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San Juan Bautista de la Concepción
Obras II – S. Juan B. de la C.

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CAPITULO 47 LAFUNDACIÓN DE LA SOLANA a

 

 

1.            Relación con la de Villanueva

 

            Al principio de la fundación de Villanueva, se trató otra en La Solana 1, tan conocida por cosa conveniente a la Religión y pueblo acommodado a nuestro instituto que, si con tiempo saliera, fuera llano el detener la de Villanueva, no obstante que Villanueva es pueblo mayor, más rico, cortesano y principal y demás de ver que tenía otros dos monasterios Villanueva 2. No qué se era que parece que, tratándose la fundación de Villanueva b y no la de La Solana, los frailes tenían muy en el alma el deseo de que allí hubiera un convento.

            Pero, como ni en una parte ni en otra no había quien lo tratase, porque en Valdepeñas harto tenían los padres del Carmen que hacer con atender a su casa de Valdepeñas y a sus novicios, yo estaba en Alcalá, que, si acaso iba a Valdepeñas alguna vez, era tan de priesa que apenas podía detenerme a descansar, así era necesario que nuestras fundaciones se cayesen, como dicen, de maduras y que Dios él propio acudiese a menearlo, solicitarlo y hacerlo. Porque sus hijuelos harto era [316r] que hiciesen pie en el nido y, como pajarillos abiertos sus picos, estuviesen pidiendo a Dios el crecimiento y apoyo de su Religión, y que él en persona, y por sus sanctos ángeles, preparasen y hiciesen morada para los que él traía a plantar su nueva viña.

            Y así debiera de ser, porque, estándose tratando la fundación de Villanueva, ofrecióse que pasaron algunos religiosos por La Solana, que


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iban a Socuéllamos, y de sola la vista del hábito se enamoraron y aficionaron, de suerte que dieron orden de tratarlo c con nuestro padre visitador y ejecutarlo y darles palabra de que con veras se acudiríe a ello.

            Y hase de advertir (que por eso truje aquí en el tiempo que ésta se trató) que esta fundación de tal manera se trataba que parece con particular consejo del cielo iba d dando lugar y que llevase la delantera la de Villanueva, porque en realidad de verdad, si se adelantara la de La Solana, pienso se quedara la de Villanueva, porque no eran tantos los frailes que teníamos ni tanta la gana de fundaciones en aquel pedazo de tierra. Y, si admitíamos tras la de Villanueva la fundación de La Solana, era por la golosina que parece teníamos de ella e y ver que, sin ser, tenía tantos aficionados.

            Pero Dios, que quería que esa fundación no estorbase a la de Villanueva, dejábale ganar por la mano. Y esto era de suerte que dijo nuestro padre visitador: «Cierto que parece va Dios mostrando su providencia y querer para esta fundación de Villanueva: hoy damos la palabra a Villanueva y mañana nos la piden para La Solana; hoy hacen scrituras aquí y mañana las piden allí. Que parece no quiere Dios f obligarnos en La Solana hasta que estemos obligados en Villanueva, porque entendamos ha de anteceder su querer a nuestra afición; y que, si de La Solana nos lleva lo que vemos, acullá quiere obligarnos por lo que no vemos».

            Y así, aquello acabado de Villanueva, fue Dios servido se diese tras efetuar y concluir con esto de La Solana.

 

2.            Diligencias en la corte

 

            Trujéronse las provisiones y yo fui y hice las diligencias en el pueblo 3 y en la corte. En el Consejo se ofreció una dificultad, [316v] que yo entendí fuera bastante para la estorbar porque fue grande y allí de repente yo me hallé cortado para la soltar. Y fue que dijo el presidente: «Pues ¿cómo, padre, dímosle ayer licencia para Villanueva y ahora quieren para La Solana, que está cuatro leguas el uno del otro? No tiene razón, porque no se podrán sustentar dos monasterios de una orden tan cerca el uno del otro, porque no tendrán pueblos donde pedir, habiendo de vivir de limosna».

           


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Pero Dios, a cuyo cargo están estas fundaciones, Su Majestad, que a mí me quitó la razón, la puso en uno de los oidores que estaban presentes. Y esto me ha sucedido millares de veces: tener yo mill bachillerías y razones y apoyos de nuestra Religión, ora sea para defender hábitos, ora sea para negociar fundaciones, y, cuando Su Majestad quiere la defensa de aquella tal cosa, quítala del que la trai entre manos y dala a quien no se imaginaba. Como quien dice: Quiero hacer esto y muestro tanta gana que para ello hago reseña de que no sólo g tengo un camino por donde guiarla y defenderla, sino muchos; y cuando, para la tal obra, el que habla enmudeciere, el que calla la defenderá hablando.

            Y así fue, que luego dijo uno de aquellos señores oidores: «Bueno está eso, señor. Vuestra señoría no sabe cuán pobres son estos padres y cuán strecha regla guardan, pues vuestra señoría dice eso. Sondice— tan pobres en su comer y vestir que en cada pueblo, por pequeño que sea y por juntos que estén los monasterios, pueden hacer fundación. Ellos no comen sino yerbas y pan y agua, ¿para qué han menester ellos pueblos do pidan? ¿Qué pueblo puede haber, por ruin que sea, que a los padres no les pueda dar yerbas y un pedazo de pan?». Y esta razón, como del cielo, concluyó al que habíe formado razón de estado en la tierra. Y así, mandóme que le informase de aquello.

            Yo, como vi que me dieron pie, díjeles largamente lo barato que eran nuestros frailes y con h cuán poco se enllenaba nuestra regla. Parecióle tan bien al presidente. Y como es cierto que todos los hombres son amigos de barato y de bueno, [317r] ya quisiera el buen presidente que hiciéramos en su casa y a su puerta un monasterio tan barato. Y así, me dixo: «Véngase por acá a hacer uno y le ayudaremos». Y bien se pareció decirlo de veras, pues aquella palabra estuvo guardada hasta ahora en su pecho, de suerte que, haciéndose ahora en Valladolid, ha ayudado y favorecido con grandes veras.

 

3.            Implantación del convento

 

            Esta licencia se sacó, y yo vine a Alcalá con ella 4. Y yendo a Valdepeñas, pasé con mi licencia por La Solana, do mostró el demonio harto grande rabia y sentimiento del bien que al pueblo les venía de aquella fundación. Y como ya en género de contradición había hecho lo que había podido, debiera el miserable de darse por rendido. Pero por lo menos se holgara él acabarme la vida porque yo no le hiciera más burlas. Sólo digo que una noche que dormí allí, yendo en mi compañía el hermano fray Francisco de los Angeles, toda la noche estuve cual Dios sabe; y mi compañero diciéndome evangelios y echando


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agua bendita. Sólo salió con burlarme de su enfermedad fingida: de me hacer comer carne dos o tres días. Pero, como la comí por obediencia, sería Dios servido yo mereciese y él se burlase.

            Después se puso el Sanctíssimo Sacramento [con] grande fiesta, regocijo y solenidad 5. Y se representó una comedia de la propia fundación, de los estorbos del demonio y cómo sólo el mismo Dios, por mano de sus sanctos ángeles y intercesión de sancta Inés, aquel convento se fundó. Que pienso, según Dios ama esta nueva planta, piadosamente se puede entender así. Y allí se podrá el que gustare entretenerse en leerla i.

            Ahora aquel convento j va muy adelante en lo temporal y lo espiritual 6. Y en él Dios es muy glorificado k, la gente del pueblo muy servida y los religiosos muy pagados.

 

4.            Muerte de fray Matías de San Esteban

 

            En este convento han muerto dos hermanos legos con particular muestra de su salvación.

            El uno se llamaba fray Mathías de san Steban. Este hermano en el siglo l, según él, se confesaba por grave peccador. [317v] Debiera en el siglo de haber vivido desparramadamente, lo cual le causó vivir con algunos temores de su salvación, no obstante que guardaba su regla y rigor de vida como los demás. Llegóse la hora en que quiso Dios perdonarlo y junto premiarlo su infinita misericordia. Y por la intercesión de nuestros sanctos que ya estaban en el cielo, que no sin falta se habíe Dios dado priesa a llevarse algunos para tener allá gente de casa que mire por los que acá quedan.

            Pues diole a nuestro hermano la enfermedad de la muerte con los propios temores con que había vivido en la Religión: de que, habiendo sido tan malo en el siglo y tan sin cuenta ofendido a aquella inmensa bondad de Dios, que m no había de haber cuenta ni medida para su vida en el juicio que se le acercaba. Su tristeza (que tan de ordinario es efecto del temor desordenado, de la desconfianza) daba miedo y temor a los hermanos. Sentíanlo mucho que aquella hora estuviese aquel hermano con tan poco ánimo para una guerra y batalla tan cruel, como en semejantes ocasiones se le ofrece a un hombre. Estando muy malo con estos miedos y temores, tristezas y melancolías, quedóse como suspenso o como ocupado dentro de sí o como con atención secreta a n cosas de gran consideración. Cuando volvió en sí, mostróse alegre, contento, risueño. Preguntáronle sus hermanos qué mudanza era aquélla


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tan de repente. Respondió: —Hermanos míos, grande bien, grande misericordia de Dios, yo he visto a todos nuestros hermanos muertos en la gloria o y en más alto lugar al hermano donado fray p Miguel; y, viéndome él triste y de la manera que estaba, temeroso por mis muchos peccados y poco tiempo que había vivido en la Religión para recebir castigo, pena y penitencia por ellos, viéndome así triste, me ha hablado y dicho que me alegrase, que ya Dios me había perdonado mis peccados y que presto me iría en su compañía.

            Y así fue: que, yéndole agravando la enfermedad y creciéndole el contento, se llegó y acercó a las puertas de la justicia para entrar por ellas, que son aquellas de quien dice san Pablo q que Cristo es nuestra gracia y nuestra justicia 7. Por sus méritos, entró con sus hermanos. Y allá dentro está [318r] alabando a Dios en compañía de sus hermanos por los siglos de los siglos. Amén.

 

5.         Fray Roque de la Santísima Trinidad

 

            El otro fue el hermano fray Roque de la Sanctíssima Trinidad, natural de Uclés, de gente muy principal, donde habíe sido algunas veces alcalde de los hijosdalgo r Tomó nuestro hábito, a mi parecer, de cerca de sesenta años y fue fraile lego. El cual, con tener aquella edad y otras enfermedades graves, como era mal de ijada y quebrado, que cada día lo tenían spirando; y yo lo vi que sucedía a prima noche lo querían olear y a la mañana ya andaba barriendo la casa; y estando a prima noche para que en la otra vida le dieran officio, madrugaba para hacer con punctualidad el que en la Religión tenía. Y diciéndole algunas veces: —Hermano fray Roque, pues anoche ¿no se moría?, respondía: —Hermano, pues no me morí, para esto quedo en la Religión, para trabajar y servir a los hermanos.

            Y con esta puntualidad y observancia vivió hasta que murió, continuando sus officios s con grande humildad. Jamás le vi reparar o mudar el rostro y la continua alegría que traía, en ningún género de mortificación que le diesen. Sucedíale entrar en el refectorio desnudo del medio cuerpo t arriba y con unas sordillas abriéndose a azotes. Y diciéndole sus compañeros: —Hermano fray Roque u, ¿cómo se da tan recio?, respondía, animando y incitando y provocando a lo propio a los flojos: —Sus charidades no saben azotarse; el que se pone allí, ya que se azota, o ha de ser de veras, como hombre v, o no azotarse. Quiriendo hacer punto de honra el hacer penitencia como hombre y no como niño. Y el que en el siglo se servía y aprovechaba de la hidalguía para w vanidad y para regir y gobernar a otros, en la Religión se servía de ella para hacer grave penitencia y despreciarse a sí propio. De suerte


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que las canas, los años, edad y nobleza decía que le habían de servir para azotarse y x castigarse gravemente, pues en el siglo gravemente había offendido a Dios.

            No si diga que la humildad de aquel hombre no la vi en mi vida. Y el parecerme particular aquella humildad a la que otros tienen, debe de ser la causa el habérsela Dios dado [318v] y asentado de su mano: que, si se postraba, hincaba de rodillas o hacía otro acto de mortificación, parece había nacido para sólo eso. Una humildad sin artificio, sin composición, sin tristeza, que parece en la propia humildad, o por mejor decir, con la misma humildad parece se daba por pagado. Que los que son humildes tristes, melancólicos, parece que les deben y no les pagan. Y algo debe de ser así porque, como ellos son humildes por el cielo y por ver y gozar a Dios, no se pueden alegrar hasta entonces. Pero yo tengo a estotros por más perfectos y que han pasado muy más adelante, según aquello (creo que es de La Sabiduría): Transite ad me, qui concupiscitis me 8. Pasan adelante en su perfección, que sirven a Dios no por paga ni por interés, sino porque Dios es bueno. Y así se dan por pagados con los propios trabajos y con la misma humildad, que Dios por su inmensa bondad y misericordia ha tenido por bien que ellos hagan. Ellos con menos se dan y por pagados, contentándose de ser de los más bajos en la casa de Dios. Pero Dios dase por más obligado y adeudado de la tal persona humilde: que, quien es tan comedido para con Dios que no quiere nada más de lo que Dios quisiere, dase Su Majestad por obligado a darse todo. Y como estos tales tienen su paga en la propia virtud, en ella están y andan alegres, contentos, risueños. Que no dirán sino: Este hombre nació sólo para barrer, fregar, postrarse, azotarse. Como nuestro hermano.

            A quien, después de haber enllenado sus días, le dio el mal que siempre y de ordinario tenía cuando a la mañana se levantaba. Pero no lo quiso Dios burlar, sino desengañar que aquélla era z la postrera vez que padecería aquel mal. Y siendo, como digo, así tan de golpe y de repente, como esotras veces, él vido y conoció a claramente se moría. Y pidió los sacramentos. Y habiéndole b recebido el de la penitencia [319r] y c eucaristía, estándole visitando un regidor del mismo pueblo, amigo suyo, le dijo: «Vaya vuestra merced con Dios y mire que en la mañana venga a mi entierro». Y aquella noche pidió el sacramento de la strema unción. Y estándoselo dando y rezando apriesa, dijo: «Váyanse a espacio, que no me tengo de morir hasta la mañana». Y así fue: que murió como buen cristiano y gran religioso, de lo que él tanto se preciaba y estimaba, haciendo fundamento, adorno y espuela de los bienes del siglo para que le fuesen espuela para mejor y más presto caminar a Dios, en quien todos los bienes que se pueden desear se hallan.

 

 




a            ms.La Solana



1         Pertenecía, al igual que Villanueva de los Infantes, a la Orden de Santiago y al partido de Campo de Montiel. Contaba con más de 1.300 vecinos, una sola parroquia y un monasterio de monjas; carecía de conventos de frailes. Datos que se leen en la licencia real.



2         De franciscanos y dominicos.



b            sigue los tach.

 



c            sigue q tach.



d         corr.



e         por la golosina‑ella subr. de 2m.



f          sigue of tach.

 



3         Para las capitulaciones con el pueblo acudió el Reformador con el P. Pablo de Jesús y el donado Fr. Bartolomé de la SS. Trinidad. El concejo municipal, reunido el 20IV1603, otorgó para la fundación la ermita de Santa Ana, sita a las afueras de la villa. Un particular ofreció una parcela de tierra, al lado de la ermita, donde poder hacer la huerta una vez aprovechada la piedra para la construcción. Aparte la licencia, véase CENCILLO, T. R., Investigaciones sobre la historia de La Solana (1855), fragmento en ActaOSST V/1011 (1958) 411414.



g            sigue el tach.



h            sigue quan tach.



4         Fue dada el 28XI1603. Se halla en AHN, Ordenes Militares, Consejo, leg. 2510. Se publicó en ActaOSST V/1011 (1958) 405411.



5         El martes 9III1604. El retraso se debió a una enfermedad del santo reformador. Sobre el número de frailes presentes y detalles acerca de la fiesta, véase CENCILLO, T. R., Investigaciones, 412.



i          ms. leera



j          sigue va tach.



6         El domingo 21III1604 se puso la primera piedra del nuevo convento. A mediados de abril se ausentó de la villa san Juan Bautista de la Concepción. Elegido provincial, convirtió la casa en estudio de Artes. Cf. CENCILLO, T. R., Investigaciones, 413.



k         corr. de glorificados



l          en el siglo subr. de 2m.



m         rep.



n         sigue otras tach.

 



o            al marg. ojo de 2m.



p            ms. tach.



q            ms. Pablos



7         Cf. 1 Cor 1,30.



r            ms. hijos de algo



s            sigue q tach.



t            corr. de guerpo



u            sigue no se tach.



v            como hombre sobre lín.



w           rep.

 



x            sigue gr tach.



8         Eclo 24,26.



y            se dan corr.



z            sigue y tach.



a  sigue q tach.



b            sigue dad tach.



c         sigue eu tach.

 






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