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San Juan Bautista de la Concepción
Obras II – S. Juan B. de la C.

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XIX. LOS TRABAJOS EN LA PRESENCIA DE DIOS

 

            Y así, en esta presencia todo cuanto se tiene y posee es bien, es gloria, es regalo y cielo, que es lo que dijo san Juan: que a los que aman a Dios todo se les vuelve en a bien 1.

 

1.         Males que se vuelven bienes

 

            No es dificultoso esto de entender, que bien vemos que muchas yerbas y árboles son ponzoñosas en una tierra y traspuestas en otra son manjar y sustento de mucha consideración a los hombres. De los melocotones lo dicen: que en Persia es cosa mala y ponzoñosa, por donde los llaman malapersica, y así de otras cosas las cuales en nuestra España son regalo y fructa de gusto. De esa manera, los males en los malos son males ponzoñosos, pues les sirven de ordinario para mayor mal, tomando el sabor de la tierra do nacen, pero en los buenos b y en los


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que andan en presencia de Dios, pierden el nombre de males y sírvenles de manjar y sustento agradable al alma, de regalo y entretenimiento saludable. Acá vemos que es ordinario en las yerbas que nacen en sombrío recogerse malas sabandijas y las propias yerbas no ser buenas. Y por el contrario, a las que les da el sol, purificarlas y ahuyentar cualquier mala sabandija. Así son los males en los malos: que a ellos, por no estar en presencia de Cristo, se recoge el demonio a ver si dende ahí les puede hacer mayor guerra, causándoles inpaciencia, desesperación, ira, enojo y aborrecimiento a la virtud. Como c lo pretendió hacer en los males que causó al sancto Job: que el mismo demonio andaba envuelto en aquellos torbellinos y borrascas, para ver si, apretando bien los cordeles, le pudiera hacer sacar alguna palabra descompuesta. Y así se puso en la lengua de su propia mujer y la incitó a que dijese a su marido: Benedic Deo, et morere 2, maldice a Dios y muérete luego.

            Y así pienso hay quien diga que aquellos criados que al sancto Job le traían las nuevas de las desgracias eran demonios, porque vienen diciendo: Señor, tus hijos estaban comiendo en casa de uno de ellos y la casa fue combatida por cuatro partes con viento recio y cayó y los cogió debajo, y yo sólo d escapé 3. [490v] ¿Cómo puede ser que, siendo la casa combatida por cuatro partes y cayendo toda entera, aquél pudiese escapar? Sino que el demonio, tomando figura de criado, se disimularíe para encarecer bien la desgracia y ver si a la sombra de las penas y males podía hacer dar en algunos de inpaciencia al sancto Job. Ahora, pues, si el demonio tiene tal astucia que, en las penas que padecen los buenos, toma por capa para disimular sus males de culpa, ¿qué hará en las penas que por culpas padecen los malos, para ver si puede e hacer que los males de pena se conviertan en males de culpa?

            Pero como estos males que los justos padecen los padecen en presencia de Dios, son como yerbas a quien les da el sol, y siendo males los vuelve bienes, da luz y vista para que el justo conozca cómo latet anguis in herba 4, cómo el demonio se procura esconder allí; y que en esos trabajos ha menester vivir con cuidado y recelo y pedir fortaleza al mismo Dios, que está con él en el trabajo y en la tribulación. Como lo estuvo con el sancto Job, que siendo tan afligido y apretado de trabajos no le pudo el demonio derribar el corazón recto y justo que tenía delante de Dios, pues de él dice el Spíritu Sancto que in omnibus his non peccavit Job 5 neque stultum aliquid fecit 6; porque esto tienen los males padecidos en presencia de este buen Señor.

 

2.         El valor que Cristo da a los trabajos

 

            También vemos que el sol tiene tal propiedad que de pedazos de tierra hace pedazos de oro y de ramas de árbores hace rama de corales


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y de babas de pescados perlas f, piedras preciosas y ricos aljófares, ¿por qué no lo hará g la presencia de nuestro buen Dios en un alma que por su amor padece trabajos? ¿Por qué no los volverá pedazos de oro y de cristal con que la enriquezca? Y aquellas lágrimas derramadas con ansias de más agradarle ¿por qué no serán más preciosas que los ámbares, cristales y ricos aljófares?

            Y aun quizá por eso, tantas veces en los Cantares h los labios del justo se dice que distilan mirra primera 7, y otras veces dice y lo comparan absolutamente a la mirra y a los inciensos olorosos que sudan y distilan los árbores 8. Para lo cual se ha de notar que estos árbores que dan estos inciensos preciosos los dan [491r] de dos maneras: unos que ellos propios, sin que pongan manos en ellos, sudan y dan estos inciensos; otras veces les ponen hierro y les hacen unas bocas para que por allí, como por fuentes, den cosa tan preciosa. De esta manera, los justos padecen unas veces dando mirra primera: sin que nadie ponga en ellos la mano, ellos voluntariamente los abrazan y quieren; otras veces, manos ajenas los hieren y en sus personas, ya con azotes, ya con garfios, les hacen bocas que sirven de fuentes por donde distilan esta mirra suavíssima de paciencia y sufrimiento y sirven de ventanas por donde desafogan su alma y dan lugar a que el fuego que dentro arde levante la llama y suba más en alto.

            Y esto propio vemos en los gatos de algalía, que para sacarles y cogerles ungüento tan precioso como el que dan, los azotan y castigan, y con aquella congoja sudan el algalía 9 en cierta parte de su cuerpo. ¿Por qué no le sucederá lo propio a los justos, a quien Dios les habrá dado mayor y mejor propiedad que a este animal para que, siendo azotados y maltratados, suden buen olor de Cristo i, como dice san Pablo 10? Y aun por eso debiera de decir en otro lugar que iban regucijados y contentos cuando por el nombre de Jesús padecían injurias y afrentas 11. No dudo yo sino que, si estos gatos de algalía, de quien decimos, fuera para ellos aquel j licuor que sudan cuando los azotan, que se holgaran cuando los azotaran, porque eran causa aquellos azotes de ser más ricos y tener más algalía. Pues lo propio hace Pablo: que viendo que el provecho que en ellos causan los trabajos es para ellos y mientras más padecen más se enriquecen, así más se huelgan cuando más los injurian, porque, padeciendo por Cristo y en presencia de Cristo, son trabajos de estima y valor.

            Y aun eso debiera de querer Dios significar cuando en el templo se le apareció a Moisés y a Arón en un trono quasi crystallinum 12. Y dice otra letra quasi laterum; cielo de adobes y cielo de cristal. Como quien dice: Los trabajos que tuvistes haciendo adobes, sabed que aquellos


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adobes no fueron de tierra, sino de cristal, pues el hacerlos y trabajar en aquel officio tuvo precio y valor de cristal.

 

3.            Trabajos provechosos

 

            Y aun [491v] por eso dice k David: Labores manuum tuarum quia manducabis, beatus es, et bene tibi erit 13. Donde me hace dificultad que diga David que el justo come los trabajos de sus manos, que según razón había de decir que comía el fructo de sus trabajos, que es lo que ordinariamente decimos: fulano come el fructo l de su sudor y trabajo; pero no come los trabajos. Pues digo que dice David muy bien, porque en casa del justo hasta los trabajos son de comer, nada hay que desechar. Acá hay dos maneras de fructas: unas que tienen carne y güeso, de suerte que si coméis la carne habéis de desechar el güeso, pero otras hay en que nada hay que desechar, porque en ellas todo es de comer, y aun si tiene güeso duro suele ser dulce y de tanta consideración como la propia fructa. En casa del malo cómese el fructo de los trabajos, y si trabaja es por el fructo, desechando y arrojando los trabajos después de los haber desfructado. Pero en casa del justo todo es de comer, todo es de provecho, hasta los mismos trabajos son dulces y sabrosos, de consideración y de provecho. Y aun por eso dice David: Beatus es et bene tibi erit, que le entran en provecho. Porque el malo pudiera decir, cuando viera al justo comer trabajos, ¿qué inporta si con ellos muere y perece? Pues David, para desengañar a estos tales, dice de los justos m que con estos trabajos se sustentan, et bene tibi erit, comen trabajos y no les n hacen mal, antes les entran en provecho. Como si viésemos acá que un hombre se sustentaba y comía víboras, culebras y otros animales ponzoñosos, diríades vos ¿qué inporta si muere y revienta con ellos? Por eso, el sancto rey David previene a los que están a la mira de los justos y ven que se tragan la muerte, hambre, sed y cansancio, etc., dice: no mueren con ellos, pues es verdad que se los comen y, después de comidos, bene tibi erit.

            ¡Oh Señor de mi alma!, y quién te amase y quisiese, te procurase y tuviese, y cómo el tal que te posee echaríe de ver que sirves de atriaca divina, de suerte que el que en su alma te tiene no tiene que temer comer ponzoña y veneno. Así lo dice san Marcos: Et si mortiferum o quid biberint, non eis nocebit 14. Bebeos la muerte, que no os hará mal, porque tiniendo en casa la vida todo lo vuelve de su jaez y manera. Y aun por eso dijo Marta a Cristo: Domine, si fuisses hic, frater meus non fuisset mortuus 15. Cierto estoy, Señor, que si vos os hallárades en casa la muerte no hubiera quitado la vida a mi hermano, porque en vuestra presencia, que sois vos vida, no hay muerte. Esto es lo que Cristo


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también dice llamando a la pobreza cielo y a las lágrimas consuelo y a las persecuciones gloria, etc16, [492r] porque donde él está todo es plenitud de bienes y cumplimiento de deseos 17.

 

4.         Con Cristo todo son bienes

 

            De cierta piedra dicen los naturales, cuyo nombre he olvidado, que si la ponen en un cuerpo muerto no le cai corrupción ni llegan gusanos, sino que siempre se conserva con buen olor. ¿Por qué habíemos de negar este bien y celestial propiedad a la presencia de Cristo, piedra angular, que estando presente y en compañía de un justo muerto al mundo, en medio de sus trabajos y tribulaciones, no corrompa la virtud ni pierda la paciencia, ni se lo coman las adversidades, sino que se conserve en buen olor de Cristo Jesús 18, en cuya presencia todo queda trocado en mayor bien para el que le ama 19? Dije denantes que Cristo era piedra angular, que así se llama el mismo Cristo 20. La piedra angular es la que cierra el edificio y traba y junta edificios diferentes. Así lo canta la Iglesia p de Cristo: Angularis fundamentum lapis Christus missus est, qui parietum compage in utroque nectitur 21. De esa misma manera, Cristo es el que en el justo ajustó gustos con trabajos, bienes q de gloria y males de pena, risa y lágrimas, placer de los agrados de Dios y pesar de le r haber ofendido.

            Del otro fingen los poetas que, habiéndole ofrecido los dioses mercedes, pidió que todo lo que tocase se volviese oro. Summa felicidad era para lo de acá abajo, donde hay tanta pobreza, tener tal propiedad que de las piedras pudiese convertir y hacer oro y del stiércol y de las demás cosas viles y bajas. Esta dicha es la que corre en casa del justo y en el que trai a Dios presente, que todo lo que toca le es oro, aunque sea el estiércol desechado de los trabajos y tribulaciones; sea comer o beber, como dice Pablo, hecho en nombre de Jesucristo, es cielo 22.

            De muchos reyes he oído yo decir que en tiempo de guerra han hecho dineros de suelas de zapatos porque la mezquindad de los tiempos y miserias así lo pedía. Así lo son los tiempos en que vivimos, bien faltos y menesterosos de méritos. Y por eso los hace Dios y pone en una persecución y en un trabajo y gusta y quiere que en casa del justo todo valga para que con todo granjee, que por ser tiempo de guerra, que ésta no se le ha de acabar mientras en este mundo viviere, ha s menester mucho caudal y hacer cosas que valgan hasta de las suelas de los zapatos.

            Que es lo que dijo el glorioso Pablo: Somos un asombro a los hombres y a los ángeles, porque nos maldicen y bendecimos, nos persiguen


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y los sufrimos, et facti sumus omnium peripsema 23. Siendo la huella y estiércol que los del t mundo pisan, se asombran los hombres y ángeles del valor que Dios nos da para sufrir trabajos. [492v] Y esto es por traer a Dios consigo, en quien dice el propio Pablo que todo lo puede 24, que es decir que el justo que tiene a Dios puede de la pobreza hacer riqueza, de las lágrimas consuelo y de la hambre hartura, porque es piedra angular. La cual in utroque nectitur. En ella se juntan cosas diversas.

            En las casas de los príncipes siempre hay pasadizo para una güerta, jardín y casa de recreación, donde u sobrellevan los enfados y cargas v de casa. ¡Oh buen Dios, y cómo, aunque veo al justo que vive en la casa del enfado, en la casa del trabajo y continua tribulación, tiene su casa pegada a otra casa de recreación donde con facilidad se pasa a descargar cargas y a limpiar lágrimas! Esa es la causa por qué puso Dios tan cerca y junta la pobreza con el reino de los cielos w y las lágrimas con el consuelo, etc25, para que si el pobre se enfadare demasiado con la pobreza se pase de presto al reino de los cielos. Podría ser que éstos fuesen los fines y términos de quien dijo David que el que entre ellos duerme dispierta con alas plateadas de paloma 26, es decir que el que se aposenta entre la pobreza y el reino de los cielos, entre las lágrimas y el consuelo, que a este tal le nacen y le da Dios alas ligeras de paloma x para que se pueda pasar de la casa del enfado a la casa del descanso, que si se ve pobre y perseguido se vuele al cielo con la consideración y allí se halla rico.

            Un gran bien tienen los que viven entre dos términos diferentes de dos reinos: que si sienten las cargas del uno, el ser muchos los pechos y alcabalas, se pasan al otro; y cuando han cometido alguna culpa, para que no les eche mano la justicia, se pasan al otro reino. Todo esto tiene el justo que vive y está entre estos dos fines, términos y reinos: el uno es de trabajos y el otro es de descansos, en medio de quien está Dios trabando y juntando estos dos fines y de pobreza y reino de los cielos, de lágrimas y consuelo. Cuando el justo ve que los trabajos le azotan demasiado y que en ellos ya paga pechos, que no tiene pecho que llevarlos ni fuerzas para sufrir tantas alcabalas, pásase a esotro reino del cielo, donde todo es libre z, como dice san Pablo: Illa, quae sursum est, libera est 27, no tiene pecho ni derecho sino a sólo Dios. Digo que si el justo, con las persecuciones, con la pobreza y demás [493r] penalidades se ve afligido, se pasa con la consideración al reino de los cielos, de que está tan cerca que sólo Dios está en medio dándole la mano para que allí descanse y se entretenga. Y si alguna vez en el reino del descanso hubiere cometido algún delito y culpa, porque se tema no le eche mano la justicia, como está cerca de las lágrimas y del trabajo, pásase a ellas, donde a, si con veras las derrama, queda libre.

 

 

 

           




a            sobre lín.



1         Cf. Rom 8,28.



b            ms. puenos

 



c            sigue hiço en los males tach.



2         Job 2,9.



d            ms. so



3         Cf. Job 1,1319.



e            corr. de pueden

 



4         VIRGILIO, Bucólicas, 3,93.



5         Job 2,10.



6         Cf. Job 1,22.



f             sigue y tach.



g            sigue n tach.



h            sigue al tach.



7         Cf. Cant 5,13: «Labia eius lilia distillantia myrrham primam».



8         Cf. Cant 3,6.



9 «Cierto licor que el gato índico cría en unas bolsillas, que curado es de suavíssimo olor y por esto muy preciado» (Covarrubias).



i            sigue ju tach.



10        Cf. 2 Cor 2,15.



11        Cf. He 5,41.



j            ms. alquel

 



12        Cf. Ex 24,910: «...et sub pedibus eius quasi opus lapidis sapphirini».



k            rep.



13        Sal 127,2.



l            corr. de fructos



m           ms. justo



n            sigue la tach.



o            corr.

 



14        Mc 16,18.



15        Jn 11,32.



16        Cf. Mt 5,312.



17        Cf. Cant 5,6.



18        Cf. 2 Cor 2,15.



19        Cf. Rom 8,28.



20 Cf. Ef 2,20; 1 Pe 2,6.



p            sigue angularis tach.



21        Breviario romano, himno de laudes del común de la dedicación de la iglesia.



q            sigue y ma tach.



r            corr. de les



22        Cf. 1 Cor 10,31.



s            sobre lín.

 



23        1 Cor 4,1213.                        



t             sigue p tach.



24        Cf. Flp 4,13.



u            ms. dondre



v            ms. cargan



w           sigue para tach.



25        Cf. Mt 5,312.



26        Cf. Sal 67,14.



x            corr. de palomas



y         sigue que qu tach.



z            sigue y tach.



27 Gál 4,26.



a  sigue que tach.

 






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