Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

IntraText CT - Texto
Anterior - Siguiente

Pulse aquí para desactivar los vínculos a las concordancias

- 576 -


CAPITULO [28] DE LA CLAUSURA a QUE UN RELIGIOSO NUESTRO DEBE TENER EN LA CELDAb

 

  ¡Oh buen Dios, y si me valiera scribir los males, daños, molestias, inquietudes, desasosiegos y perturbaciones que acometen a un religioso fuera de la celda; y, por el contrario, la paz, tranquilidad, sosiego y aprovechamiento que halla y tiene en ella, cómo me parece no hubiera ninguno que no la amara y quisiera con la vida y con el alma! ¡Oh mis hermanos, y si estas dos cosas nos diera Dios a entender, cómo quisiéramos estar enparedados en ellas, y cómo la campana quec con su voz y sonido de ellas nos saca entenderíamos era trompeta que nos llama a estrecho juicio, pues es verdad que en él hemos de dar cuenta de la más mínima palabra de las muchas que se ofrecen hablar fuera de la celda!

  Para apoyar d el recogimiento que en nuestra sagrada Religión se acostumbra a guardar y lo que yo aquí dijere, cito a mis hermanos para que lean tantos capítulos e, libros y dichos que los sanctos han scrito y predicado f, de que están los libros llenos y enparamentadas las celdas de los religiosos más g relajados, porque no quiere Dios lo dejen de entender y confesar los que están más apartados de este celestial recogimiento.

  Díganme, mis hermanos, ¿qué pretende un religioso y siervo de Dios que dejó el mundo y la compañía de sus caríssimos padres, hermanos y amigos? ¿No pretendió quedarse solo para a solas tratar y communicar con Dios? Sí por cierto. Pues díganme, ¿dónde puede tener y alcanzar esta soledad si no es en el rinconcillo de la celda? Cuando a la salida de ella haga todos los propósitos que quisiere de que nadie le ha de acompañar, es cosa imposible que, por mucho que se defienda de todas las criaturas, a la salida y a la entrada le han de acompañar y cortejar, porque ellas son tan inportunas, melosas y amigas del hombre que lo aguardan y lo esperan para acometerle en viéndolo fuera de este pequeño retrete y escondridijo. Diga, mi hermano, ¿quién fuera de la celda se ha de defender del sol que nos alumbra para que no h nos acompañe? Pues ése al siervo de Dios y al que dentro, en su alma, trai recogimiento


- 577 -


de Dios, lo inpide y saca afuera a tratar y gozar de él, [105v] ¿quién ha de estorbar la conversación y palabras que el amigo y el straño hablan? ¿Cómo es posible saque un religioso siempre vendados los ojos, tapadas las orejas y mordaza en la lengua? ¿Quién ha de ser poderoso, a la vuelta de la celda, borrar de la memoria lo que fuera de ella oyó y vido sin querer?

  Es el demonio, mis hermanos, astuto y sagaz, bien ve la seguridad que un religioso lleva en aquellos sanctos scondridijos de su celda y que es como el agua cuando camina por condutos secretos debajo de tierra, que siempre va clara; pero si alguno se quiebra y se revierte por encima de la misma tierra, un poquillo de polvo y paja que el aire voló eso basta para lo enturbiar. Ea, mis hermanos, que cuando están recogidos van y caminan a Dios con seguridad y claridad que Dios allí les da; en saliendo de la celda se quiebra el conduto y se vierte el agua donde todos beben de ella, y basta un mirar, un hablar o scuchar, para que se nos enturbien nuestros sanctos pensamientos.

  Esto nos enseñó muy bien el sancto rey David cuando dijo: "Soy hecho semejante al pelícano en la soledad y a la lechuza en su cama y lecho; velé y fui hecho como el pajarillo solitario en el tejado1. Donde en breves palabras nos dio a entender la dificultad que trai consigo el recogimiento en el rincón, pues para alcanzarla es necesario velar y pedirla a Dios con altíssima contemplación, a quien llama la Scritura "vela2. Lo segundo, nos mostró los bienes que este recogimiento y soledad train consigo para el que lo busca.

  Compárase a tres pájaros: al pelícano en la soledad, donde está abriendo y rompiendo sus entrañas para sustentar sus hijuelos con su propia sangre. Y esto propio hace el verdadero religioso en su retrete y recogimiento: romper sus entrañas de dolor por haber ofendido a Dios y sustentar los sanctos y buenos pensamientos con lágrimas que le sirvan de pan de día y de noche 3.

  El segundo pájaro a que se compara es la lechuza en su lecho y cama, donde reposa y está privada de muchos males que suele hacer saliendo de ese lugar, pues tiene por officio y trato el comerse el aceite de las lámparas. Este peligro tiene nuestro religioso fuera de la celda: el menoscabar i la virtud que, como aceite, sirve de cebo para que su alma tenga luz, perder el recogimiento y quebrar el vaso de sus buenos propósitos.

  Es, dice David, como el pájaro solitario en el tejado, libre de los peligros y redes de los cazadores. Y así lo está el alma que de ordinario vive recogida de los lazos de satanás, que, como león rugiente, busca a quien pueda tragar 4. Dice más, que en el tejado está hecho pájaro solitario, dando a entender lo que denantes decíamos j: que en la celda


- 578 -


está un religioso solo para tratar a solas con Dios y, en saliendo de ella, no es en su mano ser solitario por [106r] las muchas ocasiones que se le ofrecen del común trato de todas las criaturas.

  Concluyamos con este común dicho de todos los siervos de Dios, que en su principio fue de los muy sanctos y aprovechados en la k virtud l: que nunca jamás entraron en la celda como salieron de ella m. ¿Qué puede esperar quien aún no ha enpezado a sentir los fructos y provechos de ella? Si teme estar fuera de ella quien es comparado al cedro y al árbor que está plantado a las corrientes de las aguas 5, que con su mucho regalo echó fijas raíces, ¿qué debe hacer quien es una pobre cañaheja y una paja güeca y vana de centeno? Si san Juan Baptista, confirmado en gracia, teme las cosas muy livianas y hace celda y retrete de los cóncavos y güecos de las peñas y roturas de la tierra 6, ¿qué debe hacer quien está tan lejos de ser como él? Quiera mi Dios connaturalizar el deseo de la celda y recogimiento con nuestros hermanos de tal suerte que en ella sientan, vean y conozcan su gloria, su bien y su contento.

  Considerando todo esto y pretendiendo nuestra sagrada Religión aficionar a nuestros hermanos a esta sancta virtud, dende el principio enseña a sus hijos y religiosos a estar recogidos en sus celdas, de suerte que no se permite salgan de ellas si no fueren llamados al coro o por la obediencia a hacer algún officio. Y esto se guarda y debe guardar, de suerte que al que se topa por la casa fuera de estas dos ocasiones se castiga y da pena según la gravedad de su culpa y parte por donde anda vagueando.

  Fuera de estas dos ocasiones en que digo que debe salir el religioso de su celda -como son llamándolo al coro o a hacer su officio que por la obediencia le es encomendado-, se suelen ofrecer otras que es necesario advirtirlas, no vengan alguna vez paliadas con algunas tentaciones n, como, siendo lícito al súbdito salir de la celda para ir al lugar secreto, suele el demonio fingir extraordinarias necesidades sólo para echarlo fuera a ver lo que pasa por la casa y a desavaharse un poco. Y es bien que el religioso examine la necesidad y causa primero, porque después no se ría de nosotros el demonio. También o es lícito salir para preguntar alguna cosa a su maestro de novicios o prelado, y he visto yo salir a preguntar mill inpertinencias, en que se ha echado de ver ser más gana de salir a hablar y parlar que no a dudar. Y siendo cosa de poca y pequeña consideración, es bien venza el apetito y gana que tiene de salir de la celda, gustando más de estarse tratando con Dios que parlando con los hombres.

  Y si fuera de estas veces y ocasiones se le ofrecieren otras para salir de la celda, téngalas por claras y manifiestas tentaciones y fingimientos


- 579 -


de satanás que, transfigurado en ángel de piedad 7, pinta y finge necesidades y ocasiones en que nuestro religioso se pueda perturbar e inquietar. De que pudiera yo traer muchos exemplos si no fuera por evitar prolicxidad. Sólo [106v] traigo a la memoria aquel del glorioso san Machario: que, estando recogido en la celda en su oración, viendo el demonio que no lo podía perturbar, se fingía religioso y, llegando a su celda, llamaba y decía que llamaba al sancto su abad; y saliendo de la celda nuestro sancto solitario, hallaba que era mentira y burla que le había hecho el padre e inventor de ellas 8.

  Si esto es así, díganme, hermanos, los que con liviana, pequeña o ninguna ocasión salen de ella, podremos decir que ellos son demonios y tentadores de sí propios, pues hacen por sí lo que el demonio con fingimientos y engaños hace con otros. Y por eso es bien que, metidos en nuestro retrete, estemos considerando cómo Dios es tan puntual en contarnos nuestras obras buenas o malas; que, como dice el sancto Job 9 y en otros muchos lugares la Scritura, nos está contando todos nuestros pasos para premiarlos p, si fueren aprovechados, o para castigarlos, si fueren ociosos y baldíos. Y esta consideración nos servirá de trabas q que nos detengan.

  Y si no, ¿qué hombre habría tan desperdiciado que, tiniendo en su casa cosas de mucho valor y que valen dineros, las cogiese y arrojase a la calle por una ventana, donde las pisasen las bestias y comiesen los lechones y puercos r? Nuestros pasos son de tanto valor que los cuenta Dios y los cabellos que se cain de nuestra cabeza -que significan nuestros pensamientos- los coge Su Majestad para que ninguno se pierda 10, ¿por qué cosa que tanto vale la s tengo yo de arrojar y echar a perder y dar pasos que, siendo ociosos y baldíos, los ha de pisar y coger el demonio? Es bien, pues somos tratantes y mercaderes spirituales, seamos avarientos y codiciosos de cosas que tanto valen, estimándolas, tiniéndolas y guardando en la celda nuestras acciones y movimientos, cuyo valor lo mostró Dios muy bien en aquel dicho que dijo a sancta Getrudis. Estaba un día la sancta con sus monjas en el coro diciendo un officio de difuntos por las ánimas de purgatorio y la sancta vido que salían innumerables almas, y díjole a Dios: ¿Qué es esto, Señor? ¿Qué liberalidad ha sido la que habéis usado con estas almas dichosas? Respondióle: He determinado de sacar tantas almas cuantas acciones, movimientos y pronunciaciones hicieren estas mis siervas. Porque vean, mis hermanos, lo que vale una acción y un paso dado en amistad y por gusto de Dios, y cómo cosa que tanto vale no es bien desperdiciarlo por cualquier antojo, saliendo de la celda a vaguear y dar vueltas por la casa.

 

 




a  sigue y modestia y compostura tach.



b sigue y en lo que en ella se deve ocupar por las el tiempo que en ella estuviere tach.



c corr.



d sigue lo que tach.



e sigue y tach.



f ms. pedricado



g sigue regalados tach.



h sobre lín.



1 Sal 101,7-8.



2 Cf. Mc 13,33; Mt 24,42; 25,1-13; 26,38.41.



3 Alusión a Sal 41,4.



i  corr.



4 Cf. 1 Pe 5,8.



j corr.



k  corr. de 2m. en ella



l tach. de 2m.



m tach. de 2m.



5 Cf. Sal 1,3.



6 Cf. Mt 3,1-5.



n sigue y tach.



o ms. tabien



7 Cf. 2 Cor 11,4.



8 Cf. Jn 8,44.



9 Cf. Job 14,16; 31,4-10.37.



p  corr.



q corr.



r sigue sino tach.



10  Cf. Lc 21,18.



s ms. los






Anterior - Siguiente

Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL