Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

IntraText CT - Texto
Anterior - Siguiente

Pulse aquí para desactivar los vínculos a las concordancias

- 178 -


II. DONADOS SI, LEGOS NO

 

  Y así digo y mando a los hermanos no los aguarden a la segunda, antes en esto los prueben y tienten y, en hallándolos blandos, vayan


- 179 -


con Dios, que en nuestra Religión no hemos menester hombres que sólo vienen a comer y beber y echarse a dormir. Si en la Religión tuviéramos viñas o hazas que araran, norabuena, pero, para tener unas llaves, eso un corista o sacerdote lo hará; y ellos quédense en el siglo o cásense y no vengan a la Religión a inquietar o perturbar a.

 

 

1.  Mayor perfección la de los donados

 

  Dirán: Hermano, la regla primitiva ¿no dice que haya legos? Sí, pero a los legos que ella llama nombro yo donados, y poco inporta llamarles de esta o de aquella manera; y cuando no lo fueran, no manda que los haya, sino que los pueda haber, y esa permisión puede la Religión no usar de ella.

  No quiero decir los daños que de haberlos vienen a la Religión. Vayan a las demás y pregúntenlob, que, esperimentados de ellos, vienen a hacer tarde lo que nosotros hacemos temprano. Y esto no es porque los frailes legos son malos, que sanctos son, pero puédenlo ser más siendo hermanos donados, que siempre están ocupados haciendo officio de ángeles; que, si bien se mira, en nada se diferencian, pues son administradores de los hijos de Dios 1. Y el decir que pueden ser más sanctos no me parece contra razón, pues, siendo verdaderamente profesosc, a la vida del religioso lego añaden muchas mortificaciones y muchos trabajos que de ordinario tienen y pasan por sólo dar gusto a Jesucristo y hacer algo más que los demás hacen.

  Cierto, hermanos, que si el donado camina con la perfección que ahora se profesa dentro de casa y a eso añade los trabajos esteriores, que no a quién me lo pueda comparar si no es a aquel libro que san Juan vido en el Apocalipsi scrito d por de dentro y por de fuera e, cerrado con siete sellos; y viendo que no había quien pudiese abrirlo, lloró y derramó lágrimas hasta que llegó a él uno de aquellos venerables viejos que seguían al Cordero y le dijo: No llores, que digno es el Cordero de abrir este libro y de soltar sus siete sellos 2.

  Este libro scrito por de dentro y por de fuera entiendo yo que es un donado sancto de nuestra sagrada Religión: scrito por de dentro con oración, presencia de Dios, negación propia y desprecio del mundo y otras muchas virtudes con f que estándose siempre remirando procuran enllenar y adornar su alma; por de fuera están escritos con paciencia, sufrimiento, [90v] modestia, compostura, silencio y repugnancia y negación de las cosas de gusto para los sentidos. O si no, escritos por de dentro y por de fuera es decir que son y han de ser sanctos dentro y fuera de casa; dentro, acudiendo a todo lo que los demás acuden de penitencias y austeridades, recogimiento y oración, como luego se verá;


- 180 -


fuera de casa han de estar escritos con el buen exemplo que dan a los seglares con las pocas y sanctas palabras, la edificación con su modestia y compostura; que si son quien deben fuera de casa, yo les aseguro inmensas ganancias.

  Este libro dice san Juan que estaba cerrado y que lloraba porque no g había quien lo abriese. Estas cerraduras y sellos son los nudos y trabaçón que Dios hace juntando el interior y el esterior de estos hermanos donados.

 

 

2.  Respuesta a algunas dudas

 

  Este asir, juntar, ligar y unir sanctidad de casa con sanctidad fuera de casa, scritura dentro y fuera, es ésta una cerradura y un argumento que, viniendo muchos a su parecer hechos unos juanes a pedir el hábito de legos, diciéndoles que no se les puede dar, que acá sólo hay donados, lloran porque no saben soltar esta dificultad de cómo, saliendo ellos fuera de casa a los menesteres de la Religión, han de poder ser libros scritos por de dentro y por de fuera. Luego dicen: Hermano, que hay muchas ocasiones en el mundo y vengo huyendo de ellas; hermano, que soy hombre flaco que sólo vengo a buscar a Dios, que el distraimiento de la calle priva de muchos bienes. Y quien los ve a ellos informar de todas estas cosas y afligirse, ya parece que no hay quien les suelte su dificultad. Pero el Cordero de Dios es bastante a abrirla y a soltarla y a h juntar no digo yo esas cosas que en sí son muy juntas y parientes, pero aun cosas más distantes y al parecer contrarias.

  Veamos los argumentos que han puesto y cómo los suelta Cristo.

  El primero: que hay muchas ocasiones en el mundo y viene huyendo de ellas. Todo es verdad, pero no se sigue que ésas son ocasiones para un fraile descalzo. Para un seglar sí, que las busca y es como un poco de heno que en pequeña ocasión se abrasa; pero no lo ha de ser para un religioso que ha de ser fuerte y tragarse, si fuere necesario, la muerte y pasar por mill fuegos. Y quien no tiene siendo religioso fortaleza para vencer fuera de casa una ocasioncilla, tampoco la tendrá para vencerlas en casa, que necesario se le han de ofrecer muchas, unas de verasi otras por pruebas.

  Dice, lo segundo, que es hombre flaco y que viene huyendo a meterse en un rincón. A eso le responde Cristo que para que sea hombre fuerte se vista del mismo Jesucristo 3, en quien todo lo puede. Y para un hermano que sale armado de Cristo, con su presencia, con dos horas de oración, con tres disciplinas cada semana, con dos comuniones, tantos capítulos, tantas [91r] mortificaciones, y dice con esto que es flaco, échenlo fuera, que no engordará. Y si estos hermanos, cuando


- 181 -


vienen aforrados con estos pensamientos de frailes legos y hombres recogidos j y temerosos de su flaqueza y con miedos de no caer, probasen como otro David a ver si podrían acometer a la batalla con las armas y caballo de Saúl 4, viéndose trocados no tendrían ni hallarían dificultad. Vienen vestidos de su parecer y antojo, vestidos de su flaqueza. ¡Así yo no me espancto que ellos flaqueen!

  Decían más: que vienen a buscar a Dios a la celda y recogimiento. Y a éstos responde: Disponte tú, prepárate, que yo haré dentro de ti una celda, un recogimiento donde siempre me traigas delante tus ojos y no me pierdas de vista.

 

 

3.  El bien que hacen los donados en la calle

 

  Dice más: que la calle priva de mill bienes. Eso es a los perdidos y desperdiciados. Antes acarrea mill ganancias para el siervo de Dios, porque, saliendo de casa como ahora los hermanos maestros componen, un hermano donado es un retrato de Jesucristo y, cuando va por la calle, en él ven al mismo Cristo; y luego los que lo miran se edifican, conpungen y alaban a Dios que hizo tal scritura en aquel libro. Dales gana de leer lo que está dentro, lloran porque no saben quién puede abrirles aquellos sellosk hacer aquella junta: hombre de carne y ángel de Dios, hombre que entra en el mundo y no sabe de mundo, en el fuego y que no se queme. Es para ellos un asombro y dales un deseo ardiente y gana de hacer ellos lo propio. Y ya sus charidades saben que los más frailes que tenemos nos los han traído los hermanos donados; y yo testigo que en Alcalá eran ellos los corredores de esa mercaduría.

  Tienen, demás desto, otras muchas ocasiones, que, aunque las pongo aquí por advertencia, mando a los hermanos maestros las hagan cumplir. Que, cuando oyeren jurar fuera de casa, besen el suelo y lleguen con grande humildad y le digan: No jure, hermano, por charidad, que ofende a Dios. Si en esta ocasión se topare un hombre desalmado, perdido, que por paga del consejo le diere un puntillazo o bofetón o dijere una mala palabra, ¿cuándo soñó él que le pondría Dios en las manos semejante ocasión de merecer? Ya me sucedió a mí, camino de Roma, que lo hacía y avisaba cuando oía jurar, toparme con un soldado que, después de habérselo dicho, me echó noramala y dijo lo que se le antojó; y a la tarde hacerme un buen presente y, bien compungido, deseó mi amistad y confesaba tenía razón y que era bajeza [91v] jurar.

  Cuando un hermano donado entra en una casa, que les ha de ser necesario hacerlo muy de ordinario, y le dicen: -Siéntese, hermano Juan, o Alfonso; y responde: -No tengo licencia. -Pues, hermano, dígame esto; y dice: -Vengo de priesa y no puedo hablar ni detenerme.


- 182 -


-Pues tome, beba, hermano; y diga: -Védamelo mi regla. Díganme cuál quedará aquella persona cuando vea un hermano que ayer era un hombre rústico y tan presto se volvió scriba docto para ganar el reino de los cielos 5; cuando vea el letrado y el grande del siglo que se levantan los indoctos, los necios y los ignorantes y les arrebatan el cielo. Vengan, Dios mío, tantos ángeles por mí. ¡Cuántas veces de las pocas palabras sanctas de los hermanos donados han quedado más compuestos y compungidos los seglares que de las muchas bien compuestas y ordenadas que el predicador curioso y presumtuoso dijo en su sermón!

  Díganme, hermanos donados, cuántas ganancias trairán a casa cuando, pasando por la calle, con su modestia y recogimiento van pegando fuego a los sembrados del mundo; cuántos bienes alcanzarán por alcanzar victoria en las ocasiones, porque, habiendo de mirar, gustaron más de bajar los ojos y privarse de ese bien l por Cristo que poseerle, aunque fuera de valor de mill mundos. Y así en la privación de los demás sentidos, que tantas veces se les ofrecerá ocasión de nuevas victorias y ganancias. Tengo por muy cierto muchas veces saldrán, como soldados al coso, pobres y volverán ricos.

  Dicen a esto lo que decíamos denantes: Hermano, soy flaco. Todo eso confieso, pero Dios es fuerte, que es el que hace amistad y compañía a nuestros hermanos donados. Y si les parece que flaquean, fácil es avisar a su hermano maestro para que por ocho días se rehagan, recojan y armen de nuevo. Si no es cosa de consideración, tomar una disciplina a la noche, estarse una hora delante del sanctíssimo Sacramento. Dígame, hermano donado, ¿qué teme si, cuando sale, visita el sanctíssimo Sacramento y le da en un pequeñito rato, si no puede con la lengua con el corazón, cuenta del negocio que va a hacer y a la vuelta le dice cómo le ha ido? Si lleva la bendición de Dios y vuelve a tomarla, ¿qué teme? "Si Dios es con nos, ¿quién contra nos?" 6 Si su ojo, que es la intención, es simple, [92r] yo le aseguro el corazón resplandeciente 7.

 

 

4.  Virtudes que practican

 

  Quiéroles contar lo que leí de un sancto ermitaño, el cual tenía su choza o cueva apartada media legua de la fuente do iba por agua. Parecióle que ya estaba viejo y que seríe bien cercar la choza a la fuente y no pasar tanto trabajo. Determinó de hacerlo mudando los palos y materiales de ella. Cuando hacía el postrer camino, vido un ángel en figura de un mancebo que le venía contando los pasos. Aguardándolo, preguntóle quién era y qué hacía. Respondióle: Yo soy un ángel a quien envía Dios a contar los pasos que hay de tu choza a la


- 183 -


fuente, porque, como ya no has de merecer m más en estos pasos por no los andar, es menester se sepa cuántos has dado en todos los años que ha que estás aquí. Cuando vido aquello el buen viejo, determinó de volver su choza aún más lejos do estaba.

  Ahora pues, díganme, mis hermanos: si cuenta Dios los pasos que da un hombre por un cantarillo de agua que él propio ha de beber, ¿qué cuenta tendrá de los que sus charidades dan saliendo tantas veces a buscar el sustento de sus hermanos, el regalo de los n enfermos y no parando un momento, ya ocupados en esto, ya en otras muchas cosas? Dichosos ellos, que les he más envidia a sus ganancias que a las que train después de los largos viajes que hacen los poderosos mercaderes a las Indias. ¡Qué de veces se les ofrecerán por las calles otras muchas ocasiones más de las dichas!: ya, topando el sanctíssimo Sacramento por las calles y hincados de rodillas, adoran a su Señor, que, estando recogido en su cielo gustó y quiso por nuestro consuelo bajarse a las custodias y retretes de las iglesias, aguardando que lo llamen para salir por las calles a visitar los enfermos, a avergonzar a los tibios, flojos y encastillados que, por no dar dos pasos, se dejan mill pobres sin remedio.

  Díganme, hermanos, que es ordinario toparse con este buen Dios muchas veces, ¿quién duda que de paso, allá dentro, no le dicen: Id, Dios mío y Señor mío, enhorabuena a vuestro recado, que yo voy al mío, que después nos veremos en casa despacio y me diréis vos do vais y os diré yo do vengo? Menos necesidad teníais vos de andar zanqueando calles y entrando de casa en casa, y por mi amor lo hacéis. No será mucho yo las ande porque vos lo queréis y porque soy pobre y tengo necesidad de me enriquecer. Y pluviera a Dios la choza la tuviera más lejos, que más pasos [92v] diera y vos más me pagáredes.

  ¿Qué dicen, mis hermanos donados, a o quien el diablo hizo se soñasen legos? Plega a Dios no sean dispiertos seglares -que legos y seglares en mi tierra es todo uno 8- que dicen quieren traer la choza cerca de la fuente. Cánsanse, hácense viejos, quieren comer y beber de suerte que les cueste menos trabajo, menos premio y cuentas más rematadas con Dios. Con estos tales el prelado haga lo que hacía el ángel con el ermitaño que cercaba la choza a la fuente: cuéntele lo que le debe, páguele y vaya de casa, que acá no somos amigos de gente que quiere tener su choza, tarima y descanso cerca del refitorio, sino que, pues en la Religión, usando con él de misericordia, lo hizo verdadero religioso, salga, negocie y gane; que si para sus hermanos negocia pan, para sí gana cielo.

  Dichosas tales y tantas ganancias como sin pensar a él se le ofrecen. Quiero decir otra u otras dos que me enseñaron dos hermanos donados carmelitas en Roma, que salían por nuestros compañeros estando yo


- 184 -


sin tenerlos en los negocios de la Religión9. El [uno] sabía cuántas iglesias había en Roma que tenían Sacramento y, cuando íbamos p a alguna parte, guiaba el camino por las iglesias. Y entrábamos por una parte y salíamos por otra y, en medio, nos hincábamos de rodillas, besábamos el suelo, decíamosle a Dios una palabrita, un "estéis norabuena, bien mío y alegría mía"; o otra oración jaculatoria: "Vete, Señor, conmigo, ámete yo, haga tu voluntad, jamás te ofenda". Y con esto tenía cuidado de levantar el corazón a Dios. Otras veces me decía: Ahora vamos lejos, será bien que recemos el rosario. Otras veces decíamos: Parlemos un poquito de Dios. Y así mis hermanos donados me enseñaban a andar bien ocupado.

  Tienen otro bien, que es ocasión de mortificarse. Cuando train unas alforjas de pan, traerlas a cuestas como ganapanes de Jesucristo; cuando alguna cosa comprada que pese, echársela al hombro y decir: Más horrado 10 eras tú, Dios mío, y más pesaba tu cruz y la llevaste a cuestas, como si fueras malhechor. Tú, bien mío, llevas a tus cuestas mis penas. ¿Qué tienen q que hacer con estas pajuelas que yo llevo? Con esto, Señor, me dispiertas a que me disponga a poder llevar por tu amor con particular gusto las que tú me dieres.

  Tienen ocasión de cansarse y fatigarse y asemejarse a Cristo, que por buscar la oveja perdida no perdonó los largos caminos, ardor del sol y fatigable sed 11. [93r] ¡Oh, hermanos!, que no qué provechos se tienen, que no los puedo quitar de sobre mi corazón; y quisiera irme revestido y metido en el pellejo de cada uno porque me cupiera parte de sus ganancias. Lleven los trabajos que se les ofrecieren de buena gana, no los echen en saco roto, tengan paciencia y sufrimiento, que son de grande valor.

 




a  sigue dar tach.



b corr. de preguntar



1 Resonancia de Mt 4,11 y par.: "et ecce angeli... ministrabant ei".



c sigue o tiniéndolos por tales tach.



d sigue con tach.



e sigue con tach.



2 Cf. Ap 5,1-5.



f sobre lín.



g  sigue ab tach.



h sigue juntar tach.



i sigue os tach.



3 Cf. Rom 13,14, Gál 3,27.



j  sigue los dijesen que tach.



4 Cf. 1 Sam 18,13-15; 19,8; 21,8-9.



k sigue jun tach.



5 Resonancia de Mt 13,52: "Omnis scriba doctus in regno caelorum, similis est...".



l  sigue que tach.



6 Rom 8,31.



7 Cf. Mt 6,22: "Si oculus tuus fuerit simplex. totum corpus tuus lucidum erit".



m  sigue en tach.



n sigue har tach.



o sobre lín.



8 "Lego, el hombre que no pertenece al estado eclesiástico" (Covarrubias).



9 Eran los hermanos Esteban de los Santos y Gaspar de la Presentación. Este último, según nos decía nuestro autor (Memoria de los orígenes de la descalcez trinitaria, 28,4: II, 247), "era un santico. Este me acompañaba siempre y, doquiera que íbamos, procurábamos tratar cosas de Dios". Véase allí mismo lo que refiere acerca de las vejaciones diabólicas padecidas por el hermano Gaspar.



p  sigue p tach.



10  En el sentido de horro, libre, exento.



q sigue sin tach. es



11  Cf. Lc 15,4.






Anterior - Siguiente

Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL