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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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CAPITULO [45] ACERCA DEL RECEBIR PADRES DEL PAÑO DE NUESTRA SAGRADA RELIGIÓN O DE OTRA

 

  Yo quisiera escusar este capítulo por parecerme tengo de ser odioso a cualquiera de las partes que me incline, a los del Paño si digo que no los reciban y a los descalzos si digo que sí. Espero en Dios Su Majestad me dará luz de suerte que, hablando con distinción, a nadie agravie y a todos satisfaga. Este capítulo tiene grandíssima dificultad y no por dónde a enpezarlo para que dende el principio no se me enpiecen a quejar por haber tantas cosas en pro y en contra. Sólo ruego que, si hablare contra alguna de las partes, antes de sentenciar y quejarse aguarden a leer la conclusión del capítulo.

 

 

1.  Discordias entre hermanos

 

  Lo primero, digo yo no debo de saber las razones que para ello puede haber, pero lo que decir es que es guerra campal y discordia manifiesta dentro en la Religión entre unos y otros. Y si fuera lícito decir [159r] lo que ahora hay en la nuestra, eso bastaba para hacer apartados y que cada uno se estuviera en su casa por quitar inconvenientes y discordias dentro de casa, que son más molestas de cuantas se pueden imaginar. Que por eso Rebeca sintió tanto el parto de aquellos dos niños, Jacob y Esaú, porque lucharon y pelearon dentro del vientre


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de su madre 1. Lucha entre hermanos y dentro de un vientre, una religión y una casa, es terrible cosa, de grande molestia y sentimiento. Consideremos que se pelean dos hombres y train guerra dende afuera y que se tiran pedradas o guchilladas. Si con una aciertan, con dos yerran, pero cuando llegan a brazo partido es terrible cosa, porque allí se aprovecha un contrario para con el otro de todas las partes de su cuerpo: con las manos le hiere, con la boca le muerde, con los pies le derriba y con el peso del cuerpo le carga, y no para el uno hasta que acabó con el otro.

  La discordia entre hombres que cada uno está en su casa, no siempre se topan los golpes, son de gente apartada; pero en una casa [de] religiosos de encontrados pareceres, es perdición de vida y destrucción de conciencias, porque, como están juntos, se muerden con las lenguas, se per siguen con las obras, se derriban con engaños y se agruman con pesadumbres; y no paran hasta que los unosb u los otros salen. Y en esta porfía los que más pueden son los más atrevidos y los que menos miran inconvenientes, que a trueco de salir con la suya no se les da nada vaya todo por tierra. Y de ordinario, como dicen los muchachos, sale la parida y desampara el campo un alma preñada de virtudes, de sanctas y buenas obras que, a trueco de no perderlas en aquella ocasión y apretura, gustará de abrazar con gusto la deshonra y la afrenta. Y si no, mírenlo entre Lot y Abrahán, que el buen viejo, cuando vido que no cabían en aquellos prados los ganados de tío y sobrino y que reñían los pastores del uno y del otro, le hizo un comedimiento honrado a su sobrino Lot y le dio a escoger la parte que él quisiese, contentándose el sancto Abrahán con lo que elc sobrino desechase 2.

  Acá solemos decir que la cuerda siempre quiebra por lo más delgado. Hase de advertir que ese refrán es verdadero en la casa del mundo, que en la casa de Dios los más justos, los más sanctos y buenos quieren y gustan ser los más perdidosos y que quiebre por ellos porque no se quiebre la ley de Dios, y que ellos sean los desechados, los perdidosos y menoscabados, no reparando en ser vencidos, que de esa manera y con paciencia el campo queda por suyo donde se tiene y alcanza Dios. Y si a los ojos de los hombres son los desechados, [159v] buen Dios tienen que los sabe desagraviar. Y cuando más descuidados están los que parecen gananciosos, con los truecos que hace Dios se les puede decir lo que el refrán spañol: que no por mucho madrugar amanece más ayna 3. Mirémoslo en Jacob y Esaú d: que en la lucha que tuvieron en el vientre de su madre se adelantó Esaú y salió primero a coger el mayorazgo, y se comidió el sancto Jacob y lo dejó salir y se quedó a la postre 4, con ser a quien Dios y la sancta Scritura llaman el luchador


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y el fuerte y el que prevaleció contra un ángel y lo agarró tan fuertemente que no lo quiso desasir hasta que lo bendijo 5. Pues si es tan fuerte, ¿cómo se la gana Esaú y quiebra por Jacob? Digo que quebró por Jacob porque era lucha en la casa de Dios, donde el comedimiento, la crianza y las pérdidas en cosas de acá que se ven y palpan ha de estar por el más fuerte y el más sancto, y la cuerda ha de quebrar por lo más gordo y salir con la suya el más ruin. Que, cuando estén más seguros, Dios los sabrá desagraviar, como lo hizo con este sancto niño: que, habiendo Esaú e madrugado a salir antes del vientre de la madre, amaneció primero para Jacob, pues él fue el que gozó el mayorazgo y el que vistió los preciosos vestidos y el que salió en las luchas spirituales con la suya 6. Digo, pues, que en estas discordias y pesadumbres y contiendas que suele haber entre religiosos, es remedio, como dice san Pablo 7, dar lugar a la ira y hacer lo que hizo este sancto patriarca de quien vamos tratando: que, cuando sintió los enojos de su hermano, huyó y salióse de casa y dejólo a sus anchuras, que no fue tarde cuando Dios lo volvió a ella con muchedumbre de ganados y abundancia de riquezas.

 

 

2.  Las razones de los descalzos en contra

 

  Veamos ahora, pues, las causas de estas discordias y las razones que los descalzos tienen para no tener en su compañía ni recebir los padres del Paño. Yo pienso que en los buenos hay muchas razones buenas y en los malos muchas razones malas.

  1Dicen los buenos frailes descalzos que vinieron del siglo que, como aquel hábito que tienen es el primero, es más propio suyo y que fue su primera vocación. Y, como hombre que no vido ni sabe otra cosa, aquélla la ama y quiere y procura conservar con summo rigor, porque no vido ni aprendió en la casa de Dios más de aquellas leyes, aquellas ceremonias; ni tiene otro desaguadero de su amor, afición y espíritu, y así es mayor por estar más recogido.

  2Dicen que los padres [160r] del Paño, por lo contrario, es segunda vocación y que, cuando vienen a tomar este hábito, ya son como perrillos de muchas bodas y gente que trai el corazón desaguado y repartido en muchas cosas, y que, por muy desasidos que vengan, allá se dejaron los primeros amores, acordándose de en cuando en cuando de las manos hermosas de su primera esposa y mujer. Y dicen que estos tales es más dificultoso apartar y desasir el corazón de este primer estado, digo religión y hábito, que el que sale y viene del mundo dejarlo de veras, porque el que viene del mundo de una vez se persuadió que lo habíe de dejar porque era mundo, y así lo hizo; pero el que deja


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una religión no tiene tantas cosas que le convenzan f para desasirse de ella, porque no es mundo sino religión sancta y buena. Si la religión que dejó es más áspera y estrecha, el spíritu -a quien cada momento Dios está desengañando- echa de ver que era mejor lo que tenía, y así déjase pegado el spíritu sus afectos en lo primero y lleva a la religión menos estrecha el cuerpo sin spíritu. Si la religión donde se muda es más estrecha, la carne -que siempre apetece la anchura- siempre está palpitando por lo primero; y así diremos que mudó el spíritu y se dejó los afectos del cuerpo. Y, por el consiguiente, jamás va hombre entero a la religión donde se muda.

  3.  Dan otras razones y dicen que las religiones que están algo relajadas más tratan de las cosas esenciales que no de las accidentales y, cuando se mudan a religión más estrecha, miran de ordinario por dónde podrán conservar lo esencial y, eso alcanzado, desprecian las cosas accidentales que pertenecen a la hermosura y ornato de la religión, bien y conservación de lo más esencial. Inconveniente grande y destrución de la religión, pues estas niñerías y cosas pequeñas son la hoja que conserva la fructa, y los que pretenden ser sanctos no sólo han de poner la vida por lo más, sino poner los ojos en lo menos.

  4.  Más: los que vienen del siglo abrazan, como decíamos, estas cosas pequeñas como pequeños. Los que vienen de otras religiones, como es más dificultoso el renacer que nacer, como lo mostró Nicodemus en las preguntas que hizo a Cristo 8 cuando le dijo que ¿cómo podía un hombre que ya era viejo otra vez hacerse niño y entrar en el vientre de su madre? Como es, pues, para éstos tan dificultoso el tornar a nacer y a hacerse niños, no quieren abrazar estas cosas pequeñas y niñerías que acá llamamos, como es el continuo recogimiento, tener silencio y bajar los ojos, niñerías que hacen a los niños hombres. Y así, viendo que los unos se acommodan a las poquedades y los otros se quieren vestir de grandezas, [160v] aborrécense y contradícense como gente de diferentes opiniones y pareceres.

  5.  Más: como los que vienen de otras religiones son hombres y llenos de prudencia y sabiduría, quieren llevar las cosas de la religión nueva por las leyes y reglas prudenciales que allá aprendieron. Estotros, como son niños llenos de simplicidad e ignorancia, que quieren llevar todas las cosas por llaneza y por lo que Dios les diere a entender. Y así dicen que están sujetos a engaños y a que la prudencia y sabiduría de los unos haga lo que quisiere de la simplicidad e ignorancia de los otros.

  6Dicen más: que los que vienen de otras religiones es llano, por ser más hombres y más prudentes, haber de echar mano antes de ellos para los officios y gobierno de la religión que de los que son más niños y más simples; y que si el gobierno entra en sus manos, como gente


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que lo sabrá bien asir, no lo soltará con facilidad, sino que se perpetuarán en él; y que, siendo prelados, será fácil guiar la religión por sus antiguas costumbres y acabar con lo nuevo g. Train el exemplo del que injiere y pone una púa en un árbor viejo, que es fácil perderse la ramilla nueva y brotar el árbor viejo por otras mill partes.

  7Dicen más: que jamás edificio nuevo se asió y pegó bien con edificio viejo, sino que siempre se conoce la diferencia y está desdiciendo lo uno de lo otro. Train el exemplo del que hace un cuarto nuevo en una casa vieja o el que la casa vieja la quiere reducir al uso nuevo, que dice no le sirve sino de gastar dineros y no para hasta que del todo da con ella abajo.

  8Dicen más: que siempre se hacen legisladores de leyes que no han de guardar.

  9.  Que h siempre andan llenos de dispensaciones y que vienen a curar a la reforma los achaques que en el Paño adquirieron, que vienen a buscar quien los sirva con charidad.

  10. Dicen que jamás se les pega la modestia, compostura, humildad y recogimiento que acá tienen. Que comen con facilidad y parlan y hablan sin ocasión, se quejan sin enfermedad, se cansan sin trabajo, se desvelan sin madrugar, tienen hambre sin ayunar, gruñen y están descontentos como si les debiesen y no les pagasen.

  11. Dicen que se quieren hacer padres de la Religión, fundadores y reformadores, siendo los que más y antes relajan la Religión.

  12. Todo esto lo confirman los propios frailes descalzos contra los del Paño con lo que [161r] ha pasado en otras religiones y con lo que les dicen y enseñan, diciendo que todos los pleitos e inquietudes que han tenido ha sido por los haber admitido, y que luego se sosegaron el día que los tales religiosos se les acabaron y que, tan presto como ellos faltaron, vino la paz, sosiego y quietud.

  13. Dicen más: que como los padres del Paño se han ocupado más en lo activo que en lo contemplativo, cuando mudan hábito y entran en religión que todo es contemplación, desean que los ocupen en cosas exteriores y, si los dejan, como no se aficionan tanto a aquella vida contemplativa, no perseveran, sino que, deseando desocuparse, se entremeten en officios ajenos y se andan por la casa buscando en qué se ocupar. Lo cual, dicen, es contra su recogimiento y nuevas costumbres.

  14. Dicen que en sus conversaciones siempre tratan de las cosas antiguas y ya pasadas en su religión, de capítulos, elecciones, gobiernos, mandos y con esto dispiertan al que duerme y enseñan al que no sabe.

  15. En materia de pleitos dicen que saben mucho y que, si alguna vez se les ofreciere alguna causa o pleito en la Religión, que sabrán salir con la suya y defender su partido; y que siempre la parte contraria andará vencida i.

 

 


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3.  Las razones de los calzados a su favor

 

  [161v] Los hermanos del Paño dan sus razones y hacen sus argumentos, y aun responden a los pasados.

  Lo primero, dicen que esta Religión es suya y es y fue primera vocación para ellos que para los que vinieron del siglo, porque siendo ellos llamados para ser religiosos de la Sanctíssima Trinidad, si, como hallaron aquella regla y religión modificada, hallaran esta primitiva, ésta tomaran y no aquélla; y que en esto se echa de ver cuán cierta y verdadera fue su vocación, porque amaron y apetecieron regla modificada de la Sanctíssima Trinidad antes que otras primitivas. ¡Bueno fuera que porque un caballero me a mí asiento y silla en el zaguán de su casa y no me entre adentro a los aposentos más escondidos, o por no estar hechos o acabados o porque le pareció allí parlar un rato conmigo, hemos de decir que no tengo de entrar allá dentro a parlar con él! ¿Qué hombre hay que, siendo criado antiguo, no se mejore y entre en los officios de más adentro antepuniéndose a los que vienen de fuera? Sino que quiera yo de un golpe pasar a los que ya estaban, aunque sea j tiniendo officios en los zaguanes donde estimaron más un día, por ser orden de la Sanctíssima Trinidad, que millares de ellos 9. Y así, dicen que por no estar hecha esta reforma los recibió la Sanctíssima Trinidad en la casa y zaguán que tenía edificada, aunque fuese vieja, y que quien tuvo k tanta gana de su casa que se contentó con lo que halló y Dios tanto gustó de estar con ellos, que ninguna dificultad hay sino que los entrara más adentro en su íntima reforma si estuviera hecha y acommodada, mejorándolos en hábito y officio, como criados más antiguos, y los antepusiera a los que después venían, pagándoles en eso el gusto que habíen tenido en servirle y agradarle, aunque fuese en religión y regla modificada.

  Dicen que no hay vid tan l vieja que no tenga sarmientos que se puedan trasponer de suerte que, siendo la viña vieja, ella m propia sarmientos para hacerse nueva, pues es verdad que lo que se traspone es el sarmiento, que tiene virtud y fuerza para llevar muy buen fructo, y no es quien se traspone la cepa vieja, pues ésa allá se queda. Y que si los religiosos son hombres de virtud y fuerzas, ésos son los que se pasan y mudan, y no la religión vieja que tuvieron. Y que ellos, como sarmientos nuevos cortados de vid vieja, traspuestos en n tierra nueva, darán antes y más colmado fructo que si la viña se plantara y pusiera de o los granillos del orujo, que de cuatro que siembran los tres se pierden sin llegar a dar fructo. Y así dicen que los olivares del Andalucía son mejores y de más provecho, porque [162r] se ponen de estaca y no de rama. De aquí es que el que quiere ver fructo en sus días del


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jardín o güerta que planta y siembra, hace traer árbores hechos y criados que ya han enpezado a dar fructa, no reparando en que algunos se le pierdan por no ser tan aptos para el trasponer, como las ramillas y matas delicadas, ni reparan en poner un jardinero más que chapode y guíe los tales árbores por p el orden y compostura de los demás. Confirman este argumento con los padres carmelitas descalzos, que, por tener tantos obreros al principio y hombres hechos que vinieron a trabajar de la regla modificada, han visto y gozado en su tiempo del fructo del jardín y güerta, lo cual no hubiera sido posible si dende el principio aguardaran la nueva crianza de las plantas que vienen del siglo.

 Dicen más: que así como Cristo primero vino y llamó al pueblo judaico, porque vino y nació de aquel pueblo, y luego al gentilicio, que estaba apartado y ocupado en sus ritos y adoración de dioses falsos, según lo que dice David, que éstos vinieron de longe y el judaico de latere: Filii tui de longe venient, et filiae tuae de latere surgent 10. Llama hijos a los gentiles y a los judíos hijas, porque los hijos ésos se apartan de su padre, van al campo y a la plaza, pero las hijas andan al lado. Pues pregunto yo: si un padre llamase a sus hijos todos, llano es que habíen de llegar antes las hijas que estaban al lado que no los hijos que estaban fuera de casa y apartados. Así dicen que esta reforma salió de los padres de la Sanctíssima Trinidad y así ellos han de ser los primeros y más allegados que los que están y viven en el siglo, pues ellos son como las hijas que se hallaron cerca y al lado y estotros como los hijos que estaban fuera de casa y apartados.

  Dicen más: que Abrahán, que fue de la casa vieja de Dios q, fue rico y próspero en hacienda y en ganados y que, si fuera en tiempo que vino Cristor predicó pobreza y la enseñó, que nadie le llevara la ventaja en pobreza y desprecio de las cosas de acá; y que si los padres calzados train buenos hábitos y en alguna manera son ricos, que eso es por vivir en la casa vieja de la Sanctíssima Trinidad, que, pasados a la nueva, donde se publica y predica pobreza y desprecio, que es certíssimo nadie les llevara la ventaja. Confírmanlo con muchos que se han pasado a los padres descalzos de san Francisco, que han sido un exemplo y dechado de sanctidad y han sido de grande provecho y consideración, a quien por sus mejoros y particular mudanza [162v] los han constituido y puesto en dignidades y prelacías.

  Dicen más: que más sabe de religión y está más cerca a ser buen religioso un fraile relajado que un seglar perdido, y que más fácil es desmochar un árbor para que lleve fructo nuevo que no plantarlo de nuevo; y que si ellos tienen algunas costumbres antiguas de su religión no contrarias a las que en la reforma se usan s, que fácil es quitarlas o en ellas injerir lo nuevo, y no plantar en la tierra, etc.

 


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Dicen más: que el no admitirlos es soberbia y presunción, pues, siendo ellos tan niños y estando tan en sus principios incapaces de regir y gobernar, apoyar, predicar y acreditar su Religión a trueco de que no haya quien se les anteponga, son como los perros del hortelano, que no comen las berzas porque no son de su manjar ni las dejan comer para quien son.

  Dicen que es verdad que son prudentes y tienen sciencia y experiencia y que saben de pleitos, que todo eso es necesario para que, junto con la simplicidad de los que vinieron del siglo, hagan una religión perfecta y acabada, pues t Cristo no se contentó con decir a sus discípulos que fuesen simples como las u palomas, sino prudentes como las serpientes 11; y que esta Religión, mientras está acá en la tierra, es como el lecho de Salamón 12, que ha menester no sólo niños que duerman en los regazos de su madre, sino fuertes que ciñan espada y cerquen la cama y sepan de pleitos, por los temores y miedos que se pueden ofrecer en la noche de esta vida.

  Dicen que no es vocación diferente la que tienen para venir a la reforma, sino la propia mejorada y perficionada, y que tratar de su regla modificada y costumbres antiguas que es en favor de la reforma. Como v si un hombre, habiendo tenido su mujer coja y contrahecha y fea, y después estuviese sana y hermosa, era en favor suyo tratar y decir de los tiempos pasados, cuando estaba más fea y menos hermosa. Y que todos fueron unos desposorios y casamientos, pues fue la propia religión de nuevo hermoseada, como el ave fénix cuando se renueva y trueca en estado y edad más tierna. ¡Bueno fuera que si al ave fénix, cuando renovada, le dijeran: Oh qué lindas uñas teníades y qué vuelo tan famoso dábades, etc., que se agraviara! Antes se debía holgar y decir: Yo soy la que eso hacía, creceré y enbarnizaré y daré más altos vuelos y tendré mejores uñas. Y así dicen no hacen agravio a la reforma cuando traigan a la memoria las manos hermosas o algunas perfecciones antiguas que tenía su primera mujer y religión modificada, pues es toda una renovada y remozada, a quien podremos decir: crecerá la nueva y veréis más altos vuelos que [163r] ésos y uñas más fuertes para coger almas para Dios y ser de aventajada rapiña.

  A la segunda parte del argumento segundo dicen que, si desaguaron su corazón, fue en cosas de virtud y que es peor traerlo desaguado en cosas del siglo; y que más fácil es traer el corazón de un medio a un estremo que no de un estremo a otro estremo. Y que si la gracia fue poderosa para desarraigar el cuerpo y espíritu del seglar de las cosas del mundo, donde habíe y tenía tantos regalos e intereses, que más poderosa será para desarraigar al padre del Paño de su religión, donde los regalos y gustos fueron bien contados w y apocados; y que si el spíritu lo tuvo allá asido por haber algo bueno, que ya se sabe que lo


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más bueno traba y lleva el corazón, y el refrán español es verdadero: que mi casa por mejoría la dejaría.

  Al tercer argumento -que dice que siempre son flojos en guardar las ceremonias y cosas accidentales que pertenecen al ornato de la Religión, contentándose con las cosas esenciales- responden que la fructa está en dos diferencias de lugares de dos maneras diferentes: en el árbor está acompañada, adornada y hermoseada con la hoja del mismo árbor y que, después de cogida y echada en las seras y capachos, no se le echa hoja, a lo menos tanta, sino cual y cual, porque ya fuera cargar hoja y defraudar la carga de lo esencial de la fructa. Así dicen los padres del Paño que los niños que vienen del siglo son arbolillos cargados de fructa y compuestos con hoja de ceremonias, ojos bajos, modestia exterior, compostura y recogimiento, pero que ellos son cargas, seras y canastos llenos de las cosas esenciales de la Religión y de todos sus trabajos que train a cuestas -in corde meo abscondi eloquia tua x 13-; y que si cargasen de hoja defraudarían y menoscabarían muchas cosas que hacen, a las cuales no podrían acudir si cargasen de hoja de encerramiento, de ojos bajos y grande silencio, porque estas cosas no se compadecen con el continuo confisionario, con el salir a hacer los negocios del convento y acudir a la obra. ¡Bueno fuera que el arbolillo, hermoso con su hoja y fructa, hiciera burla del tendero que tiene ya la fructa apilada y amontonada porque no tiene hoja y tanta compostura como él tiene!

  Dicen más: que, pues en las cosas de trabajo llevan los del Paño la ventaja a los que vinieron del siglo, cuando sea así que en las cosas menudas no tengan tanta cuenta, que les suplan algo y agüen lo uno con lo otro; y que, pues ellos no murmuran porque son para poco los que vinieron del siglo, que callen ellos sus faltas pequeñas, [163v] si bajan o no bajan los ojos. Y de aquí queda respondido el cuarto argumento.

  Al quinto argumento -que dice que los que vienen del siglo están sujetos a engaños porque ellos son simples y los que vienen de otra religión son sabios y prudentes- responden que ya no hay niños en el mundo, antes y, como el mundo se ha trocado, los niños dicen que saben de las malicias nuevas y los grandes de las ignorancias viejas, y así están y quedan más sujetos a engaños los grandes que de otra religión vinieron. Y cuando sea así, que los que vienen de otra religión son los prudentes y los sabios, no es verdad estén sujetos a engaños, pues entre hermanos y religiosos sanctos no se ha de suponer z ni entender tal cosa, sino que el grande con su sabiduría enseñe al pequeño y con su prudencia lo guíe y defienda.

  Al sétimo -de que los edificios nuevos no se traban con los viejos- dicen que es verdad, pero que un religioso, cuando viene a tomar hábito


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reformado, no es edificio viejo, sino piedra que se quitó y desencasó del edificio viejo, y una cosa es asir y trabar el edificio viejo con el nuevo, otra cosa es aprovecharse de los materiales y piedras del edificio viejo.

  Al sesto -habíemos olvidado- y responden que, si por necesidad echan de ellos mano para los officios, que les hacen cortesía, pues en tiempo de necesidad los sirven y, en tiempo que la Religión está tan llena de penitencias y mortificaciones, la mayor parte le ha de caber al prelado que al súbdito. Y así les será más meritorio ser prelado que súbdito. Dicen que si en ellos entran las prelacías no las sabrán dejar. Nadie puede envidiar eso, si no es el ambicioso y el soberbio, pues el humilde siempre se ha de holgar que haya otro que mande para que él tenga a lugar a ser humilde. Que si son prelados guiarán las cosas de la Religión por el camino viejo. Lo niegan, que más fuerte y poderoso es un río y, si rompió madre por camino diferente, olvida la primerab y jamás torna por allí.

  Al octavo -decir que siempre se hacen legisladores de leyes que no han de guardar- dicen que no es falta, sino mucha perfección, descubrir muchos inconvenientes que experimentaron para que se hagan leyes contra ellos y que, si no las guardaron ellos, que por eso viven y están en Religión donde han de dar cuenta de la vida que hacen y las leyes y costumbres [164r] que guardan.

  Al nono -que siempre andan llenos de achaques, emplastos y dispensaciones- dicen que ellos vienen a ser sanctos y que no pide Dios a cada uno más de lo que puede y que, pues es reforma llena de charidad, amor y tiene obligación a hospitalidad, que la ejerciten con sus hermanos, que son los que deben estar en el primer lugar, pues la charidad ha de enpezar de sí propio. Y que, puesto caso que ellos estén rendidos a la obediencia y tengan deseo grande de salvarse y ser sanctos, que más vale tener a un sancto en la cama que no a uno que no lo es en el púlpito; cuánto más que lo niegan y dicen que ellos son los fuertes, los sanos, y que los niños que vienen del siglo se quebrantan y enferman con facilidad.

  Al décimo, dicen que es falso y que, como los que vienen del siglo tienen miedo a los que vienen del Paño, este miedo les hace soñar que hablan, que gruñen y que hacen las demás cosas que en aquel argumento alegan.

  Al undécimo -de que se quieren hacer padres de la Religión y reformadores- dicen que, siéndolo todos los que entran primero, a ellos les cabe más parte, pues trabajan como hombres y ellos como niños; y que esos títulos y nombres ellos no los buscan, sino que el pueblo se lo da a sus canas, edad y vejez.

  Al duodécimo -que en esotras religiones ha habido discordias entre los unos y los otros, y que los padres carmelitas descalzos no tuvieron paz hasta que los echaron y quedaron solos- responden que en estas


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discordias y riñas ellos no han hecho más de defenderse de las inquietudes que les han procurado los que vienen del siglo; y que los padres carmelitas ahora, cuando dicen eso, ponen los ojos en algunos trabajillos que tuvieron al principio con los frailes calzados de afuera, que los pongan en muchos sanctos que tuvieron de adentro, un fray Juan de la Cruz, sancto y tenido por sancto, un fray Antonio de Jesús y otros muchos, y muchos provechos que con ellos tuvieron.

  Al decimotercio -de que vienen enseñadosc a lo activo, etcd- responden que la vida activa agrada mucho a Su Majestad y es sanctíssima, no obstante que sea más perfectae la contemplativa, y que la Religión ha de tener quien acuda a lo activo y a lo contemplativo y, así como un contemplativo es amigo de entremeter su contemplación en cada officio y cosa que obra y hace, así el activo, porque desea no estar ocioso. [164v] Cuánto más que lo niegan y dicen que mejor se apañan a la contemplación que los que vienen del siglo, pues es más fácil hacer un buen contemplativo de un buen activo que no de uno que no supo lo uno ni lo otro.

  Al decimocuarto f, que si en sus conversaciones hablaren cosa que no sea conforme su Religión y hábito, que los reprehendan y castiguen, que para eso vienen, para se mejorar y purificar de lo que allí no era tan bueno.

  Al último -de que saben de pleitos y saldrán siempre con la suya- ya queda arriba respondido y que ellos habíen de agradecer el tener en su compañía quien sepa lo que ha menester para que los defiendan y no los engañen.

 

 

4.  Respuesta a unos y a otros

 

  Respondamos ahora a los unos y a los otros y digamos que, si esto se hubiese de entender absolutamente y querer dar regla general de lo uno y de lo otro, ni los unos ni los otros tienen razón.

  Es infalible g que no conviene recebir a todos los que vienen de los padres del Paño, porque entre todos se podrían verificar los argumentos puestos por la parte contraria, sin admitir respuesta ni solución. Y si les abriesen a todos la puerta con decir "a casa me voy, de casa me vengo, no es afrentosa cosa irme ni venirme", cada día los tendríamos haciendo mudanzas, inconveniente grande para los unos y para los otros, pues tantas cataduras podrían hacer a una olla que la desflorasen y dejasen flaca. Y, para mí, los que se van y vienen desfloran este sancto modo de vivir, pues es verdad que cualquier jardín, por hermoso que sea, si se hace calle y paso común, lo destruyen y asuelan. Que por eso llamó la esposa al suyo güerto cerrado 14, porque en absencia del


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dueño se cierra para los no propios y en presencia se torna a cerrar en entrando dentro los propios. Y en buena crianza española, la puerta se ha de dejar como la hallamos, y tengo por cierto que la puerta de la Religión ha de estar cerrada y guardada, no entre algún perdido y por ella hagan paso; y, después de haber entrado uno, ha de tornarse a cerrar como se estaba. Y que sea como las puertas de los conventos, que son de golpe y ellas se cierran y con facilidad, al que arrempuja con fuerza y gana, se abren. Y así se deben abrir las puertas de la Religión al que con sus buenas partes y vocación las abriere h.

  Bien se deja entender que para hacer mudanza uno del siglo ha menester grande y verdadera vocación. En común esto. Pero para hacerla un padre del Paño por cualquier antojo se determinará por lo poco que le parece que hay de la reforma a la modificada. Paréceme es como cuando un hombre quiere ir a ver un su amigo a Toledo. Para determinarse, ha menester mucho porque ha de aprestar dineros, mula y otras muchas cosas por alejarse de su casa. Pero las vecinas se visitan cada momento [165r] con la rueca en las manos, sin pensar do van ni qué quieren; cátalas en la casa ajena no más de por tener que parlar y llevar y traer nuevas; y como las unas y las otras saben los rincones de casa, son malas riñas entre vecinas. Pues digo que los que vienen del siglo, como se alejan mucho i cuando entran en la Religión, han menester aprestar mucho y mirarlo más. Pero los padres del Paño, como vecinas, esles fácil venirse y irse con sólo achaque de ver qué se hace y de parlar y entretenerse; y, como gente que tanto sabe de casa, suelen ser las discordias grandes, como se alega bien en el argumento. Y así es menester advertirles al principio si es vocación o sueño la que los trai a hacer esta mudanza, y aun hacerles algunas más pruebas que a los del siglo, por cuanto los del siglo, para hacer tan grande mudanza, han menester grande fuerza.

  Más: la Religión es comparada al reino de los cielos, para donde son muchos los llamados y pocos los scogidos 15. Y así no se deben de admitir a todos los que quisieren venir de la regla modificada. ¿Qué hombre va a la plaza o feria a comprar cualquier cosa que no aborrezca el comprar a montón, sino que guste y algo más por scoger? Pues ¿por qué en la Religión, que es mesa de Dios, se ha de poner manjar y fructa que no sea muy escogida? Que por eso la esposa alabó tanto a su esposo y dijo dél tantas propiedades y perfecciones, por ser electus ex millibus 16, porque lo anduvo a buscar su esposa entre millares. Y así deben ser escogidos los que han de entrar en la casa de Dios. Y para que salga el pan floreado ha de ser el trigo muy bien ahechado y mondado y la harina muy cernida.

  Esto de decir recebir a todos es cosa que ofende. Pues la reforma ya se apartó del Paño, es bien que entiendan sólo tienen parte los


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humildes, los sanctos y aquellos a quien Dios trujere a la nueva reforma. Y que no se vuelva casa de concejo para todos los que quieren, que es imposible entre todos dejar de haber alguno que alborote el hato y destruiga la reforma. Que ésta fue la causa por qué en aquellas solemnes bodas de aquel grande padre de familias entró el otro sin vestidura de boda 17: por abrirse las puertas para tantos convidados.

  Más: las religiones modificadas, como más amplias, caben más y entran más; las reformas, como más strechas, entran menos y caben menos. Las primeras son como criba y cedazo claro, que suele pasar de todo; las reformas deben ser cedazo espeso y criba menuda.

  Tanpoco es bien dar regla general y decir que no se reciba ninguno, porque es palabra de soberbia para los que están acá dentro y pensar que ellos solos arrendaron y compraron la Religión y que se quieren alzar con ella; y tendría fuerza el argumento que los contrarios hacen diciendo que, porque no haya quien mande, sino sólo ellos, no quieren admitir a los que lo merecen y que se temen no entre el tuerto por ser los ciegos [165v] reyes. Y no es razón, porque enpiece la fructa nueva, echar en la calle la fructa vieja y la que se guardó con cáscara, pues es verdad que las cosas que en sí se conservan no pierden, sino ganan por viejas. ¿Quién puede negar sino que hay muchos muy sanctos y muy siervos de Dios que desean mejorarse y perficionarse y que vienen a buscar más rigor, más perfección, más virtud y más humildad, y que vienen huyendo de aquella publicidad que allá tienen, deseando un pobre rinconcito en la descalcez? ¿Quién duda sino que hay muchos que serían de mucho y grande provecho para ayudar a predicar, confesar, leer y ayudar en muchas cosas de grande consideración?

  Yo supongo que estén relajados los padres del Paño y que cuando vienen a la descalcez tienen algunos defectos. Pregunto yo: cuando un hombre enpieza a pintar, ¿no es menos mal tener delante los ojos una pinctura vieja e imperfecta que no pinctar de su casco quien nunca pintó? Es llano, porque quien no sabe y pincta sin retrato ni dibujo delante, sacará un mico por sacar un hombre y, en fin, con el retrato delante, pincta lo que ve y añade j lo que su ingenio le enseña. ¡Bueno fuera que enpezáramos una religión con sólo seglares sin que hubiera algunos, aunque imperfectos, delante de quien pudieran trasladar algo, añidiendo sobre aquello lo que Dios les inspirase! Y más, que el otro dijo -y dijo bien- que tanto le importaba oír un mal predicador, para guardarse de los defectos que tenía en el officio, como oír a un buen predicador para imitarlo. Y el tener delante los ojos las demás religiones relajadas no es de poca consideración, pues con sus quiebras nos están enseñando cómo hemos de reparar las partes flacas y fortalecerlas con virtudes para que no vengamos a dar en el propio inconveniente.

 

 


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5.  Más razones de los calzados

 

  Alegan más los padres del Paño y dicen que una religión perfecta y acabada no es otra cosa sino un colmo de virtudes en el alma y de perfecciones en el cuerpo, perfectos en lo natural y en lo sobrenatural, y que, dado caso que ellos se hayan relajado en lo sobrenatural y en lo interior, no tiniendo tanta humildad, charidad y mortificación como los descalzos que vinieron del siglo, pero que en lo exterior y natural están muy perfectos y acabados, son hombres de bien, bien hablados, comedidos, bien criados, saben hacer diferencias de tiempos y de personas, respectan según la calidad de cada uno dándoles [166r] lo que es suyo. Finalmente, estas cosas exteriores las hacen y ordenan en peso y en medida, dado que Dios permitió que en el interior hayan desdicho. Pero de los que vinieron k de l seglares, dicen que les falta lo uno y lo otro: fáltales lo interior por haber vivido en el siglo, donde todo es perdición; fáltales lo exterior porque, siendo mozos o muchachos, no se vieron en esa ocasión de aprenderlo ni de quien se lo enseñase. Pues demos caso que éstos entren en religión donde se hallen solos y que la fuerza del spíritu y deseo de Dios les componga el interior. Es llano que, no habiendo quien enseñe a este hombre exterior, se ha de quedar con mill malos resabios en muchas cosas, sin crianza, miramiento, respecto y otras cosas que siguen y componen la pulicía exterior; y siendo hombres perfectos en lo interior y inperfectos en lo exterior, serán imágines medio acabadas y no religión perfecta. Como los criados de David, que vinieron las medias barbas hechas y a medio rapar 18, deshonra grande y afrenta para David, que se habíe de servir de hombres perfectos m, acabados y de buen parecer.

  Confieso que, siendo fraile del Paño y predicador y hombre que trataba de mi conciencia, ya que no fuese con las veras y sentimientos que los descalzos verdaderos, fui un día a un convento de frailes descalzos y pedí un religioso con quien estar un rato. Diéronme un hombre mozo y, en entrando n en la conversación, enpieza a fervorizarse y a predicarme como si yo fuera moro o no estuviera convertido, de suerte que aquello no me sirvió de edificación y provecho, sino de murmuración. Nosotros tuvimos otro religioso de estos buenos hombres que a cualquier hombre que confesaba le sacaba un Cristo y le predicaba o como cuando convierten en los púlpitos a las mujeres malas. Y una vez, yéndose un religioso a reconciliar con él, cogiólo despacio de suerte que él pudo hacer sus ensayos y visajes, y no paró hasta que el pobrecito religioso se le desmayó y hubiera vuelto medio loco. Estos tales deben de tener p compuesto el interior y descompuesto el exterior, sin la crianza, miramiento y respecto que se debe a cada uno. Y dicen los padres del


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Paño que, cuando ellos sean tan inperfectos en lo interior que tengan necesidad de aprender de los que sólo han sido descalzos, pero que por lo menos no les podrán negar los que vinieron del siglo q sino que son muy ignorantes en lo natural y que, para que no hagan yerros y boberías, han menester quien les corrija y enseñe en lo exterior y natural.

  [166v] Dicen más: que más estima una cosa quien más da por ella, particularmente si se la hacen comprar a cuya era por precio subido, y que siendo este hábito suyo se lo hacen comprar con precio más subido que a el seglar, pues en la entrada entran con votos y aprobación para el hábito y profesión y año de noviciado con la mortificación del acommodarse con los niños que vinieron del siglo; y que es llano que menos da un niño por una cosa cuando da cuatro reales, sin saber lo que son cuatro reales, que el hombre que sabe que cuatro reales son ciento y treita y seis maravedís. El niño seglar que entra religioso antes de saber qué es propia voluntad, qué cosa es honra, letras, púlpito y gravedad -hacienda que pocas veces se da y entriega a los de tierna edad- da mucho menos que el religioso del Paño, que deja sus pucheros, su honrilla, su púlpito y sus letras, y negando y aborreciendo lo que antes amaba y, como r persona que tanto le cuesta lo que ha comprado, lo estima en más, precia y hace caso.

  Dicen más: que ordinariamente son buenos jugadores los que en algunas ocasiones han perdido, porque las pérdidas pasadas les han hecho abrir los ojos; y las guchilladas recebidas en el primer hábito los hace buenos zurujanos y entran ya en la reforma alerta, atentos, apercebidos, recatados, mirados y con deseo grande de quitar y apartar todo lo que en la ocasión pasada les hizo daño. Siempre que Cristo curaba o sanaba algún enfermo, le ataba la enfermedad al dedo con el hilo de la consideración para que dispertase y fuese cauto s de allí en adelante para que no le sucediese otra cosa peor 19.

  Dicen más: que Cristo no desechó la Madalena porque supiese de amores ni a Matheo porque supiese de trampas, antes se aprovechó de la prudencia que tenían para que, siendo hijos de la luz, se aprovechasen de ella para los negocios de su salvación. Y dado que en ellos hay estos dos afectos viciosos, trocados en la reforma serán de grande consideración para más servir a Dios.

 

 

6.  Recibir al que viene tocado de Dios

 

  Concluyamos este capítulo. Mis charíssimos hermanos, no reciban a todos los que del Paño vinieren, que, como queda dicho, comprar a bulto es falta, pero, puesto caso que hay aprobación para el que viene y año del noviciado 20, ruégoles por las entrañas de Cristo que el que


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viniere tocado de Dios, con humildad [167r] y deseo de más agradar a tan buen Señor, que lo reciban con entrañas amorosas y llenas de charidad. Miren que negar a un alma el mejoro de su vida es grave culpa y defraudarle a Dios su caudal y hacienda. Miren que Dios, que fue poderoso para mejorarlos a ellos y hacerlos de seglares hijos suyos, mejor perficionará al que viene del Paño el medio camino andado. Miren que más hace el hombre que se hace niño para salvarse que no el niño que se hace hombre para perficionarse.

  Es llano que, para ser uno perfecto, si es hombre, se ha de hacer niño y, si es niño, se ha de hacer hombre, porque entramas a dos cosas ha menester el que hubiere de ser sancto: ser hombre para vencer dificultades y ser niño para sufrir trabajos y humillarse. Pues pregunto yo, ¿cuál es más: un hombre hacerse niño o un niño hacerse hombre? Es llano que es más un hombre hacerse niño, porque un niño hacerse hombre es ir y andar hacia delante, y hacerse un hombre niño es volver atrás. No nos espantamos de que el sol camine, nazca y se ponga; y hoy en día estamos asombrados de aquellas líneas que volvió atrás el relox de Acab t, de quien dice Esaías 21. Yo no me espanto de ver un niño barrer y hacer los demás actos de humildad que hay en una sancta reforma, porque eso es caminar el sol adelante y ése es officio de niños, pero que un hombre, uno que ha sido predicador, maestro y persona grave se junte con los niños y se humille con ellos a que le enseñen el Christus de la doctrina cristiana y que, quien iba tan adelante que predicaba a otros, ya él sea oyente de un frailecito que sólo enseña lo que el día antes le enseñó Dios en la oración, ése es milagro que, cuando se hace y sucede en una religión, dura siempre.

  Ha muchos días que leí la vida del padre Borja y cómo fue de la Compañía de Jesús y cómo era compañero de cocinero quien habíe sido duque y tendría él en otro tiempo hartos de sobra. Jamás he podido olvidar este milagro, y no reparo yo en los que ahora veo en nuestra Orden, aunque frieguen los frailes y barran, etc. Es esto: que sólo se tiene por milagro lo que es fuera de la naturaleza y es extraordinario. Y estas a dos cosas tiene el sujetarse un hombrazo y lleno de honra y letras a un niño lleno de humildad e ignorancia. Estos son milagros que no se han de estorbar, porque en estos u sujetos es Dios el que pierde, y no menos que aquellas tales almas; y bien se echa de ver tiene gana de ellas, pues para las traer a sí hace con ellas milagros y cosas fuera de la naturaleza y extraordinarias v.

 

 

 

 


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[168r]     Jhs. M.ª

 

 




a  corr.



1 Cf. Gén 25,22-26.



b  sigue uno tach.



c sigue dese tach.



2 Cf. Gén 13,2-12.



3 "Palabra bárbara, muy usada, con que damos priesa a que se haga alguna cosa; vale lo mesmo que presto" (Covarrubias).



d ms. Esa



4 CfGén 25,25-26.



5 Cf. Gén 32,25-30.



e  sobre lín., en lín. el más tach.



6 Cf. Gén 25,33; 27ss.



7 Cf. Tit 3,9-11.



f  corr.



8 Cf. Jn 3,4.



g  al marg. ojo



h sigue qu tach.



i sigue al marg. scrívanse más si las dieren y espacio de 20 lín. en blanco.



j  sigue con los tach.



9 Cf. Sal 83,11: "Quia melior est dies una in atriis tuis super millia".



k sigue gana tach.



l sigue s tach.



m sigue de tach.



n rep.



o sigue grani tach.



p  sigue la tach.



10 Is 60,4.



q sigue y de la tach.



r sigue pedri tach.



s corr.



t  sigue co tach.



u sigue serpientes sino tach.



11 Cf. Mt 10,16.



12  Cf. Cant 3,7.



v sigue de tach.



w sigue mezqui tach.



x  in-tua al marg.



13 Sal 118,11.



y sigue q tach.



z corr. de presuponer sigue tal tach.



a  sigue de tach.



b corr.



c  ms. enseñado



d sigue que tach.



e sigue que tach.



f ms. décimo14



g ms. infalibre



14 Cf. Cant 4,12.



h  corr.



i sigue en tach.



15 Cf. Mt 22,14.



16  Cant 5,10.



17 Cf. Mt 22,11.



j  ms. ayade



k  de los que vinieron sobre lín.



l corr. de los



18 Cf. 2 Sam 10,4-5; 1 Crón 19,5.



m sigue y tach.



n corr. de entrándome



o ms. pedricaba, sigue q tach.



p corr. de tienen



q  los que-siglo sobre lín.



r sigue cosa tach.



s ms. capto



19 Cf. Jn 5,14.



20  Véase cuanto dice al respecto en Memoria de los orígenes de la descalcez trinitaria, 45,9 (II, 385-386).



t  al marg. vide



21 Cf. Is 38,8.



u corr.



v sigue medio f. en blanco.






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