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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • ALGUNAS PENAS DEL JUSTO EN EL CAMINO DE LA PERFECCION
      • CAPITULO 22 - Cómo de lo dicho se colige el sentimiento que el justo tiene de desasirse de Dios. Y de la poca libertad que para eso le da el excesivo amor que le tiene
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CAPITULO 22 - Cómo de lo dicho se colige el sentimiento que el justo tiene de desasirse de Dios. Y de la poca libertad que para eso le da el excesivo amor que le tienea

 

            1.         De aquí entenderemos lo que padecerá un justo que de veras ama a Dios cuando, por su amor, se ocupa en officios que sean del bien del prócximo y de sus hermanos.

 

            Consideremos un sclavo que, con un grillo al pie y una cadena al cuerpo, anda llevando cargas de leña y cántaros de agua a casa de su amo, que lleva dos cargas: la de hierro y la otra exterior. Aunque es verdad que el amor de Dios facilita para todas las obras de charidad -que no es contrario el amor de Dios al del prócximo, antes andan juntos1-, pero el justo, lleno de amor de Dios, querría amar al prócximo en el mismo Dios y no salir de ahí un punto. Y si sale a las obras exteriores, va cargado de este amor, preso y aherrojado, que lo llama y tira adentro a que en lo escondido deb su alma busque y trate con Dios. Allí querría él tener a todos sus hermanos, allí se los ofrece a Dios una y mill veces, allí con veras le pide la conversión de las gentes. Apartarse de aquí no puede, porque puede poco contra quien tanto puede, como el amor de Dios que allí lo tiene atado y señalándole como a su esclavo hasta adónde ha de salir. Hecha le tiene una raya, de donde no consiente [236r] se aparte. Y si de ahí hubiere de salir, ha de ser, como queda dicho, con licencia del superior. Y entonces este fuego y amor que ha de bajar a hacer inpresas y lances en la tierra de los mortales, es necesario, como al fuego, mezclarlo con materia pesada para que baje.

 

            Así sería necesario que el amor que Dios les daba a estos tales justos en sí propio, lo diese y lo pusiese en el prócximo, para que dende ahí diese voces y ellos saliesen al grito y voz de su esposo, que los llamaba afuerac. Como le sucedió a la esposa cuando, durmiendo ella afuera y velando su corazón adentro, retirada en su aposento y lecho, desnuda y descalza de todas las cosas de la tierra, su esposo llamó a la puerta de afuera y dio un grito y voz, como ella dice y confiesad en el capítulo 5, 2: Vox dilecti mei pulsantis: aperi michi, soror meae, amica mea, columba mea, etc., quia caput meum plenum est rore, et cincini guttis noctium. Dice que le dijo muchos requiebros, llamándola: hermana mía, amiga mía, paloma mía, inmaculata mía. Y junto con eso le dijo que traía la cabeza llena de rocío y las madejas de los cabellos escarchadas. Pues veamos, esposo sancto, ¿tanto es menester para que vuestra esposa os abra? Si los amores son tan grandes como los que hay entre


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entramos, paréceme que bastaban menos palabras, menos requiebros y encarecimientos.

 

            Ahora notemos por charidad un particular misterio: que esta esposa no estaba allá dentro sin la compañía del mismo sposo, pues dice que dormía y velaba, que son las propiedades de la alta contemplación: dormir los sentidos afuera y velar el corazón adentro. Y el esposo, que, por otra parte, hecho hombre, andaba a caza de almas, en ellas llamaba y daba voces para que le abriese: que, cargado de esa inpresa y celo sancto, quería entrar a se aposentar en su corazón. Y ella siente tanto el salir afuera y el dispertar el cuerpo ya dormido que, con ser su esposo el que le llama, se scusa y dice que se quitó y se despojóf de su túnica, que cómo se la ha de tornar a poner; que se lavó los pies, que cómo se los ha de ensuciar2. Que fue decir: Esposo mío, ya yo me he descargado y despedido [236v] de estos tratos y comunicaciones; ¿cómo me tengo de tornar a vestir de ellos? ¿Cómo tengo de tornarme a vestir de las criaturas? Y aunque es verdad que le replicó por el sentimiento que tenía de dejar su recogimiento, con todo eso, en fin, como era su esposo el que deleitaba adentro y llamaba afuera, hizo fuerza a que rompiese con todo y saliese a lo buscar dondequiera que lo hallase.

 

            2.         En fin, el gritog y voz de Dios, como dice David [en el salmo] 28: Vox Domini in virtute, vox Domini in magnificencia, etc.3 Tiene la voz de Dios grandes propiedades; y, entre otras, dice allí David que tiene grande fuerza, que eso es vox Domini in virtute. Lo segundo, vox Domini in magnificencia: es franca y liberal. Vox Domini intercidentis flamam ignis4; que divide y corta la llama del fuego, se entra por las partes más dificultosas del mundo y las divide y aparta, si es necesario. Vox Domini confringentis cedros5; que rompe los cedros más enpinados del monte Líbano. Todo esto hace y obra con el justo la voz de Dios, cuando oyéndola en las criaturash acá fuera, deja el Criador allá dentro; cuando por sólo amor de Dios deja los celestiales entretenimientos que en su alma tiene y se entriega a los hermanos, trabajos y cuidados por el bien de las almas.

 

            Lo primero, tiene esta voz que el justo acá fuera oye, tiene grande virtud y fuerza, pues rompe tales cadenas y grillos como tiene dentro, en el recogimiento de su alma. Es vox magnifica, pues, gozando a solas con Dios tales misericordias y mercedes, las quiere repartir con los hombres. Vox que rompe (dice David) las llamas del fuego, que es decir que este justo, que su amor, como fuegoi en llama, todo subía arriba en alta contemplación, que cuando Dios diere esta vozj y llamare, se rompa ese fuego y ese amor baje la mitad abajo y la otra mitad suba arriba: la mitad se ocupe en la contemplación y la mitad en ayudar a sus hermanos.


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            3.         Paréceme esto como cuando en [237r] un campo hay un fuego y la llama sube arriba y viene un viento grande y la abate al suelo, haciéndola bajar. Esto hace la voz de Dios en casa del justo donde hay grande fuego y llamas de amor de Dios que suben arriba: que sopla Dios y hace abatir las olas y que hieran en la tierra y acudan a las cosas exteriores, porque así es su voluntad.

 

            Lo último, la voz de Dios rompe los cedros del monte Líbano, que es decir que quita todas cuantas dificultades se pueden imaginar, para que el justo no acuda a esta voz de su esposo que lo llama a la puerta. Como tuvo virtud y fuerza esta propia voz con la esposa: que, no obstante que se habíe escusado, se levanta, como ella dice, para abrir a su esposo; y, no hallándole allí, fue en su buscak, porque fue traza de Dios llamarla a la puerta y irse luego, quel no la quería tan cerca de sí, sino que saliera de aquellos primeros gustos y, alejada de su lecho y antiguo entretenimiento, acudiera al bien de sus compañeras que, divertidas por las calles, no conocían a su esposo. Y, buscándole ella afuera, lo dio a conocer, preguntandom por él y diciendo sus señas6.

 

            4.         ¿Sabéis cómo es eston? Como cuando Cristo se perdió de la compañía de la Virgen, que fue traza para que los doctos y sabios lo hallasen y, si querían, lo conociesen en el templo, cuando Su Majestad entre ellos descubrió su eterna sabiduría preguntando y respondiendo. Y, por otra parte, la Virgen benditíssima y el sancto Joseph lo daban a conocer por las calles buscándolo y preguntando por él7. ¡Oh, misericordia grande de Dios: que se haga perdidizo en casa del justo, que llame a su puerta y se retire para que el peccador lo halle, sacando afuera al justo que adentro lo gozaba y alababa, que fuera lo pregone como a niño perdido! Y también lo hace porqueo Diosp, que adentro estaba en secreto, quiere que sea posesión y tenencia en público y que sepan dónde vive y está, para que allí acudan a lo buscar quien lo quisiere.

 

            Ahora consideremos que una señora, sin que nadie lo supiese, tenía una joya que valíe 20 mill ducados y que se hace pobre buscando enprestado para comer y para el gasto de su casa. Sucede que, yendo de missa, se le perdió. Ella, afligida [237v] con su pérdidaq, sale por las calles, pregonando r por las calles su joya perdida y haciéndola pregonar, de donde conocens todos que la tal persona, si pobre en público, era rica en secreto. Era la Virgen pobre entre los suyos; y, perdiendo a Jesús y pregonándolo por las calles, mostró ser más rica que todas las criaturas del mundo, porque entonces no era tiempo de disimular los bienes que antes se gozaban secretos, cuando la pérdida se hizo en público. ¡Qué de sanctos y siervos de Dios son tenidos en su secreto y escondido por gente muy ordinaria, que sólo da a entender su silencio!


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Y si sienten alguna absencia del bien que tenían, no dejan doctor ni eclesiástico que no andan, y discurren hablando más que siete jilgueros y descubriendo, en absencia del Señor que buscan, qué poseían en lo secreto y qué prendas y señales tenía el que dicen se les ha perdido.

 

            Si la Madalena, cuando buscó a Cristo, lo hallara en el sepulcro, no pudiera el mundo saber dónde llegaba el encendido amor que a su buen Maestro tenía; pero descubriólo buscándolo y aguardándolo, y juntamente descubrió cuán digno era de ser buscado8. De manera que son trazas de Dios para sacar a un alma fuera, a que ella sea conocida y a conocer al mismo Dios, que este Dios y Señor que en secreto la hablaba al corazón, después la hable a la oreja, puesto acá fuera en la necesidad de sus hermanos.




a  Capítulo-tiene al marg.



1 Cf. Mt 22,34-40.



b sigue su tach.



c  sobre lín.



d sigue vo tach.



e  sigue mea tach.



f  sigue su tach.



2 Cf. Cant 5,3.



g  sigue de Dios tach.



3 Sal 28,4.



4 Sal 28,7.



5 Sal 28,5.



h  sigue deja al cri tach.



i   sigue su tach.



j  ms. vo



k corr. de búsqueda



l   corr. de porque



m corr. de pregunguntando



6 Cf. Cant 5,5-15.



n  sigue qu tach.



7 Cf. Lc 2,41-50.



o sigue dice tach.



p sobre lín.



q sigue con su pérdida tach.



r  corr. de pregonándolo



s  sigue que tach.



8 Cf. Mt 28,1-8.






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