras y condutos de la naturaleza r humana por quien hubiese de pasar la tal gracia.

 

            7.         ¡Oh padres y hermanos míos, los que son o fueren en nuestra sagrada religión! Ruégoles por la sangre de Cristo y por la inmensa y encendida charidad que Cristo nos tuvo, la tengamos con nuestros próximos y hermanos y nos hagamos una misma cosa con ellos, deseando communicarles lo que Dios nos diere. Que si nosotros fuéremos más


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pobres y menesterosos que ellos, ellos nos darán y nosotros recibiremos y por ellos Dios nos communicará; y la charidad que les tuviéramos abrirá la puerta [23v] para que Dios nos y enriquezca, viendo que de lo que recebimos hacemos tan buenos empleos. Bien veo que, para desear un hombre nuevos officios o prelacías, o tener cuenta con almas, es menester ser uno enviado y que Dios lo escoja y que nadie se entremeta en las simencerat que no es suya. Pero para tener charidad, para desear que todos se salven, que todos conozcan a un Dios, a un Señor, a un Redentor, para esto no es necesario particulares asignaciones o elecciones, [sino] la común y la que la charidad enseña y se estiende a eso. Y eso no es mal principio para que, después de Dios, lo segundo con esos deseos ensanchen el corazón, para que quepa mucho y Dios más.

 

            ¡Válame Dios, cuántas veces oímos decir de algunos religiosos, al parecer de poca consideración, que se han entrado en reinos de bárbaros y de gente que no conoce a Dios, y la charidad que tuvieron los hizo padres de muchas gentes que ganaron para el cielo! De un fraile lego de la Orden de sanu Francisco he oído decir que anda haciendo y ha hecho obras milagrosas en el Japón, y pienso que también en las Philipinas, que pudiera ser no lo hiciera un catredático con sus letras, majestad y gravedad.

 

            8.         El propio exemplo que en lo pasado hemos puesto de dos tan grandes santos canonizados, podríamos poner en otros dos que deseanv y pretenden los padres de la Compañía canonizar, como son el padre Ignacio, su fundador, y el padre Javier, que después murió grande sancto. Que haciéndolo de mayor fama al Javier, parece que tiene el negocio más por suyo que el padre Ignacio. Pero los padres de la Compañía, con particular acuerdow, no quieren sea otro canonizado antes que su Padre5, porque no es causa las mayores aparenciasx del padre Javier para que se entienda haber sido mayor su gracia y charidad y que será mayor su gloria, pues es verdad que el padre Ignacio fue el estómago que repartía y dio charidad según por aquel conduto Dios la communicaba a tantos sanctos como aquella religión tiene y ha tenido. Y cuando eny aquel sancto y bienaventurado se conociera alguna flojedad o sequedad, no se habíe de inferir de ahíz menos virtud que tuviese, pues la charidad buscó tantos desaguaderos como tuvo y tendrá.

 

            No tiene más leche el pecho de la madrea a quien se le revierte y derrama por no tener hijos que la mamen que la que, por tener muchos que la desagüen, siempre tiene [24r] los pechos enjutos. Yo juzgo por más rico a quien tiene 2000 ducados enpleados en viñas y heredades (aunque no tenga blanca en dineros) que a quien tiene mill


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ducados en doblones en su scritorio. Así digo que nadie se debe desconsolar cuando, enpleándose en cosas grandes, se viere flojo o tibio y necesitado cada día de nuevas gracias, pues todas las que le dan hace de ellas sus debidos enpleos. Que cada día se ve pedir un hombre que tiene veite mil ducados de hacienda y faltarle dineros para el gasto ordinario y tener necesidad de que le enpresten. Y por eso no hemos de juzgar por más rico al que en la faldiquera le suenan los cien reales, ni al que en el pico de la lengua trai nuevas pláticas y conversaciones sanctas, arrobos visibles y devociones palpables.

 

            9.         Arriba dije que ésta me parecía doctrina fácil por los muchos exemplos que de ella nos ofrece la naturaleza. Y bien es que, así como hemos consolado al que en las ocasiones dichas se siente flojo y desganado, le digamos al muy devoto no me presuma y entienda que sus devocionesb visibles provienen de más virtud, pudiéndole servir de exemplos lo contrario que hemos dichoc a la persona que en estotro estado estaba muy penada por verlo a él medrado y no conocer en sí creces o mejoros de tantos trabajos. Y si él en sí no los conoció, por ser muchos juntos por charidad un compuesto dilatado y necesitado de mayores gracias, él, por ser uno sólo, será más pequeño compuesto y persona que con menos fuego tendrá más humo en la chimenea. Y nadie juzgue, según esto, por lo que ve; que, en fin, es humo lo que se muestra a los ojos de los hombres, siendo lo perfecto lo que adentro quedó. Y ya se sabe que poca lumbre, si está en pajas, suele tener más humo que mucha, si está en carbones encendidos.




b sigue n si tach.



1 Cf. 1 Cor 13,12; Ap 22,4-5.



c  corr. de es



d corr.



e  sigue pena tach.



2 Cf. I, ff.141-161.



f  corr. de causar p



g  sigue que tach.



h  le señalaremos-daños sobre lín.



i   sigue con tach.



j  sobre lín.



3 Cf. Rom 12,4-5; 1 Cor 12,12-26.



k sigue p tach.



l   y tan grandes al marg.



m sigue estava tach.



n  sigue y tach.



4 Cf. 1 Cor 13,4-7.



o ms. rellendo



p rep.



q sigue tendrá tach.



r  sigue u tach.



s  sigue mies tach.



t  sobre lín.



u  corr. de santo; sigue Domingo tach.



v  sigue y tach.



w corr. de aquerdo



5 San Ignacio de Loyola y san Francisco Javier fueron canonizados por el papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622.



x  ms. aparencian



y  corr. de el



z  sigue su tach.



a  sigue que tach.



b sigue y tach.



c  corr. de dichos






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